sábado, 23 de febrero de 2013

Eso que llaman amor...


Amarse es estar en guerra.
Quien se rinde ante las armas
del enemigo
es el victorioso.

Rafael Arráiz Lucca.

Baco y Ariadna. Tintoretto.

En otro meridiano

No alcanzo el tiempo de tu cuerpo,
nací lejos, en un país que es aire, nube, noche,
aunque me oigas tan cerca.
Nací a destiempo de tu risa, de tus ojos, en otro meridiano.
Nos amamos de mar a mar, de un astro a otro
no importa que hoy me sientas a tu lado.
Aunque despiertes desnuda aquí conmigo,
tu tiempo va delante,
el tiempo de tus manos, de tu rostro;
estoy junto a tu sombra y no te alcanzo.
Las horas de tu amor me quedan lejos,
bajo una luz de nieve,
en alguna ciudad que desconozco.
Nuestras vidas se alcanzan, se confunden,
intercambian sollozos, besos, sueños,
pero andamos a leguas uno del otro,
tal vez en siglos diferentes,
en dos planetas errantes que se buscan
cansados de no verse.

Eugenio Montejo 

domingo, 10 de febrero de 2013

Kim Novak, una sobreviviente…

Kim Novak imprime sus huellas en el famoso
teatro Grauman, en 2012.
Durante la ceremoria para imprimir las huellas de sus manos en el Teatro Chino de Grauman, en abril de 2012, una irreconocible Kim Novak se hizo presente y fue motivo de comentarios en el lugar. A juzgar por su renovada imagen, a la veterana actriz se le había ido la mano en aquello de “refrescar” su rostro, ese de belleza clásica que tanto impresionó a varias generaciones de cinéfilos.

Era el rostro — ¿o más bien la máscara?— de una sobreviviente. Junto a Mamie Van Doren, es de las pocas que aún vive, luego de la explosión de rubias símbolos sexuales emergidas durante la década de los 50, aunque hace más de dos décadas que no participa en película alguna.  A pesar de su aparente fragilidad, también se ha sobrepuesto a un cáncer de mama, anunciado por ella misma en el año 2010; y al trastorno bipolar que la aqueja.  Y, sí, es una de las últimas de las grandes estrellas que no ha escrito un libro de memorias. Hace años empezó uno, pero las notas que había acumulado fueron destruidas en un incendio y ella nunca volvió a retomarlas. «Se puede hablar de la vida», dijo en una reciente entrevista. «O se puede vivir». Las evidencias parecen apuntar a que ella escogió lo segundo.
Una sensual imagen de la actriz. Fuente: Internet

Nacida como Marilyn Pauline Novak el 13 de febrero de 1933, este año arriba a su octogésimo aniversario. Era apenas una estudiante de arte en Chicago cuando comenzó a modelar, a dar los primeros pasos por el camino que la llevó finalmente a Hollywood. Los cazatalentos del magnate de la Columbia Pictures, Harry Cohn, la descubrieron como la ganadora de un concurso de belleza: "Miss  Deepfreeze". Captada para desarrollar una carrera cinematográfica en la meca del cine, luchó con Cohn cuando este quiso cambiar su nombre por el de Kit Marlowe, bajo el argumento de que «nadie va a querer ver a una chica con un nombre polaco». Por supuesto, no se quería una comparación con la otra rubia del momento, Marilyn Monroe. Ella insistió en conservar su apellido y, al final, el nombre de Kim fue aceptado como un compromiso. 

William Holden y Kim en Picnic
Novak tuvo su primera interpretación fílmica en la cinta Pushover (Richard Quine, 1954) y luego, en Phffft! (Mark Robson), también de ese mismo año, junto a Jack Lemmon y Judy Holliday. Su gran oportunidad vino de la mano de Joshua Logan, con la película Picnic (1955), donde hizo pareja junto a William Holden. La química entre ambos traspasó la pantalla y el éxito no se hizo esperar. En la historia, ella era Marjorie 'Madge' Owens, una belleza del pueblo cuyo novio era hijo de una de las influyentes familias locales. Sin embargo, la llegada del don nadie encarnado por Holden le hace cambiar sus perspectivas para huir tras el verdadero amor. Por este rol, Kim ganó el Globo de Oro a la nueva estrella del año en el renglón actriz y fue nominada como mejor actriz al premio Bafta. La cinta contenía  además actuaciones sobresalientes de Rosalind Russell y Susan Strasberg.


