sábado, 30 de abril de 2016

Rafael Cabrera: una voz para recordar

Rafael Cabrera. Fuente: RCTV.
Entre las voces privilegiadas del medio artístico venezolano se encuentra en lugar especial la del locutor y actor Rafael Cabrera, quien destacó a través de la radio durante los años 50, 60 y 70. Su dilatada trayectoria profesional le permitió desenvolverse además en el cine, el teatro y la televisión nacionales, donde se convirtió en una respetada primera figura. Lamentablemente, como a muchos otros de nuestros valores, hoy su memoria se encuentra casi en el olvido.

Cabrera nació el 25 de junio de 1928 en Maracay, estado Aragua. Era el mayor de seis hermanos, tres varones y tres hembras, procreados en el matrimonio de Benito Cabrera y Bertha Corina (Cora) de Cabrera. Su padre era mecánico de profesión, pero en esa época residía en la llamada Ciudad Jardín debido al trabajo en una constructora que prestaba sus servicios en el hotel Maracay.

No sería el único lugar donde la familia se alojaría temporalmente: Rafael vivió en Curazao y en Caracas, donde finalmente se estableció. Culminó el bachillerato en el liceo Andrés Bello. Allí compartiría aula en cuarto año de secundaria con un particular compañero de clases: Carlos Andrés Pérez, quien décadas más tarde se convertiría en presidente de Venezuela.

El estudio de grabación era su entorno natural.
Fuente: Rafael Cabrera, página de Facebook.
Rafael siempre manifestó inclinación hacia el mundo del espectáculo. Tenía una agradable voz grave, pero su padre se oponía a que desarrollara su talento. Trató de que aprendiera el oficio de mecánico, pero si bien adquirió algunos conocimientos, ese no era el destino que el futuro le tenía preparado a ese joven alto y moreno de ojos claros. Paradójicamente, fue don Benito Cabrera quien le ayudó a que entrara a la radio como office boy, pero su interés se orientaba hacia la locución y la actuación. Hacia allí dirigió Rafael sus esfuerzos: el 20 de mayo de 1946 obtuvo su certificado de locución, bajo el número 332. De igual manera, realizó talleres de actuación junto a Margot Antillano y Zoe Ducós.

Su pasión por la radio le permitió ejercer con destreza como locutor en varias radioemisoras a principios de los años 50, entre ellas radio Continente y Radio Difusora de Venezuela, convirtiéndose en una de las voces más prestigiosas. En Radio Caracas Radio fue llamado por Héctor Hernández Vera, junto a Enrique Faillace y Adolfo Martínez Alcalá, para trabajar en el espacio La Novela del Aire. También estuvo en otros programas clásicos de esa época como La Novela de la Tarde, Los Tres Villalobos, Tamakún y Venezuela, tierra adentro.

América Barrios y Rafael Cabrera.
Fuente: Rafael Cabrera, página de Facebook.
Paralelamente hizo sus primeros trabajos teatrales en los años 50, entre ellos su participación en el drama de tres actos La Rubiera, de Ida Gramcko, el cual recibió el Primer Premio otorgado por el Ateneo de Caracas. La temporada 1958 se realizó en el Teatro Nacional, con la caracterización del primer actor Enrique Benshimol, en el personaje de “El Rubio”. En esa producción, Cabrera compartió con actores de la talla de Esteban Herrera, Bertha Moncayo, Edmundo Larra, María Gámez, Rosalía Romero, Mayra Chardiet y Carmen Palma.

En un programa infantil junto
a Rebeca González.
Su interés se extendió a la labor gremial, un área en plena efervescencia durante aquellos años. Así, participó en el Sindicato Profesional de Trabajadores de la Radio y Televisión del Distrito Federal y Estado Miranda (SPTRTVDFM) (1). Figuró como secretario de Cultura y Propaganda en la Junta Directiva durante el periodo 1954-1955, con Luis Germán Meza como secretario General; el periodista y locutor Aquilino José Mata en Organización y Estadísticas; Carlos Bosque, en Trabajo y Reclamos; la actriz América Barrios  en Finanzas;  y Luis Gerardo Tovar en Actas y Relaciones. Debido a la represión del régimen pérezjimenista, la actividad sindicalista fue escasa en esa etapa, aunque el SPTRTVDFM permaneció en funcionamiento, en abierta rebeldía a las medidas restrictivas de la dictadura.

