Liliana Durán, estrella por derecho propio. Fuente: Grupo de Facebook Televisión y Cine en Retrospectiva. |
No, no era fea. Fuente: Revista Encuadre No. 62 |
Liliana Duran Leal nació el 1⁰ de mayo de 1932 en Elda, Alicante (España). Era hija de Expósito Durán, quien había ejercido como gobernador de Gerona por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), además de asesor del movimiento sindical en el área de las comunicaciones. Luego de la guerra civil española, la situación se tornó peligrosa para él y su familia, por lo cual optaron por salir como refugiados republicanos y se radicaron en México. Allí llegó Liliana a la edad de 6 años.
Fuente: Libro Amores Públicos, Fundación para la Cultura Urbana. |
Aún adolescente, Liliana se propuso ser actriz y se estableció como meta que desistiría de sus sueños de gloria si no lograba un sitial en su profesión en los próximos cinco años. Afortunadamente, ya a los 20 años de edad su presencia había sido notada en el panorama cinematográfico mexicano, donde filmaría 15 películas. Esos años representaron para ella la confirmación de que su vocación era verdadera y, por ello, vale la pena conocer un poco acerca de esa experiencia cinematográfica.
En su blog errataspuntocom (2), el periodista y escritor Eduardo Mejía señala que Liliana Durán «se hizo actriz en el cine mexicano; tuvo muy pocas apariciones, en un periodo muy breve, y en ninguna de sus cintas le dieron un papel principal, aunque en tres de ellas es muy destacado; después de sus mejores actuaciones desapareció del panorama cinematográfico, y sus apariciones posteriores fueron en la televisión venezolana».
Cartel de La Tienda de la Esquina, donde Liliana figuraba en la cola del elenco. Fuente: Blog Yo no soy de esta época |
Sus primeras incursiones como intérprete se produjeron en el teatro en 1949, luego debutó en el cine en 1950 con un papel secundario en la película Donde nacen los pobres, protagonizada por Abel Salazar y Amanda del Llano. A esta cinta le seguiría ese mismo año Tacos joven (El poder de los hijos). El director José Díaz Morales le asignó un papel de mayor peso en La malcasada (1950), convirtiéndose en su mecenas dentro del cine mexicano, al trabajar con él en siete cintas.
Liliana en una escena de El dinero no es la vida. Fuente: página venezuelamiamor.maxbb.ru |
Cartel de Salón de Belleza. Fuente: Blog Primordiales |
Cartel de Noche de Perdición. Fuente: Blog Caminando en el tiempo |
Luego filmaría El Mil amores y Escuela de Vagabundos, dos clásicos protagonizados por Pedro Infante bajo la dirección de Rogelio González. En la primera, Durán es la novia de Infante, e hija de la excelente Emma Roldán. Para el periodista Eduardo Mejía, en esta cinta Liliana «parece más bien mustia, y en desventaja frente a una (Rosita) Quintana que por esta vez no es cachonda, sino desamparada. Durán la aventaja: más suelta, más guapa, más simpática y más pícara, lo que no lo expresa con palabras, sino con miradas incitadoras que disimula cerrando los ojos cuando parece que va a descararse; el tono de voz es de señorita mimada, y sólo al final, cuando los enredos que provoca (Joaquín) Pardavé hacen creer a Roldán y a Durán que Infante es casado y con hijos –comedia que habían armado para desilusionar a Quintana— Roldán y Durán se revelan ambiciosas e interesadas, lo que aprovecha Infante para deshacerse de ellas».
Fuente: Imdb.com |
Siguiendo nuevamente a Mejía, Escuela de
En una escena de Escuela de Vagabundos. Captura de pantalla |
Su siguiente cinta, y la última durante más de 15 años, fue El sultán descalzo, de Gilberto Martínez Solares, una cinta de regular calidad, en la que según Mejía, ni en las reseñas incluidas en las dos ediciones de la Historia documental del cine mexicano, ni en la del volumen dedicado al cine de Tin Tan, se repara en la presencia de Durán. Ella tiene un papel memorable: esposa del policía Joaquín García Borolas, declara que todos sus vecinos son sus "compadres", y le confiesa que, como él trabaja por las noches, Tin Tan la pasea, la lleva a bailar y la divierte en su ausencia:
Cartel de la película. Fuente: filmaffinity.com |
Para Mejía, esta cinta, no muy buena, se salva por Liliana Durán «bella, atractiva, graciosa y provocativa. Y por desgracia, cuando parecería que se encaminaba a una carrera más provechosa, emigró a Venezuela; su huella en nuestro cine es endeble, pero con unas cuantas actuaciones permanece como algo que pudo haber sido y no fue».
