viernes, 16 de mayo de 2014

Manuel Poblete: el villano refinado

Manuel Poblete. Fuente: diario El Nacional, 16/06/1983
La mamá de la actriz Eva Blanco decía que Manuel Poblete era el hombre más educado del mundo. Esta apreciación tuvo su origen en un incidente ocurrido cuando ambos coincidieron en un “porpuesto”, nombre familiar con el que se designa a los vehículos de transporte público de pasajeros en Venezuela. Ella nunca le dijo al actor quién era su hija, pero fue testigo de su comportamiento inusual —incluso para aquella época— al momento de bajar del carro y cerrar la puerta. Apenas el chofer iniciaba la arrancada cuando Poblete alzó moderadamente la voz para decir: «Señor... deténgase por favor que se lleva usted mi dedo». Efectivamente, este se había quedado atrapado en la puerta.

El comentario sobre lo ocurrido llegó al estudio donde se grababa la telenovela en la cual estaba participando en ese momento y Orlando Urdaneta, quien además de ser su compadre, compartía con él en la producción dramática, le preguntó la veracidad de lo acontecido, pues conocía su carácter explosivo. La respuesta fue muy sencilla: «Pensé rápidamente que si gritaba la puteada que me hacía gritar, el chofer creería que me había dado mal el vuelto y arrancaría como un peo, con mi mano atrapada arrastrándome por toda la avenida Urdaneta».

En uno de sus roles característicos. 
Fuente: archivo RCTV.
Esta anécdota1 retrata magistralmente a quien fuera uno de los más reconocidos
profesionales de la actuación en nuestro país. Manuel Poblete nació en Chile en 1927 y llegó a Venezuela en 1958, al caer la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Aquí, su primer trabajo fue como maestro en el Ministerio de Educación, donde estuvo un corto tiempo hasta que lo abandonó para trabajar en el teatro, su verdadera vocación. Una vez establecido en el medio artístico local, incursionó en la radio, la televisión y el cine, donde desarrolló una brillante y fructífera carrera hasta su fallecimiento.

Con un físico muy particular, lejos de la apostura de los galanes de la época, sin embargo logró ubicarse en roles de importancia. Destacó por su versatilidad actoral, tanto en el drama como en la comedia, siempre sacando el máximo provecho a los roles que le encomendaban. Durante las décadas de los 60 y 70 se convirtió en un reconocido actor de carácter y en protagonista de importantes producciones teatrales y televisivas.

En las tablas mantuvo una cercana relación con autores de la talla de José Ignacio Cabrujas, Isaac Chocrón y Román Chalbaud, la llamada “Santísima Trinidad” del teatro venezolano. Aun son recordados sus trabajos en las obras de Cabrujas El extraño viaje de Simón El Malo y Los insurgentes, esta última estrenada en la temporada 1962 en Caracas.

Poblete fue referencia para muchos principiantes en el mundo de la actuación, entre ellos la primera actriz Francis Rueda. En una entrevista con E.A. Moreno- Uribe2  recordó su primera experiencia con el teatro y cómo esta determinó su vocación:

«Me carteaba con el actor Manuel Poblete; él hacia teatro y televisión y luego se convirtió en mi padre adoptivo. A él agradezco el haberme llevado al teatro por primera vez, en el viejo Ateneo de Caracas, donde presentaban Los incendiarios, de Mark Frisch. Él actuaba y por cierto estaba en el reparto Gilberto Pinto, que pocos años después sería mi profesor de actuación en la Escuela Superior de Artes Escénicas Juana Sujo, y quien, muchos años después, sería mi compañero de vida. Ese día fue grandioso para mí; le dije a Manuel que ese espectáculo me había deslumbrado y cómo ese contacto directo con el público era único. Poco tiempo después ya estaba sentada en los bancos de mi entrañable Escuela, dirigida en ese entonces por Porfirio Rodríguez, en los altos del Teatro Nacional. Se abrió para mí un mundo maravilloso del conocimiento».


Fuente: diario El Nacional, 
15/07/1970.
La orgía, del autor colombiano Enrique Buenaventura, bajo la dirección de un joven Carlos Giménez, fue uno de sus grandes triunfos personales en 1970. Sin embargo, el estreno debió ser retrasado debido a un percance que sufrió el actor, faltando dos minutos para finalizar un ensayo general ante la directiva del Ateneo de Caracas. Él mismo relató el accidente en una entrevista para el diario El Nacional3:

«Sucedió que yo estaba muy preocupado porque este ensayo general saliera muy bien. Actué lo mejor que pude, aunque no teníamos la ropa. Al final yo debía dar la vuelta, entrar por otro lado y cantar con los demás. Esta vuelta mía no estaba medida en tiempo y yo no quería que los actores que estaban en el escenario se atrasaran por culpa mía. Salí corriendo. Entré y cuando vi que la puerta de vidrio estaba cerrada, ya la había pasado, me chorreaba la sangre como si fuera un cartón de leche derramándose, y detrás de mí caía el pedazo de vidrio que había quedado un instante arriba. Si no fuera pasado tan rápido, ese vidrio me hubiera caído en la cabeza».