Kim Novak y William Holden bailan sensualmente en Picnic

La actriz como Jeanne Eagels.
Sus siguientes apariciones cinematográficas ayudaron a consolidar su carrera: protagonizó junto a Frank Sinatra el clásico El hombre del brazo de oro (Otto Preminger, 1955); The Eddy Duchin Story (George Sidney, 1956), Jeanne Eagels y Pal Joey (ambas dirigidas por Sidney en 1957), esta última nuevamente emparejada junto a Sinatra y haciendo la oposición a una ya madura Rita Hayworth. 
En 1958 fue seleccionada por Alfred Hitchtcock para encarnar el doble papel de Madeleine Elster / Judy Barton en el clásico Vértigo. En realidad, no había sido la primera opción para este personaje, pues como el mismo Hitchcock habría confesado, fue escogida porque Vera Miles había quedado embarazada.
En una entrevista para  Sight & Sound, publicada en 2012, Novak explicaba que ella no estaba preparada para su carrera como actriz, pues «no tenía idea de lo que era estar frente a una cámara». Agregó: «No sé tomar direcciones fácilmente. Por lo tanto, lo que estaba pasando en Vértigo era mucho lo que estaba pasando en mi vida en ese momento». Se refería a su confrontación con el rígido sistema de estudios de la época. 
Madeleine y Judy se disputan el amor
de James Stewart en Vertigo.
En una franca conversación difundida por la revista Seven del diario Sunday Telegraph, en 2012, Kim aclaró una supuesta pelea en el set entre ella y Hitchcock durante la filmación de este clásico del séptimo arte. La estrella cuenta que dijo a Edith Head, la legendaria diseñadora de vestuario en la película, que no le gustaba el traje gris y los zapatos negros que estaba previsto llevar en la primera parte de la historia, pensando que eran demasiado pesados ​​y rígidos para su personaje. La diseñadora soltó una pequeña carcajada y le dijo: «¿Por qué no te vas a discutir eso con el señor Hitchcock?». Fue así como se programó una reunión con el director, quien de entrada le indicó: «Siéntate y dime qué es lo que no te gusta de ellos.» Ella recordaba claramente lo que ocurrió:


“…así lo hice, y me permitió seguir sobre el traje. «Se ve muy reglamentado, se ve como algo que tienes que andar muy rígido, es casi como un uniforme militar. Y los zapatos, me siento como que estaría incómoda con zapatos negros, porque me he sentido siempre cuando uso zapatos negros que se siente a tierra y me gusta sentirme parte del aire, no de la tierra. »

Él escuchó por completo a todo lo que dije y al final de la discusión dijo: «Va a llevar el traje gris y va usar los zapatos negros. Gracias por hablar conmigo, pero yo soy el director.» Y le dije, «Gracias por escuchar lo que tenía que decir y si eso es lo que quieres voy a encontrar una manera de hacer que funcione.»... Pensé: «Él sabe mi punto de vista, tiene que haber una razón por la que va a funcionar». Él quería que yo sintiera la incomodidad como Madeleine. Y, por supuesto, ella debía sentirse de esa manera porque en realidad es Judy, haciendo el papel de alguien, de modo que el borde de la incomodidad me ayudó con el personaje."

Lejos de resentir la directriz, Novak recuerda que «él me escuchó», algo que los directores y los magnates de Hollywood de la época casi nunca hicieron con la joven actriz.

Aunque Vértigo fue elegida recientemente por la influyente revista Sight & Sound como la mejor película de todos los tiempos, en su momento fue considerada como un fallo dentro de la filmografía del director inglés y la actuación de Kim recibió una tibia respuesta. Menos de una década después de protagonizar una de las películas más queridas de la historia, Novak ya había tenido suficiente y se despidió de Hollywood.

Ya en 1957 había entrado en conflicto con Harry Cohn, quien le pidió poner fin a su romance con Sammy Davis Jr., algo con lo cual ella no estuvo de acuerdo, pero de igual manera la relación no duró.

