domingo, 21 de diciembre de 2014

Más que bella, Linda...Olivier

Linda Olivier. Fuente: revista Encuadre No. 62
A pesar de su amplia trayectoria en el cine, la radio, el teatro y la televisión en Venezuela, el nombre de Linda Olivier ha cedido espacio al de su hijo Carlos Olivier. De allí que nos encontramos ante el típico caso de “La mamá de…” que opaca su brillo profesional ante las nuevas generaciones.

Su nombre real es Elizabeth de la Concepción López Hurtado y nació el 17 de febrero de 1929. Poca es la información disponible acerca de sus inicios en el mundo del espectáculo, pero sí es conocido que su debut cinematográfico se produjo en los inicios de los años 50, donde desarrolló una carrera breve. Formó parte de dos clásicos del cine de la época: Flor del campo (1951), de José Giaccardi, protagonizada por Elena Fernán y Alfredo Sadel; y Venezuela también canta (1951), comedia musical dirigida para Bolívar Films por Fernando Cortés, con Luis Salazar, Mapy Cortés y Héctor Monteverde.

El 26 de enero de 1952 nació su hijo, Carlos Raúl, producto de su matrimonio con Manuel Raúl Fernández Álvarez, de nacionalidad española. Años después, Carlos brillaría con luz propia en la televisión venezolana, en una carrera que iniciaría a finales de la década de los 60 y para la cual adoptó como nombre artístico Carlos Olivier.

Linda fue una de las pioneras de la televisión en nuestro país, donde formó parte del elenco de Televisa YVLV-TV Canal 4, la primera televisora comercial de Venezuela, inaugurada el 30 de mayo de 1953 por el general Marcos Pérez Jiménez, a la fecha presidente de la República. Allí intervino en Los casos del inspector Nick (1953), seriado escrito por Alfredo Cortina.

También fue una de las invitadas especiales, junto a Zoe Ducós, en la comedia costumbrista Caracas hace 50 años, escrita inicialmente por Alfredo Cortina y luego por Antonio Reyes. La serie, transmitida los viernes a las 8:00 pm, evocaba aquella Caracas antañona, en la cual Manuel Ángel Rojas “Rojitas” interpretaba a Don Severiano Rubirosa, un entrometido boticario en cuyas peripecias le acompañaban Elvia Zapata, Isabelina Zapata, Carmen Mendoza, Reina Hidalgo, entre otros actores cómicos de la época.

Aldo Monti y Linda Olivier en la Madonna de las siete lunas.
 Fuente: revista Encuadre No. 71
Su labor profesional fue consolidándose en el nuevo medio, donde fue ganando figuración como primera actriz en producciones como Señora Avispa, de la escritora Inés Rodena, que estelarizó junto al actor cubano Manolo Coego; y la Madonna de las siete lunas, acompañada por Aldo Monti, entre otras.

A finales de los 60, la actriz había tomado un receso en el mundo del espectáculo para dedicarlo a su vida familiar, pero en 1971 se anunciaba su regreso al ser incorporada a la plantilla artística de Radio Caracas Televisión. Ya había entrado en su madurez, pero a pesar de sus 42 años, el diario Panorama destacaba que “Linda Olivier—haciendo honor a su nombre—se conservaba estupendamente” y se preparaba a reaparecer muy pronto en los espacios dramáticos de la planta televisiva de Bárcenas.

Pierina España y Linda Olivier en Estefanía (1979)
Fuente: revista Encuadre.
Efectivamente, en 1972 participó en las novelas Sacrificio de mujer, protagonizada por Doris Wells y Raúl Amundaray; y en La doña, con Lila Morillo en rol estelar. En 1979, interpretó a la madre de José Luis Rodríguez en Sangre Azul y en 1980 encarnaría a la doméstica Marta en Natalia de 8 a 9, junto a Marina Baura y Gustavo Rodríguez. En el video se puede observar su actuación en el primer capítulo de esta telenovela:


Paralelamente, su hijo Carlos iba consolidando su carrera como actor. En 1968 había tenido su primera aparición en la TV en la novela Historia de Amor y luego obtendría diversos papeles en El prisionero de Zenda, El Hombre de la Máscara de Hierro, así como en las miniseries La Dama de las Camelias y Sor Campanita.