Liliana en una escena de El mil amores. Captura de pantalla |
«Yo estaba feliz…Venir a este país tan determinante para el crecimiento de mi carrera y meca consagratoria para los mexicanos. Y una vez que me vi en Caracas, estaba segura de que me iba a incorporar a su dinámica apenas “me descubrieran” y tendría ofertas imposibles de rechazar que ni siquiera mi esposo se podría negar a que yo fuera totalmente feliz.» (4)
Liliana en 1957. Fuente: Televisión y Cine en Retrospectiva. |
Para ella, era fascinante codearse con grandes pioneros de las tablas en nuestro país como Juana Sujo, Alberto de Paz y Mateos, entre otros:
Yo empecé aquí haciendo el llamado gran teatro del mundo. Hice Shakespeare en Sueño de una noche de verano, Medida por medida y Otelo; El amor de los cuatro coroneles, de Pirandello; El jardín de los cerezos, de Chejov; María Estuardo, de Schiller; La muchacha del campo, de Clifford Odets. También hice teatro venezolano, estrenando María Lionza, de Ida Gramcko; Chúo Gil o Los Tejedores, de Arturo Uslar Pietri; Okey y Asia y el Lejano Oriente de Isaac Chocrón. También el buen teatro, incluye piezas populares como El Espíritu Burlón, de Noel Coward o las miles de veces representada por todos Vidas Privadas. Con la empresa Bulgaris del Teatro Chacaíto, Descalzos en el parque y Hotel Terraza Suite. En fin, siempre hice el mejor teatro. También en televisión, más de un centenar de piezas de autores universales.(5)
Jairo Carthy, Alicia Álamo, Laura Zerra y Liliana en El Gorro de Cascabeles. Fuente: Blog de Jairo Carthy |
En su entrevista a Liliana, Ricardo Tirado le pregunto por qué siendo una figura eminentemente cinematográfica, sus películas en Venezuela eran tan escasas. Ella le respondió: «Cuando llegué a Venezuela, el medio más fuerte era y es, la televisión, como único capaz de garantizar un trabajo estable y un buen contrato que te permitiera vivir decentemente. También en ese entonces se hacían pocas películas. Pero lo más definitivo para decir no al cine hecho en casa, es que muchos de los asuntos o guiones que me han ofrecido no me han interesado. Te piden desnudos o hablar como una malandra con una sarta de palabras obscenas o que trabajes por un sueldo mínimo o gratis, preferiblemente. Si cualquier producción cuesta millones en cine, ¿cómo es que no tienen asegurado el sueldo de los actores que dan la cara? En el teatro tal vez eso se pueda hacer. Puedes transigir, porque son otras circunstancias, y si te llena espiritualmente, bueno, tal vez. De hecho lo hice en más de una oportunidad en el pasado y lo volvería a hacer si fuese necesario».
Liliana en los 70. Fuente: RCTV / revista Estampas |
También se refirió a Cuando quiero llorar no lloro (1974), a la que calificó como «una obra redondita, o mejor dicho una pieza maestra dentro de todo lo realizado hasta ahora, e inició todo un boom para el cine latinoamericano, liderado por el cine hecho en Venezuela. Es que el libro de Miguel Otero Silva es una maravilla, como también la adaptación y guion de Wallerstein y Román Chalbaud, además de contar con un elenco fabuloso».
En Historias de Amor y Brujería, de Carlos Cosmi. Fuente: Grupo de Facebook Televisión y Cine en Retrospectiva. |
Liliana se incorporó a la televisión al poco tiempo de llegar a nuestro país y en un medio tan joven logró destacar en teleteatros y telenovelas. En 1957 protagonizó La Solterona, junto al galán Héctor Hernández Vera. Otros dramáticos en los cuales aparecía como figura principal fueron La muda, La otra cara y La desheredada.