Las cintas que protagonizó durante la década de los 60 no fueron exitosas y después de rodar Las aventuras amorosas de Moll Flanders (Terence Young, 1965) se retiró por un tiempo. Regresó tres años más tarde con La leyenda de Lylah Clare (Robert Aldrich, 1968), pero también resultó un fracaso. Poco a poco fue espaciando cada vez más sus apariciones fílmicas, que lamentablemente fueron en películas de escaso interés. En 1965 se casó con Richard Johnson, pero el matrimonio duró solo un año.

A pesar de que una vez estuvo entre las estrellas taquilleras, nunca fue nominada a un Oscar y, tal como Marilyn Monroe, luchó contra las estereotipos en que quisieron encasillarla como atractiva rubia de Hollywood.  A diferencia de la Monroe, la belleza de Kim era más fría y distante. 

Finalmente encontró las presiones emocionales de la industria hollywoodense demasiado difíciles de soportar, y se trasladó a Big Sur para pintar. Actuó esporádicamente desde entonces, pero las películas en las que intervino en los años siguientes no fueron buenas, motivo por el cual se fue orientando hacia la televisión, aprovechando las oportunidades que se le ofrecían en este medio de participar en proyectos de mayor calidad o con mayores perspectivas de audiencia. No obstante, su carrera nunca recuperó su impulso inicial.

En 1976 se casó de nuevo con Robert Malloy, un veterinario equino hoy retirado. Actualmente vive con su marido en sus casas de California y Oregon, donde cría caballos y llamas, rodeada de la naturaleza. También retomó su primer amor, el arte; y se dedica a pintar con pasión

En 1977 rodó con Charles Bronson El desafío del búfalo blanco (dirigida por J. Lee Thompson); en 1979, Gigoló (David Hemmings), con Marlene Dietrich y David Bowie; y en 1980 participó en El espejo roto (Guy Hamilton), adaptación de un relato de Agatha Christie con un largo elenco de veteranos actores entre quienes figuraban Angela Lansbury, Elizabeth Taylor, Tony Curtis y Rock Hudson.

Kim en una imagen de 1980.
En los 80, Kim estaba prácticamente retirada, pero sin embargo participó en series de televisión como Malibú (1983), Alfred Hitchcock presenta (1985) y como estrella invitada durante 16 episodios en la famosa Falcon Crest, en el rol de Kit (¡vaya coincidencia!) Marlowe.
El año pasado, Kim decidió comprar una página de la revista Variety, tras asistir a una proyección de la película The Artist, para publicar su opinión sobre el uso, para ella vergonzoso, del Love Theme que Bernard Herrmann compuso para la banda sonora de Vértigo.

En octubre de 1996, durante la premiere de la
versión restaurada de Vertigo en la versión 34
del NY Film Festival.© John Spellman
«Mi trabajo ha sido violado por The Artist. Esta película ha usado la canción de amor de Vértigo y ha empleado las emociones que provoca como propias», aseguró Novak en Variety, añadiendo que «Alfred Hitchcock y Jimmy Stewart no pueden hablar por ellos mismos, pero yo sí. Fue nuestro trabajo el que, de forma consciente o inconsciente, evoca las memorias y sentimientos del público en el clímax de The Artist". La actriz remató su queja con un contundente «¡Debería darles vergüenza!».

La actriz tal como lucía
en el 2004.
Hazanavicius, sorprendido por el ataque de Novak, defendió  el controvertido uso de la canción por parte de la película: «El filme se inspiró en el trabajo de Hitchcock, Lang, Ford, Lubitsch, Murnau y Wilder. Amo a Bernard Herrmann, su música ha sido empleada en numerosas películas y estoy encantado de haberla usado en la mía. Respeto mucho a Kim Novak y lamento que ella no esté de acuerdo».

En la entrevista publicada en 2012 por Sunday Telegraph, Kim hablaba acerca de sus pensamientos relacionados con su retiro de Hollywood: «¿Hice lo correcto al irme? ¿Salí cuando no debía? Ahí es cuando me pongo triste», confesaba.

En abril de 2012, durante el TCM Classic Film Festival, confesó ante una audiencia de 300 personas que padecía de un trastorno mental: «Soy bipolar... pero hay medicamentos que puedo tomar para este momento», dijo Novak. «No fue diagnosticado hasta mucho más tarde. Voy por más de la depresión que la parte de la manía.»