Carlos Olivier como El Guácharo II en Estefanía
  
(1979).   Fuente: regnonovelas.altervista.org
En la década de los 70, Carlos tendría participación constante en varias producciones clásicas de la época, siempre en roles secundarios: La indomable, La italianita, Residencia de Señoritas, Alejandra, Sonia, El Ángel Rebelde, La señora de Cárdenas y Piel de Zapa. Protagonizaría la miniserie El día que se terminó el petróleo, de José Ignacio Cabrujas; pero su gran oportunidad llegó al reemplazar a José Luis Rodríguez en el rol de El Guácharo en la exitosa Estefanía (1979).

Carlos Olivier y Mayra Alejandra
en Leonela. Fuente: diario
Últimas Noticias.
Los 80 se convirtieron en la década de la consagración protagónica de Carlos Olivier, cuando interviene en Leonela (1983), con el controversial personaje de Pedro Luis, el violador redimido a través de la paternidad que lucha por el amor de Mayra Alejandra.  Ya se había graduado como médico, profesión en la cual se especializaría en homeopatía y acupuntura.

Linda Olivier disfrutaba y compartía los éxitos alcanzados por su hijo. El 28 de septiembre de 1983, visitaba Maracaibo para la inauguración del Teatro 5 de Julio. Formaba parte de la Compañía de Guillermo González, con la cual estrenó en la capital zuliana la obra de humor picante Con mi mujer no puedo. Protagonizaban Carlos Olivier y Lucía Sanoja, acompañados por los actores Gerardo Marrero, Patricia Toffoli y César Granados (Bólido).

Fuente: diario Panorama, 28/09/1983, p.50
Poco a poco, fue distanciándose cada vez más del mundo artístico y una vez retirada, pasó a ocuparse de una tienda en el Centro Empresarial Macaracuay. La actriz de televisión (hoy alejada de la pequeña pantalla) Mirna Rodríguez guarda un grato recuerdo de ella durante esa época: “…la veía todas las tardes cuando iba a la panadería del mismo centro, amable y sencilla… desde mi punto de vista, el rostro más bello de la TV venezolana”.

Sin embargo, en 2004 su nombre pasó a ser mencionado en la prensa sin alusión a sus méritos profesionales, en un incidente que ponía en entredicho la paternidad de su hijo. En mayo de 2004, Mario Suárez declaró al diario zuliano Panorama (1): “No solo soy padre de Nora, también lo soy de Mario Luis y Gustavo Eduardo…y…cáete para atrás: Carlos Olivier, el actor, es mi cuarto hijo. Su mamá es Cinthya Olivier, actriz y escritora, una mujer muy talentosa y extraordinaria”. Al parecer, la edad y la memoria le jugaron una mala pasada al cantante folclórico, ya con 78 años de edad, pues no solo confundía el nombre de la actriz sino que además aseguraba que ella estaba residiendo en Miami.

Fuente: diario Panorama, 02/05/2004, página 2-12
Al ser consultado por el periódico para corroborar la información, el propio Carlos Olivier, luego de varias carcajadas, respondió: “Lo que pasa es que Mario Suárez me quiere como un hijo y siempre decimos que él es mi papá y yo soy su hijo y que los hijos de él son mis hermanos…pero no es que él sea mi papá verdadero. No es mi padre biológico. Mi papá se llama Raúl Fernández. Pero, bueno, ¡qué maravilla que él me considere como su hijo! ¡Imaginate tú!”.


Quien no lo tomó con tanto humor fue Linda. Desde Caracas y ante el requerimiento del periodista Luis Aguirre, se mostró inicialmente un poco confundida con la situación e incluso manifestó que creía a Suárez difunto. Sin embargo, al reiterarle las declaraciones del cantante, reaccionó disgustada: “Dígale a ese señor que está completamente loco y que deje de faltarme el respeto” (2).