Producto de este suceso, el actor sufrió una gran cortadura en toda la piel de la nariz, que requirió varios puntos de sutura. El estreno de la obra fue suspendido por un mes, mientras se recuperaba su protagonista. Para el momento, también estaba grabando la telenovela La virgen ciega, por lo cual su reposo médico afectó además su desempeño en la televisión.

En un giro audaz de la conversación reseñada en el periódico, el periodista le preguntó por otro accidente ocurrido en meses pasados y del cual se rumoreaba que había sido un intento de suicidio. «No fue así», aclaró Poblete. «Nadie se suicida el día de su cumpleaños. Yo lo celebré con mis amigos y cuando ya fue avanzada la noche, no podía dormir. Me tomé unas pastillas y la combinación resultó intoxicante. Estuve mal, pero me superé. Y ahora mismo estaba tratando de hacer un buen papel,  de salir adelante.»
En Las Criadas, junto a Hugo Pimentel.
Y así mismo fue como siguió avanzando en su exitosa carrera. El estreno de la obra fue un éxito y ese mismo año de 1970 protagonizó Las Criadas, de Jean Genet, junto a Hugo Pimentel, con El Nuevo Grupo. Su actuación le hizo merecedor del Premio Juana Sujo, un galardón del cual siempre se enorgulleció.

María Teresa Haieck, Poblete, Esther Plaza y Rafael Briceño en  
Don Mendo 71. Fuente: vidaenelteatro.blogspot.com
En julio de 1971, el chileno se presentó en el Teatro de Bellas Artes, en Maracaibo, con la comedia Don Mendo 71, de Miguel Otero Silva, dirigida por Carlos Giménez y acompañado por Asdrúbal Plaza, Eva Blanco, Carmen Messuti y Esther Meléndez. En noviembre de 1973 regresaría a este mismo teatro con la obra para adultos Hablemos a calzón quitao, de Guillermo Gentile, con Lucio Bueno y Gastón Tussett, bajo la dirección de Gerald Huillier.

Otra triunfante intervención teatral en la década de los 70 fue Los chicos de la banda, estrenada en Caracas en el Teatro Las Palmas, con la producción de Conchita Obach, la dirección del español Jaime Azpilicueta, Ibrahim Guerra en la escenografía y un elenco que incluía a Javier Vidal, Luis Abreu, Rodolfo Drago, Luis Rengifo, Ernesto Aura, Aníbal Grunn y a Yanis Chimaras, quien debutó en el teatro como "el regalo vivo".

En el cine participó en Cuentos para mayores (1963), de Román Chalbaud, película dividida en tres capítulos, en la cual protagonizó el segmento La historia del hombre bravo. También tuvo papeles secundarios en La imagen (Carbonell, 1973), en la que compartía créditos con Napoleón Bravo, María Lourdes Devonish, Fernando Gómez y Trino Mora; Canción mansa para un pueblo bravo (Carrer, 1976), con Orlando Urdaneta; Compañero Augusto (Cordido, 1976) y 300.000 héroes o el porvenir de un guardia (Carbonell, 1976).

Una pausa en la grabación de Historia de tres hermanas (1964).
Fuente: página de Facebook Recordar es vivir.
Paralelamente Manuel Poblete desarrollaba una activa carrera en la televisión, desde Historia de tres hermanas, la primera telenovela de una hora, transmitida semanalmente a las 8:00 de la noche por RCTV en 1964, en la que hacía pareja con Eva Blanco. Destacó además en roles de personajes secundarios, especialmente los villanos, a los cuales siempre imprimió peculiares características, una de ellas los matices que aportaba a su voz, los cuales daban una refinada maldad a sus parlamentos. Según el periodista Raúl Vallejo, «...tenía la particularidad de ser un contrapeso excelente. Marcaba las actuaciones que determinarían buena parte del suspenso en la trama: villano o severo e inflexible señor de respetable posición...»

En RCTV logró destacadas intervenciones en Corazón de Madre (1969), Bárbara y La Usurpadora (todas en 1971), Sacrificio de Mujer y La Doña (ambas en 1972). Posteriormente se mudaría a Venevisión, donde participó en las novelas La Zulianita (1977), junto a Lupita Ferrer y José Bardina, en uno de sus acostumbrados roles de villano; Laura y Virginia (1977), con Mary Soliani, Alejandra Pinedo y Eduardo Serrano; y en Rosángela (1979), junto a Irán Eory y Bardina.

Poblete y Dante Carle en Teatro de los Sábados,
en RCTV. Fuente: Diario El Nacional.
En 1980, el diario Panorama4 reseñó el viaje del actor a Estados Unidos de Norteamérica para someterse a un tratamiento que lo aliviara del peligro que representaba una vieja afección cardiaca. Para la fecha trabajaba en el rol de abogado en la telenovela Emilia y en la obra teatral El hombre que hacía click. Debido a sus constantes dolencias tuvo que abandonar ambas producciones y se vio obligado a internarse en un hospital norteamericano por un tiempo prolongado. No obstante, pudo recuperarse y retornar a su oficio.