Una triunfante Kim Novak durante la ceremonia de
impresión de sus huellas en el teatro chino de Grauman.
Abril de 2012.
-       - Yo siempre he sido vulnerable y siempre quise quedar vulnerable, porque eso es lo que te hace disfrutar de la vida también. Si das hasta que te rindes, estas abierto a la alegría y a la belleza de la vida. Si pudiera volver atrás, probablemente no leería las críticas. Pero es difícil, porque quieres mejorar. Te sientes como, bueno, ellos deben saber. Por desgracia, no siempre se sabe. La historia ha demostrado que no necesariamente tienen razón.

Cuando se le preguntó si volvería a la actuación, ella simplemente se encogió de hombros: «No, en realidad no.» «¿Sólo uno más?», le insistió el periodista. Ella solo rio y habló de su vida en el país, pintando, montando su caballo todos los días. Y recordó su última participación en el cine en 1991, cuando tomó un pequeño papel en Liebestraum, una película del director Mike Figgis. Allí encontró, una vez más, a otro director reacio a discutir y participar en el proceso con ella. «Le dije: “Ah, el mismo viejo Hollywood. Yo no necesito esto”». Y desde entonces no ha vuelto a actuar.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Fumando espero…y colecciono

Cromo obsequiado por la marca
de cigarrillos Carta Blanca
Hace ya 20 años, en una rápida visita a Coro, estado Falcón, me topé con unas particulares postales exhibidas dentro de la vitrina de un establecimiento, en un poco conocido minicentro comercial. Eran muy pequeñas, pero sus románticas imágenes de mujeres de principios del siglo XX de inmediato me cautivaron. No estaban en venta —“Solo son para decorar la vidriera”, me dijo la dependiente—; pero, luego de un largo proceso de persuasión, logré convencerla de que me las vendiera. “Me va a matar la dueña”, me aseguró, pero no creo que eso haya sucedido. De unas 50 de ellas que se encontraban en exhibición, apenas logré hacerme de cuatro, así que no creo que la propietaria haya advertido la falta.


Cromo obsequiado por la fábrica de
cigarrillos Lzo. A. Marturet, Caracas.
Para mi sorpresa, estos cromos eran un obsequio de una empresa tabacalera, lo cual explicaba sus pequeñas dimensiones. Pronto supe que la costumbre de coleccionar estas estampitas se remontaba en nuestro país a las últimas décadas del siglo XIX y principios del siglo XX, lo que se mantuvo hasta los años 40. No obstante, todavía en los 70 y 80, algunos caramelos y golosinas las incluían en sus envolturas, así como tatuajes autoadhesivos.


Según Carlos Eduardo Misle (Caremis), insertar barajitas en las cajetillas era una estrategia mercadotécnica de amplio uso por parte de afamadas fábricas cigarrilleras venezolanas, tales como La Especial, La Hidalguía, Fama de Cuba, Vuelta Abajo, La industrial Cigarrera y otras de Caracas, así como las también nacionales de Maracaibo y Valencia.  En ellas aparecían fotografías de monarcas y jefes de Estado, mariscales, almirantes y escenas bélicas; también se resaltaban mujeres muy bellas (como las que yo compré en aquella ocasión) y famosos escritores, compositores, científicos, artistas y pintores de fama mundial.

Cromo cortesía
de Lzo. A Marturet

Gilberto Guillén, autor del blog venezuelancards.blospot.com, señala que las barajitas en Venezuela —como producto destinado a atraer clientes— fueron creadas con la intención de dar publicidad a las diferentes marcas de cigarrillos que se producían en el país, una práctica que adoptaron otras casas comerciales, que las incluían como obsequio. Esto produjo un auge súbito, que vio nacer un nuevo tipo de coleccionismo nacional, según recuerda Caremis:


“Presentadas en pequeñas y maravillosamente nítidas fotografías, propicias a ser ampliadas para murales de exposición; posteriormente pasaron a magníficas impresiones, cuando se acentuó la demanda por el crecimiento demográfico de nuestro país, y también porque el interés ofrecido por las barajitas alcanzó a adolescentes, y a los adultos. Entre éstos, a los novios que ganaban puntos con la amada al llevarle en cada visita alguna o varias barajitas para los álbumes, distracción muy extendida en un tiempo sin radio ni televisión, sino puro piano, pianola, violín, gramófono o victrola. Este regalo barajitero constituía una de las cosas más apreciadas de las doncellas y de matronas igualmente, tal como las postales románticas, para guardar en álbumes pletóricos de piropos, dedicatorias y madrigales. Las barajitas contribuyeron mucho en el acercamiento amoroso de los pretendientes que no tenía acceso a las casas de las muchachas...”.