Carlos y Linda en la entrega de un premio. Fuente: página de
Facebook En honor a Carlos Olivier.
Al preguntársele si había existido en el pasado alguna relación amorosa o de amistad entre ella y Mario Suárez, expresó que no lo conocía, “sé quién es porque lo oía cantando en los hoteles a los que iba con mi esposo, Manuel Raúl Fernández Álvarez, el verdadero padre de mi hijo…”. Aclaró que luego de su primer matrimonio, estuvo casada con el profesor Alejandro Irazábal, quien terminó de criar a Carlos cuando su marido falleció, pues el niño solo tenía tres años.

“… A Mario solo lo llegué a ver como artista. Si él sigue hablando esas ridiculeces, lo voy a demandar por difamación. Soy capaz de someter a Carlos a pruebas de ADN”, agregó enfática.

No hubo necesidad de tales exámenes. Mario Suárez afirmó que en su próxima visita al Zulia aclararía todos los detalles, pero no se volvió a mencionar más el asunto, por lo menos en la prensa. Eso sí, señaló al periodista: “Bueno, dile a Linda que yo quiero a Carlos como un hijo, porque sé que es así y más nada”.

Linda en el personaje de Marta en la telenovela
Natalia de 8 a 9 (1980).
A partir del año 2003, el productor y locutor Alberto Cimino, a través de la División de Dramáticos de la productora nacional independiente El Mundo del Espectáculo, había iniciado el rescate del género de la radionovela y adaptó varios clásicos literarios venezolanos y universales a este medio. Uno de ellos fue la Divina Comedia, estrenado en 2005 y que significó el regreso de Linda a la radio.

Carlos Olivier en 2006, cuando grababa la novela
Los Querendones. Fuente: diario Últimas Noticias.
La repentina muerte de Carlos el 22 de enero de 2007 a causa de un ataque cardíaco se convirtió en un golpe terrible e inesperado. El actor, quien tenía 55 años, había logrado traspasar la barrera de la edad gracias a su versatilidad y continuaba en roles protagónicos, algunos muy exitosos como Aquiles Millán, en la telenovela Contra viento y marea (1997); así como el más reciente, Erasmo Grimán, en Los Querendones (2006), transmitidas ambas por Venevisión.

Poco después, Linda anunció en el programa Portada’s el inicio de la creación y puesta en marcha de un instituto en el que las personas que padecen de esclerosis múltiple, fueran o no pacientes de su hijo, tuvieran acceso a la información médica, tratamientos y medicinas para atender este mal.

Aunque no era información muy divulgada, desde los 18 años Carlos Olivier padecía de esta enfermedad degenerativa, la cual no lo había limitado para alcanzar sus sueños profesionales. Varias compañeras de trabajo, al momento de su deceso, comentaron su disposición a trabajar a pesar de este padecimiento físico. "Fue muy valiente, nunca se quejaba de sentirse mal. Siempre estaba echando chistes, alegre, increíble. Muy especial", dijo al diario El Universal Mayra Alejandra, su coprotagonista en Leonela y Miedo al amor.  Nohelí Arteaga, con quien compartió El país de las mujeres y la obra de teatro Y nos seguimos queriendo, también destacaba su fortaleza: "Haber trabajado con él, no es porque haya muerto, siempre fue un aprendizaje. Sabíamos que sufría una enfermedad degenerativa pero era su empeño por salir adelante, no tenía ningún impedimento”, algo que reiteró Daniela Alvarado: "Era asombroso, si un día se sentía mal, al día siguiente aparecía. Era como si se dijera: 'esto no me va a vencer'".

Uno de los rostros más bellos de la televisión venezolana.
Fuente: publicación 25 años de RCTV. Cortesía Rafael González
Rangel.
En septiembre de ese mismo año, Linda retomó momentáneamente su carrera para acompañar a Astrid Carolina Herrera en la miniserie radial La llorona, con libreto de Carlos Alonso, transmitida a través de la emisora 94.9 FM.  En el elenco figuraban las voces de destacados actores y actrices como Nohely Arteaga, Mark Tacher, Asdrúbal Blanco, Lourdes Valera, Cristina Obin, Henry Soto, Chony Fuentes, Enrique Ibáñez, Elisa Escámez, Erick Noriega, Jorge Palacios, Mirtha Borges y Eliseo Perera.

