Francisco Javier Ibarra. (Foto cortesía Abaco Art Gallery & Store) |
La primera impresión que ofrece Francisco Javier Ibarra a su interlocutor es que se está ante la presencia de un emprendedor, en el sentido estricto de la palabra. Por fortuna, también es un artista. Nada más inicia la conversación, enumera sus proyectos —a ejecutarse o en ejecución—: un video sobre Emerio Darío Lunar, la edición de tres libros propios, la organización de la gira Periplo Ilustrado, la exposición Color Vital, junto a César Rondón Arriaga (quien retoma su labor como pintor), actualmente en el Club Italo; y hasta la propuesta de creación del Museo de Arte Contemporáneo de Cabimas.
«Yo veo arte en todos lados», dice. «Veo exposiciones con músicos, fotógrafos, pintores, todos integrados, acá en Cabimas. Necesitamosvolver a nosotros, reivindicarnos con la naturaleza humana y nuestra ciudad».
Francisco nació en este municipio petrolero en 1976, aunque su origen familiar tiene una historia muy particular: «Pertenezco a la cuarta generación de los Ibarra. Mi bisabuelo vino de Siria con sus hermanos, en la búsqueda de una vida mejor. Sin embargo, fueron perseguidos al poco tiempo de su arribo por circunstancias de la época, que aún no tengo claras; ellos huyeron al monte y luego se separaron. Un guardia ayudó a mi bisabuelo y él, en su honor, se rebautizó como Francisco José Ibarra. Él le pondría a su primer hijo Francisco Manuel y este llamaría a mi padre Francisco Antonio, quien para seguir la tradición introdujo una ligera variante: me llamó Francisco Javier y a mi hermano Francisco Alejandro».
El Rincón del Compositor. Obra de Francisco Ibarra. Fotografía cortesía Abaco Art Gallery & Store |
— Yo pinto desde niño, desde que tengo uso de razón. La pintura siempre fue una alternativa de distracción, un hobby, y sí, una necesidad de crear algo.
Recuerda que compró tres tejas, una lata de chimó y plasmó una de esas escenas con casitas de los Andes. Una semana después, las hormigas habían devorado sus obras. Más tarde, tomó unas latas de pintura sobrante en su casa, preparó unos lienzos e hizo uno de sus primeros cuadros. «A mis amigos les gustaban e incluso me pedían que se los vendiera, claro, muy económicos, pero por lo menos me permitió seguir comprando materiales para continuar con mi labor».
Detrás del Huerto, de la muestra Color Vital actualmente exhibida en el Club Italo en Cabimas. |
de café…aprendí a ser yo mismo».
Espejismo No. 5. Obra de Francisco Ibarra. Fotografía cortesía Abaco Art Gallery & Store |
Dominical 9-55. Serie Las Memorias del Aire. Fotografía cortesía Abaco Art Gallery & Store |
— Del 2004 al 2009 estuve viajando periódicamente a España. En 2007 presenté Las Fábulas de Cuervococo en varias ciudades de España y en el Boulevard Voltaire, en París. Ese año también abrí Própera Parada (Barcelona) y Próxima Parada (Cabimas y Oranjestad, Aruba).
Mayo Crepuscular. Fotografía cortesía cortesía Abaco Art Gallery & Store |
Una de las particularidades de su obra es el uso atrevido del color, especialmente en esta etapa de su vida creativa. Los elementos figurativos asoman desde el lienzo, a veces fragmentados, con trazos irregulares, aunque perfectamente definidos. En ocasiones la síntesis pictórica lleva a la simbología y raya en el abstraccionismo, algo que él considera como el próximo paso a seguir. «Me gusta que se vean trazos de carboncillo del dibujo que da origen a mis cuadros. Eso que para muchos es un defecto, para mí es un atractivo», agrega.
En pleno proceso artístico. Fotografía cortesía cortesía Abaco Art Gallery & Store |
Confiesa que en este momento, la planificación se ha convertido en una particularidad dentro de su trabajo artístico. Aún antes de iniciar cada serie, sabe cuántas obras va a incluir, la dimensión de cada una de ellas, la paleta de colores definida con exactitud matemática. Cada uno de los lienzos resultantes, incluso, guarda una historia: «Creo que debe haber un lenguaje adicional en la pintura, a través de la expresión creativa. Y sí, es cierto, hay un lenguaje oculto en mis obras, está ahí. Puedo decir que literalmente escribo con el pincel, aunque no es una característica especial».