Marco Tulio Socorro, en su blog Blungún, señala el coleccionismo de barajitas como una práctica común en aquellos tiempos, tal como lo reseñaba Aquiles Nazoa en su obra Caracas física y espiritual


Coleccionar las barajitas que circulaban en las cajetillas de los cigarrillos Fama de Cuba, fabricados en Caracas por la tabacalera de Pérez y Morales, fue uno de los entretenimientos caseros que apasionaron a los caraqueños de 1900. Las barajitas traían las fotografías en colores de las personalidades mundiales más resaltantes de la época, desde bellezas célebres y reyes hasta toreros de fama, así como obras de arquitectura, animales raros, barcos y niños de todos los países. Para coleccionarlas la fábrica suministraba un álbum hermosamente decorado. (Un domingo en la Venezuela de 1900, 06/11/2011)


Cromo obsequiado por la marca
de cigarrillos Carta Blanca.
Efectivamente, se editaban sobre diferentes temas: taurinos, cine, boxeo, béisbol, geografía, banderas, entre otros, según refiere Misle. Así, la oferta de obsequios insertos en las cajetillas de cigarrillos -como lo harían después las de otros productos- era variada: Aguila Roja presentó a clásicos poetas nacionales como Andrés Bello, Rafael María Baralt y Pérez Bonalde, con fragmentos de La Oración por todos, Tierra del Sol Amada y La Vuelta a la Patria, respectivamente. 


Luis Bigott distribuyó fotos de los jugadores de los equipos Royal, Magallanes, Lucana y Latinos en las cajetillas del popular cigarrillo Diana. La marca Capitolio, por su parte, presentó la temporada taurina de 1936, a raíz de la muerte del general Gómez. Las fotos para estas barajitas de tauromaquia se le encomendaron a Luis Noguera, mientras que las de beisbol correspondieron  a Juan Avilán.

La Compañía Anónima Cigarrera Bigott ofrecía la Serie
Geográfica Universal. La barajita No. 6, correspondía a
La Gran Muralla China, con una breve reseña de la obra
en su reverso, a la cual agregaba el siguiente mensaje:
"Tenga fe en Venezuela y en sus productos".
A principios de 1939 circuló una serie, a color y en relieve, de importantes sitios históricos, monumentos y ciudades de toda Venezuela y el mundo. También siluetadas se ofrecieron algunas con tipos representativos de todos los países, con sus banderas y trajes típicos.


Vistas hoy en día, estas maravillosas estampas del pasado mueven a la nostalgia y a la curiosidad. Todavía se consiguen en buen estado, conservadas por coleccionistas de ocasión, pero principalmente por abuelitos que las atesoran como recuerdos de juventud. Algunas son ofrecidas en sitios de venta por internet, los cuales de vez en cuando miro, con sana envidia, anhelando tener la disponibilidad económica para sumarlas a mi pequeña colección.
Las actrices de cine Nancy Carroll, Lilian Harvey, Dolly Davis y Brigitte Helm
en barajitas distribuidas por la Compañía Anónima Venezolana del Tabaco, en 1937.
La leyenda posterior en cada una de ellas dice así: "DINERO EN EFECTIVO.
Por cada ciento de estos cupones la "COMPAÑÍA ANÓNIMAVENEZOLANA
DEL TABACO" pagará en su oficina o agencias de la República Bs. 1,50
o por la colección completa de 270 cupones Bs. 25. Válido hasta diciembre 31 de 1937".
 Para saber más, puedes consultar las siguientes referencias:


Caremis. El maravilloso, educativo y gratuito mundo de las barajitas de antaño. Crónicas Universales. Diario El Universal, 24 de mayo de 1998.


Guillen, Gilberto. El nacimiento de la barajita en Venezuela. Venezuelancards.blogspot.com, 5 de julio de 2009, en  http://venezuelancards.blogspot.com/2009/07/el-nacimiento-de-la-barajita-en.html