En el 2008, la Fundación Amigos de la Cultura Urbana presentó el libro Amores Públicos II, escrito por Ricardo Tirado, en el cual se presentaba una semblanza de quien fuera pionera de nuestra televisión, junto a otros destacados personajes del mundo del espectáculo nacional. Poco o nada se ha sabido de Linda Olivier desde entonces.
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(1) Martínez, N. y Aguirre, L. (2004). Mario Suárez: “El actor Carlos Olivier es mi hijo biológico”. Diario Panorama, domingo 02/05/2004, cuerpo Tendencias dominical, página 2-12.

(2) Aguirre, L. (2004). Polémica por la paternidad de Carlos Olivier. Diario Panorama, lunes 03/05/2014, cuerpo Vivir, página 2-6.

sábado, 4 de octubre de 2014

Momento de publicidad

Bárbara Palacios antes de convertirse
en Miss Universo 1986. Fuente:
Archivo personal.
La participación de actores y actrices de cine y televisión como “gancho” en la publicidad de productos y servicios es una estrategia de mercadeo de muy larga data.

Desde los inicios del cinematógrafo, a principios del siglo pasado, famosas intérpretes como Asta Nielsen y Theda Bara, dos conocidas vampiresas en los inicios del llamado Séptimo Arte, prestaban su imagen para productos de uso personal como jabones y colonias. Es más, desde 1929, con su slogan "Nueve de cada diez estrellas de cine usan Lux", esta marca ha contratado para promocionar su jabón a actrices tan famosas como Claudette Colbert, Barbara Stanwick, Mae West, Paulette Godard, Judy Garland, Marilyn Monroe y Elizabeth Taylor.



De igual manera, ya forma parte de la historia del espectáculo la asociación entre Marilyn Monroe y Channel No. 5, mientras que en la década de los 40 y 50 actores como John Wayne publicitaban reconocidas marcas de cigarrillos como Camel y Windsor, al igual que Carole Lombard y Marlene Dietrich.

Doris Wells en un anuncio de LUX.
 Fuente: Archivo personal.
En Venezuela, la publicidad con estrellas de televisión ha sido una práctica común.  ¿Sabía usted, por ejemplo, que Doris Wells fue también una Chica Lux? Y Marina Baura, en sus tiempos de modelo, se convirtió en la chica Color de Oro de Cerveza Caracas.  Musiú Lacavalerie, Gilberto Correa  y Héctor Mayerston fueron imagen durante muchos años de Trajes Montecristo, una marca cuyo eslogan era“Distancia y categoría”, para resaltar sus cualidades de elegancia y exclusividad. Freddy Galavís hizo famosa la frase “A la mía que le pongan huevo” para promocionar la conocida marca de sopa instantánea Maggi. Por su parte, América Alonso y Susana Duijm, nuestra primera Miss Mundo en 1955, durante  varios años promocionaron la crema Segundo Debut, asociando su belleza inalterable al uso de este producto antiarrugas. Igual lo hizo Carmen Victoria Pérez con la crema Rosa Mosqueta.

Dos elegantes criollos: Musiú Lacavalerie
y Héctor Mayerston para trajes Monte Cristo.
Carmen Victoria Pérez en un anuncio
de Rosa Mosqueta Coesam.
Fuente: Blog RetroTV

















Antes de que fumar fuera mal visto,
María Conchita Alonso realizó varios
avisos para una marca de cigarrillos.
Fuente: Archivo personal.

A la hora de elegir al personaje famoso para promocionar un determinado producto es importante considerar su atractivo y credibilidad. Los atributos de imagen que los consumidores perciben deben adecuarse a los de la marca.

Clemente Ferrer Roselló, presidente del Instituto Europeo de Marketing, Comunicación y Publicidad, afirma al respecto: «la popularidad y el éxito de la persona célebre y admirada es utilizada de manera reiterada para vender productos y promocionar servicios. Con ello, los diseñadores de mensajes intentan conseguir un doble objetivo; dar un mayor renombre al producto anunciado y utilizar el prestigio del famoso para lograr notoriedad. Prestar un rostro famoso supone un buen contrato publicitario. Cada anunciante, cada agencia de publicidad, puede concebir y lanzar su campaña publicitaria de la forma que prefiera. Pero es preciso estudiar la utilización de los personajes de renombre en la estrategia publicitaria. Parece ser que un famoso con enorme popularidad confiere a lo que anuncia la dimensión universal de sus éxitos» (1).