Liliana Durán y el recientemente fallecido Aldo Monti. Fuente: revista Encuadre No. 71. |
A mediados de los 70 la actriz regresó a México para una telenovela que le dedicó Carlos Olmos, autor de la afamada Cuna de Lobos, la cual se llamaba Una Grieta en el espejo; «me tocó empezar de nuevo, con todo y que me brindaron un crédito especial que decía “Con la presentación en la TV mexicana de la actriz venezolana Liliana Durán”. También hice una película Los corrompidos, que no fue la excepción».
En esa época, Liliana trabajaría en la Corporación Venezolana de Televisión (CVTV) en telenovelas como La Inolvidable, junto a Manolo Coego; y Volver a vivir, una historia vespertina de suspenso protagonizada por Carmen Julia Álvarez y Héctor Myerston, además de Giove Campuzano, cuyas villanías harían las delicias de los televidentes.
La inolvidable Carmela de Estefanía. Captura de pantalla de la telenovela. |
La década de los 80 hizo posible diversificar su galería de personajes: interpretó a la perversa Miss Janet, una villana, esta vez en los tiempos de los lords ingleses en La Hija de Nadie (1981-82); fue la madre de Mayra Alejandra en la fallida novela de suspenso El esposo de Anaís (1980); progenitora de Lucio Bueno en Muñequita (1980) y madre de Jean Carlos Simancas en Marielena (1981). En Angelito (1981) era amiga de Inés (María Conchita Alonso).
Una envejecida Liliana junto a Doris Wells en La Comadre, Fuente: revista Estampas. |
Reaparecería en la señal de Venevisión —en su última etapa frente a las cámaras televisivas— en las telenovelas Cantaré para ti (1985); Amor de Abril (1988), La Mujer Prohibida (1991) y Peligrosa (1994-1995), donde se despidió con una villana elegante, Leandra.
Juan Carlos Vivas, Francisco Ferrari, Liliana Durán y Víctor Cámara, parte del elenco de Peligrosa. Fuente: Fotogramas |
En esa ocasión, Liliana manifestó que se consideraba hogareña y familiar. Aseguró que le encantaban las manualidades, coser, tejer, cocinar. «Me encantan mis nietos, a quienes adoro, y cuando no hago nada de eso que mencioné, leo. Suelo leer mucho y escucho música en la tranquilidad de mi casa, lo que me sirve para reflexionar, organizarme, contestar la correspondencia. También me encanta viajar. Aparte de mi residencia caraqueña, tengo un apartamento en la isla de Margarita, y como si fueran míos, uno en Madrid y otro en París. Digo como si fueran míos porque allí viven mis dos hijas casadas que frecuento, como es natural, cada cierto tiempo».
Liliana, gran dama de la televisión venezolana. Fuente: RCTV |
Retirada de la vida pública a finales de los 90, se residenció en la isla de Margarita donde dejó de existir el jueves 24 de agosto de 2006, deceso del que este año se cumple ya una década.
Referencias bibliográficas
(1) Tirado, R. (2004). Amores Públicos. Fundación para la Cultura Urbana, Caracas.
(2) Mejía, E. (2015). Reivindicación de Liliana Durán. Blog errataspuntocom, publicado el 27/07/2009, México, [texto en línea], consultado el 14/08/2016, disponible en http://errataspuntocom.blogspot.com/2009/07/reivindicacion-de-liliana-duran.html
(3) Ibíd.
(4) Tirado, R. (2000). op. cit.
(5) Tirado, R. (2000). op. cit.
(6) Tirado, R. (2000). op. cit
Siempre me había pregunta que habría sido de su vida, pues no sabia que había muerto. Por lo menos en lo que respecta a físico, era un camaleón: en cada película parece otra persona.
ResponderEliminarJuan Bravo
Excelente actriz...la Señora Liliana Duran, la recuerdo con mucho cariño, pues fui un niño novelero y tengo tantos recuerdos de ella, de su "Garbo", de su altiva presencia en la pantalla, muy sexi...hoy la comparo físicamente con la otra gran actriz Yajaira Orta, tiene mucha semejanza hasta en la actitud. De la Sra. Liliana recuerdo especialmente su papel (espectacular) en "Estefania". Hace años descubrí que no era venezolana, lo lamenté...pero en verdad fue nuestra...Dios la tanga en su gloria. Gracias a quienes dedicaron este trabajo a la Sra. Liliana, hace tiempo he estado buscando información de ella y no existía nada en internet. Felicitaciones por colocar un grano de arena, en las páginas de nuestra memoria tecnológica...
ResponderEliminarson mi favorita
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