Según él, cuando pinta ejecuta pinceladas de determinada manera que prácticamente se convierten en una escritura propia, reflejada en los trazos sobre el soporte elegido.
Ibarra no oculta su interés en las opiniones que los espectadores expresan acerca de sus pinturas: «A la gente le incomoda mucho ver una obra y no poder entenderla. Siempre trata de definir lo que está en los cuatro márgenes de los cuadros y en ocasiones esa apreciación coincide con lo que yo quiero decir, en otras no y eso me llama la atención. Lo que ellos ven y dicen que yo hice».
Según él, cuando pinta ejecuta pinceladas de determinada manera que prácticamente se convierten en una escritura propia, reflejada en los trazos sobre el soporte elegido.
Ibarra no oculta su interés en las opiniones que los espectadores expresan acerca de sus pinturas: «A la gente le incomoda mucho ver una obra y no poder entenderla. Siempre trata de definir lo que está en los cuatro márgenes de los cuadros y en ocasiones esa apreciación coincide con lo que yo quiero decir, en otras no y eso me llama la atención. Lo que ellos ven y dicen que yo hice».
Pajarraco No. 4. Obra de Francisco Ibarra. Fotografía cortesia Abaco Art Gallery & Store |
En los actuales momentos se encuentra afinando los detalles de su próxima gira llamada Periplo Ilustrado, la cual combinará diversas experiencias artísticas y lúdicas con los espectadores... hasta compartir un café.
No oculta su admiración por el artista coterráneo Emerio Darío Lunar, uno de los que considera como su inspiración: «Lunar hizo en su obra un punto de partida, sin saberlo o sabiéndolo, del Arte en Venezuela». Más allá de la aparente personalidad extravagante de Lunar, hay una historia que Ibarra desea contar junto a un grupo de colaboradores: «El Niño Lunar combina una historia ficticia con la historia de Cabimas y Emerio Darío de fondo. Quiero llevar un mensaje espiritual, que creo necesario en estos momentos para que haya una comunión entre tanta intransigencia y el Arte».
Esa motivación inspira también el proyecto para la creación del Museo de Arte Contemporáneo de Cabimas, que buscará reforzar nuestro sentido de pertenencia «y nada mejor que empezar por la parte más sensible, que es la cultura».
Las Memorias del Aire, libro actualmente en proceso de edición. Fotografía cortesía cortesía Abaco Art Gallery & Store |
Además, maneja su proyecto más personal: Abaco Art Gallery & Store, en Ciudad Ojeda y quizá próximamente en Cabimas, el cual hasta el año pasado funcionó también como una academia de arte para los más pequeños.
Proyecto, proyectos y más proyectos: ¿No es mucho para una sola persona?
Mueve la cabeza de derecha a izquierda, con un mohín de despreocupación: «No, no… Tengo una energía, que es la misma que tú tienes, y yo trato de enfocarla, en buscar gente con mis mismas inquietudes, en liderar iniciativas, buscar apoyos; mientras otros pierden esa energía en criticar sin desarrollar su potencial, yo me concentro en hacer cosas, en ocasiones simultáneas…y resultan».
Francisco recuerda su visita al Museo del Louvre, donde tuvo la oportunidad de admirar —como todos— la obra maestra de Leonardo Da Vinci. Sin embargo, lejos de sentirse fascinado por la pintura en sí, le inquietó el tumulto generado alrededor de la famosa modelo: las personas con sus cámaras y celulares, arremolinados para “ver” el famoso cuadro, sin detenerse siquiera a apreciar las otras maravillas que le acompañan en la misma sala del museo. «Nadie ve lo que la Mona Lisa ve», comenta divertido. «Yo no voy a dejar una Mona Lisa, pero estoy seguro de que el trabajo que quiero consolidar puede tener trascendencia para nosotros».
No conocía a este artista, pero claro, con lo que uno no conoce se urde llenar un 747...
ResponderEliminarJuan Bravo
Se puede, se puede. Cosas del autorcorrector
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