La imagen de Eladio Lárez proyecta
a Procter & Gamble. Fuente:
revista Todo en Domingo.
Asimismo, en un artículo titulado Publicidad con famosos: ¿funciona?(2)., Joanna Serret señala como beneficios del uso de famosos en publicidad el crear valor de marca aprovechando la imagen del artista o deportista; ayudar a la recordación del anuncio; hacer creer que el producto anunciado contribuye al talento del famoso; y llamar la atención, especialmente de aquellos que aun no siguen la marca. Sin embargo, como aspectos negativos, menciona que puede provocar cambios de imagen desfavorables, sea para la marca o para el propio artista que anuncia.

Es importante destacar que las celebridades pueden ser demasiado vistas por diferentes marcas, lo que perjudica la recordación de una en particular al imponerse la imagen del famoso que anuncia.

Las "cómplices" Maite Delgado, Eva Gutiérrez
y Viviana Gibelli prestaron sus hermosas piernas
a la publicidad. Fuente: Archivo personal. 
El año pasado, según un estudio publicado en Estados Unidos(3), se investigó 16 campañas de publicidad protagonizadas por famosos, llegando a una conclusión totalmente favorecedora para esta tendencia. Tan sólo en dicho país, los anuncios protagonizados por caras célebres representan el 25% de la publicidad.

De igual manera, la agencia alemana CPI Celebrity Performance(4) investigó si estas campañas son altamente efectivas y memorables. Entre los resultados encontrados se demostró que las marcas que cuentan con una personalidad reconocida en sus carteles gozan de alta credibilidad entre los consumidores, ya que el público crea una mayor empatía con la marca y el anuncio, algo positivo para ambas partes, pues tanto la marca como la celebridad aumentan su reconocimiento y son vistos de forma cercana y referente para el consumidor. Esto quiere decir, que si un consumidor ve a su estrella favorita utilizando un producto, es mucho más probable que se realice una compra del servicio o producto.

Claudio Nazoa y su grito de batalla: "¡Coman Hueeeevo!"


Norelys Rodríguez nos come a besos con Cocosette


Henry Stephen y su inolvidable "Limón, limonero", ahora con Lavansan


En resumen, hasta maestros de la publicidad como David Ogilvy no desdeñaron las ventajas del uso de famosos en anuncios comerciales. Sin embargo, años más tarde, él mismo afirmaría: «Es un error usar famosos. El público los recuerda pero olvida el producto». Y usted, ¿qué opina?

Para hacer memoria, veamos si reconocen a los personajes que protagonizan estos anuncios publicitarios:

Walter Martínez le daba otra mirada al mundo
de los seguros. Fuente: Archivo personal.
Mariela Celis en contra del olvido.
Fuente: revista Estampas.
Musiú Lacavalerie también se unió a la publicidad
de los seguros. Fuente: Archivo personal.
Todavía Gaby Espino no había alcanzado
la fama internacional, pero promocionaba
cremas corporales. Fuente: revista
Todo en Domingo.
Guillermo "Fantástico" González anunciando
la Lotería del Zulia, cuando aun no llegaban
las horas bajas Fuente: Archivo personal.
Hilda Abrahamz en todo su esplendor.
Fuente: Archivo personal.
¿Le entusiasmaría viajar a Europa acompañado
por Hilda Carrero, Eva Blanco, Eduardo Serrano,
Mirtha Pérez, René de Pallás, Cristina Reyes,
Esperanza Magaz, Miriam Ochoa o Manuel Escolano?
KLM lo hizo posible en los ´80. Fuente: revista Ronda.
Una veterana de la publicidad, Eva Blanco, anuncia la respuesta
para combarir la osteoporosis. Fuente: revista Estampas.
Mariángel Ruíz fue nuestra versión criolla de Bárbara
Blade. Fuente: revista Todo en Domingo.
Nohely Arteaga publicita productos naturistas.
Fuente: revista Estampas.
Fuentes consultadas:
(1) Ferrer Roselló, C. (2005). Caras famosas en la publicidad. Forum Libertas.com diario digital, publicado el 13/09/2005, disponible en: http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=3987