Al año siguiente, caracterizó a Don Teófilo, el dueño de la hacienda donde se desarrollaba parte de la trama de Catatumbo, serie dramática protagonizada por Elluz Peraza y Luis Abreu para Venezolana de Televisión. Posteriormente regresaría a Venevisión para una actuación en la telenovela La Bruja (1982), junto a Flor Núñez, el brasileño Rubens de Falco y el boricua Daniel Lugo.

El lunes 13 de junio de 1983 Manuel Poblete no se presentó a las grabaciones pautadas para la telenovela Nacho, continuación de la muy exitosa Ligia Elena y en la que tenía el papel de Arraigada, un reportero poco escrupuloso. Su ausencia causó bastante extrañeza debido a su conocida puntualidad. Según informara El Nacional5, la última vez que se le vio fue el viernes 10 de junio, para recoger el libreto de la novela que estaba grabando: «Pasado el fin de semana, comenzaron los preparativos para el nuevo capítulo; sin embargo, Poblete no aparecía, lo cual preocupó al resto del personal porque se sabía de su disciplina profesional».

En virtud de que no respondía a las llamadas telefónicas, enviaron un mensajero hasta su casa, «pues se temía que pudiera estar enfermo. Tampoco se contactó al artista, por lo que le dejaron un mensaje debajo de la puerta».

Ya el martes su ausencia era notoria, pues ni había aparecido ni llamado telefónicamente. El director Carlos Omobono y la actriz Martha Carbillo se trasladaron entonces a su residencia. Omobono, quien era muy amigo del actor, contaba con una copia de la llave del apartamento, pues este le había dado un duplicado debido a que frecuentemente perdía los llaveros.

Al entrar lo encontraron muerto. Aparentemente había fallecido mientras se disponía a darse una ducha, víctima de un infarto. Fuentes extraoficiales dieron como fecha del deceso el martes en la mañana. Tenía 56 años.

Para el momento de su fallecimiento, Poblete había grabado varios capítulos que sumaban 22 días de trabajo, por lo cual todo este material debió ser regrabado, ya que su personaje tenía un gran peso en la trama.

Marisela Berti y Poblete, padrinos en el bautizo
de la primera hija de Orlando Urdaneta. Cortesía
de Marisela Berti.
Hombre generalmente discreto en su vida privada, Poblete siempre tuvo sus reservas con respecto a la actuación de cierta prensa. «Yo le tengo pavor a algunos periodistas. Me abordan como amigos y después escriben horrores y me critican hasta el café que pueda ofrecerles», dijo. Paradójicamente, no fue del sector periodístico desde donde se colaron al público algunas confidencias que hiciera en su entorno más cercano.

Años después de su muerte, Franklin Virgüez tomaría algunas experiencias personales de Manuel Poblete para ser incorporadas en el monólogo teatral Mister Juramento / Homenaje a Julio Jaramillo. Según Virgüez, protagonista de la obra bajo el personaje del travesti Susanita Pons, había tratado de que José Ignacio Cabrujas le escribiera un unipersonal a partir de una serie de sucesos que conocía, pero fue finalmente Néstor Caballero quien lo hizo.

«Virgüez no escribió ese monólogo porque le dio miedo y no tenía la experiencia literaria. Se lo contó todo a Caballero, en especial su experiencia con el actor Manuel Poblete…el espectáculo no es la historia de ese comediante (sic), pero sí le impactó o inspiró la soledad en que vivía, porque era homosexual y tenía sus normas de vida, sus sufrimientos y otras confidencias que él me hizo…»6

En todo caso, la amplia trayectoria en el mundo del espectáculo que dejó tras de sí Manuel Poblete debería trascender cualquier episodio de su vida privada. Merece ser recordado principalmente como un profesional reconocido por su excelencia actoral y su profesionalismo permanente. Algo a lo que muchos aspiran, pero muy pocos pueden alcanzar.

Referencias citadas:

1 Anécdota referida por Orlando Urdaneta a la actriz Marisela Berti y compartida por ella con el autor de esta nota.

2 Francis Rueda en extraño juego de damas. Fuente; elespectadorvenezolano.blogspot.com, publicado el 13/01/2009.

3 “Sufrió accidente Manuel Poblete y hubo que aplazar el estreno de La Orgía”. Diario El Nacional, 15/07/1970.

4 Diario Panorama, 03/07/1980, página 52.

5 Vallejo, R. (1983). Manuel Poblete: una vida consagrada al arte escénico. Diario El Nacional, 16/06/1983, sección B página 20.

6 Moreno-Uribe, E. (2006). Susanita Pons aun no se rinde. Blog El espectador venezolano, publicado el 23/11/2006, disponible en: http://elespectadorvenezolano.blogspot.com/2006/11/susanita-pons-no-se-rinde.html