(2) Serret, Joana (2013). Publicidad con famosos, ¿funciona?  Portal Eserplife.com, publicado el 21/11/2013, disponible en: http://eserplife.com/publicidad-con-famosos-funciona/

(3) Olachea, Occi (2013). Publicidad y famosos: la fórmula perfecta para vender. Portal Paredro.com, publicado el 22/10/2013. Disponible en: http://www.paredro.com/publicidad-y-famosos-la-union-perfecta-para-vender/

(4) Olachea, Occi (2013). Ibidem

martes, 23 de septiembre de 2014

El otro yo de Américo Montero

Américo Montero en su caracterización del
doctor José Gregorio Hernández.
Hay personajes que se instalan en la memoria colectiva y se asocian de manera permanente al actor que, afortunada o desafortunadamente, tuvo la suerte de interpretarlos. Un ejemplo de ello: Américo Montero. Hace unos días le pregunté a mi madre, de 76 años, si recordaba a este actor venezolano, cuya trayectoria profesional abarcó cuatro décadas e infinidad de actuaciones en cine, teatro, radio y televisión. Su respuesta instantánea: «¿Quién? ¿El que hizo de José Gregorio Hernández?». La identidad del actor sustituida por un personaje caracterizado hace 50 años.

Postal promocional patrocinada por
Mercury Dry Cleaning. Fuente:
Colección José Gregorio Marcano
Su nombre real era Américo Alejo Azuaje Montero y nació en 1928 en Boconó, estado Trujillo. Sus deseos de superación pronto lo condujeron a Barquisimeto, estado Lara, donde fue becado para estudiar en Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica. Allí realizó cursos de artes escénicas y piano durante un año. Luego partió a México donde vivió una década y desarrolló una importante carrera como actor de cine, músico y compositor.  Durante ese período se dedicó también a su formación escénica: tres años de actuación en el Instituto Cinematográfico de México y estudios de canto con José Pearson, quien fuera maestro de Pedro Vargas, entre otros.

En México trabajó en la pantalla grande al lado de las grandes luminarias del cine azteca de esa época. Entre los filmes en los que se participó se encuentra Los huéspedes de la Marquesa (1951), junto a Amalia Aguilar, mientras que en teatro protagonizó Sin novedad en el frente y Juana de Lorena.

Fuente: diario Panorama,
30/10/1954, página 15.
Con una sólida carrera de nueve años tras de sí, en 1954 el diario Panorama, en el estado Zulia, informaba su regreso al país para filmar la película Festín para la muerte. Esta coproducción venezolano-mexicana fue producida por Maracaibo Films con el financiamiento de Nicolás Vale Quintero, propietario de Ondas del Lago; y distribuida por Tropical Films.

La participación de Montero fue promocionada como un «retorno triunfal a la patria» y se produjo en excelente compañía: Stella Inda ya era una figura reconocida en el ámbito cinematográfico internacional, pues había sido premiada como mejor actriz dos veces con el Ariel, galardón otorgado por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, por sus actuaciones en Los Olvidados (Luis Buñuel, 1950) y El rebozo de Soledad (Roberto Gavaldón, 1952). Por su parte, Lorenzo de Rodas era un actor español cuya actuación en este filme significaba su debut artístico en la pantalla grande.

El 16 de noviembre de 1954 Inda y Rodas, protagonistas de la cinta, arribaban en horas de la tarde a Maracaibo, en vuelo de KLM, procedentes de México. Montero, quien ya se encontraba en el país, se trasladaría en horas de la mañana del día siguiente desde Barquisimeto.

Fuente: diario Panorama,
18/11/1954, página 19.
Ante el reportero De La Cruz el actor confesó: «México es mi segunda patria. Y los mexicanos son como los venezolanos, de una gran calidad humana». Agregó que no se había sentido discriminado por su nacionalidad y estaba agradecido a la Asociación Nacional de Actores (ANDA) por el apoyo recibido.

Fuente: diario Panorama,
año 1967.
Durante su visita a la capital zuliana para la filmación de Festín para la muerte, Inda, Rodas y Montero efectuaron una breve temporada de radioteatros a través de los micrófonos de Ondas del Lago. Juan Miguel de Mora, periodista y director de la producción cinematográfica, tuvo a su cargo la grabación de tales programas, que incluyeron obras de Federico García Lorca, Alejandro Casona y Gregorio Martínez Sierra, entre otras. La primera de estas piezas difundidas en el espacio “Teatro Moderno del Aire” fue La mujer de tu juventud,  original de Jacques Deval, con Inda, Rodas, Montero y los actores venezolanos Hugo José Machado y Nena Marina. Los programas se transmitieron a las 8:00 de la noche.

Aviso publicitario publicado en el diario Panorama, 25/11/1954, página 17.
La carrera cinematográfica de Américo Montero en nuestro país continuó con Papalepe (1957), dirigida por Antonio Graciani, en la cual compartió créditos con Agustín Irusta, la niña Rebeca González, María Luisa Sandoval y América Alonso. Luego intervendría en Detrás de la noche (1959), que le volvió a reunir con María Luisa Sandoval, Carlota Ureta Zamorano y Humberto Escalona, dirigidos por Juan Corona.

Fuente: revista Encuadre 44-45,
septiembre-diciembre 1993.
A pesar de su interesante labor en el cine, la radio, el teatro y la televisión, su verdadero rol consagratorio le llegaría en 1964, cuando interpretó para RCTV la producción La vida de José Gregorio Hernández. Este personaje le valió su selección para encarnar a este insigne médico venezolano en diferentes espacios dramáticos y marcó para siempre su larga trayectoria artística.

Américo junto a Humberto Tancredi, Carmen Julia Álvarez y
María Luisa Lamata en El Siervo de Dios (1967).
El éxito televisivo se trasladó al cine y El siervo de Dios se convertiría en 1967 en un suceso cinematográfico. En esta coproducción venezolano española encarnaría al llamado “médico de los pobres” acompañado por un elenco de primera, entre quienes se encontraban María Luisa Lamata, Bárbara Teide, Carmen Julia Álvarez, José Luis Silva, Hugo Pimentel, Nuria Torray y Jesús Maella. La dirección estuvo a cargo de Agustín Navarro, con texto original de Pedro Felipe Ramírez, adaptado por Juan Corona y Federico Muelas.

Aviso publicado en el diario Panorama,
09/02/1968, página 25.
La buena acogida de esta película ya se dejaba colar entre los medios de comunicación de la época. En la columna “De aquí y de allá”, publicada en Panorama el 26 de octubre de 1967, el articulista Ebert J. Lira señalaba: «Américo Montero, el actor venezolano consagrado al teatro y a la televisión, tiene el papel más importante de su carrera en la interpretación que hace del doctor José Gregorio Hernández, en la película El Siervo de Dios. Quienes han visto en privado la cinta comentan las escenas del film. Se ha seguido con la más rigurosa fidelidad todos los pasajes del venerado doctor, impregnándolos del mayor realismo. El pueblo venezolano se apasionará al ver desfilar ante sus ojos el personaje que está llamado a estar en los altares».

Hasta no hace mucho esta imagen se prestaba a discusión en un
foro en internet, en el cual algunos aseguraban que era una fotografía
original del doctor Hernández en el Hospital Vargas. En realidad
es un fotograma de la película El Siervo de Dios (1967).
Este logro cinematográfico se volvió a reflejar en la pequeña pantalla. En Los favores del Dr. Hernández, espacio de media hora escrito por Pedro Felipe Ramírez y transmitido por RCTV el 7 de marzo de 1967, se presentaban hechos comprobados o milagros consignados ante la Santa Sede que en ese momento estaban siendo considerados como pruebas para la canonización del llamado apóstol venezolano.  Se contaba un hecho auténtico ocurrido en el mes de abril de 1964 sobre una jovencita desahuciada por los médicos que fue salvada milagrosamente por el venerado doctor. Nuevamente Montero asumía la personalidad del Siervo de Dios y Margarita Corona, el de la joven enferma. Les acompañaron Agustina Martín, Manuel Poblete, Hermelinda Alvarado, Domingo del Castillo y Merey del Nardo. La narración correspondió a Rafael Cabrera y la dirección a José Jordá.

Fuente: diario Panorama, 19/04/1959.
La inauguración del Canal 11 de televisión en 1967, con estudios en la antigua sede de Bolívar Films, le brindó a Américo Montero la oportunidad de incorporarse al grupo de artistas exclusivos de esa nueva planta, entre quienes se encontraban Gina Alvaner, Daniel Farías, Enrique Faillace, Hugo Pimentel, José Poveda, Bárbara Teide, Jorge Palacios, Luis Gerardo Tovar, Ulises Brenner y Pedro Marthan, entre otros. Sus directivos, Ricardo y Amable Espina, auguraban un nuevo concepto en cuanto a televisión y la semana inaugural anunciaban la reaparición de Zoe Ducós a través de esta señal con la producción Orgullo de casta; así como el debut de Espartaco Santoni, con Liliana Durán y María Luisa Lamata, en la obra Mi secreto me condena.  Lamentablemente, un año más tarde esta televisora cerraría sus puertas por problemas económicos y Montero reapareció por la señal de Radio Caracas Televisión, en la cual desarrollaría la última etapa de su fructífera carrera.

Casi una estampita religiosa.
Fuente: diario Panorama, 1967
Tan compenetrado estaba Américo Montero con la figura del llamado Siervo de Dios que en junio de 1969, durante los actos conmemorativos del cincuentenario de su muerte, se hizo presente en Isnotú, estado Trujillo, como parte del Movimiento Social Doctor José Gregorio Hernández, acompañando al doctor Gustavo Briceño Hernández, sobrino del doctor Hernández e hijo de su hermana menor, Ercilia. De hecho, Américo fue jefe de Relaciones Públicas de la Junta Nacional de este movimiento durante la realización de los actos solemnes nacionales (Panorama, 20/06/1969, página 41). Todavía en 1969 lo encarnó nuevamente en la producción televisiva El médico de la bondad.

No obstante, es necesario reconocer que el actor hizo diversas caracterizaciones en la televisión venezolana, en dramáticos como Mario Milagros (1955), El grillo del hogar (1956), La trepadora (1958), El hombre que no quería amar (1959), El destino de Bracho Aguilar (1960), La Usurpadora (1971), Estefanía (1979) y Rosa Campos, provinciana (1980).

También fue un buen cantante y entre sus interpretaciones de música venezolana se encuentra el tema Candilejas, con el conjunto de Los Hermanos Oropeza, del cual compartimos este video subido por el usuario Carlos Rueda en Youtube:


Maricarmen Regueiro (Clara Inés) y Américo Montero
en El Desprecio. Fuente: RCTV
En la última etapa de su trayectoria profesional intervino en reconocidas telenovelas, aunque en roles menores: en El desprecio (1991) representó al mayordomo de la familia Santamaría y aliado de Clara Inés (Maricarmen Regueiro); y en Por estas calles (1992) hizo de capataz de una hacienda del juez Álvaro Infante, junto a Haydée Balza y Alexander Milic.

El 26 de abril de 1993 Américo Montero falleció en Caracas, a los 65 años de edad, víctima de una insuficiencia renal. Su último rol para la TV no pudo realizarlo, pues estaba incluido en el Proyecto 2003, posteriormente conocido como De oro puro, de Julio César Mármol, que protagonizaron Hylenne Rodríguez, Mauricio Rentería y Flor Núñez.

Mariano Álvarez en su caracte-
rización de El Siervo de Dios.
Años después, la vida del doctor José Gregorio Hernández fue llevada nuevamente a la televisión en dos unitarios: El Siervo de Dios (1990), interpretado por Mariano Alvarez y transmitido por Venevisión; y El Venerable (1994), difundido a través de RCTV, con Flavio Caballero como el médico de los pobres. A pesar de la buena receptividad de los televidentes, ambas producciones no tuvieron la misma repercusión que los roles recreados por Américo Montero.

Por cierto, el pasado 29 de junio se cumplió el 95 aniversario de la trágica muerte del doctor Hernández y el próximo 26 de octubre se cumplirán 150 años de su nacimiento, ocasión más que propicia para recordar a quien fuera uno de sus más consecuentes intérpretes.

Fuente: diario Panorama, 28/01/1968