Fotograma de Caín Adolescente (1959).
A finales de los 50, Rafael debutó en la pantalla grande bajo la dirección de Román Chalbaud en la cinta Caín Adolescente (1959). Se mantendría alejado del cine nacional hasta mediados de los años 70, cuando asumió roles secundarios en las películas Compañero Augusto (1976), bajo la dirección de Enver Cordido; y en  Carmen, la que contaba 16 años (1978), otra vez de la mano de Chalbaud.

En el extremo izquierdo Cabrera junto a Francisco
Ferrari, Giove Campuzano y Yolanda Méndez.
Fuente: Rafael Cabrera, página de Facebook.
Por el contrario, su labor en la televisión venezolana fue bastante amplia: trabajó para Televisa (Canal 5) y fue uno de los pioneros en Radio Caracas Televisión (RCTV), donde laboró en espacios como la Telenovela Palmolive, Ciclorama —en obras como La Fiera, Rosalinda, Julio César y La Mentira—; Teatro del Lunes —donde interpretó personajes en El caso de la señora Estupenda, Calígula, Un tal Judas, Detrás del telón y en Ni quisiera estar en sus zapatos—; y Anecdotario —con dramatizaciones de las vidas de Benjamín Franklin, Salomé, Sansón y Dalila, Galileo, José y Quasimodo—.


En el teleteatro Sobre la misma tierra.
Fuente: Rafael Cabrera, página de Facebook.
Durante la década del 60, su trayectoria le había consolidado como una primera figura de la radio y la televisión, si bien sus apariciones televisivas disminuyeron: en 1963 grabó el disco de poemas Amargo el fondo; en 1967 fue el narrador en el espacio Los favores del Dr. Hernández, protagonizado por Américo Montero; y en 1969 participó en El ciego, una coproducción con Televisa protagonizada por Julio Alemán. En ese tiempo destacó en su faceta como locutor comercial, pues su voz de variados matices era muy valorada en el ámbito publicitario.

Para el período 1966-1967, Cabrera repitió como secretario de Cultura y Propaganda del SPTRTVDFM. La Junta Directiva de dicha agrupación gremial estuvo integrada en esta ocasión por Jesús Maella (secretario General), Jesús Adolfo Maldonado (Organización y Estadística), Regino Jiménez (Trabajo y Reclamos), Oswaldo Jaspe (Disciplina y Asistencia Social), Rafael Briceño (Actas y Relaciones Públicas) y como vocales Arnoldo Sanguinetti; Manolo Sánchez, Víctor Bolett y Armando Lira.

Como Alfredo Montalvo en La señora
de Cárdenas
. Fuente: Rafael Cabrera,
página de Facebook.
En los 70, Rafael estuvo como actor de reparto en La loba (1972), uno de los grandes éxitos de Venevisión protagonizada por Ada Riera y Martín Lantigua. A mediados de esta década regresó nuevamente a RCTV, un canal con el cual mantuvo una relación laboral a veces tirante, pero que le permitió interpretar dos personajes hechos a su medida: uno de ellos fue Alfredo Montalvo, el director del periódico donde laboraba Alberto (Miguel Ángel Landa) y esposo de Angélica Rodriguez (Chony Fuentes), hermana de Pilar (Doris Wells), en La señora de Cárdenas (1977). El otro rol fue el de Raúl Matamoros, el jefe policial que era el verdadero padre de Mayra Alejandra en La hija de Juana Crespo (1977).

En el siguiente video, justamente a partir del minuto 12:47, puede verse un interesante duelo  interpretativo entre Cabrera y María Teresa Acosta en La señora de Cárdenas.



Interpretando al malvado brujo Bocú en La balandra Isabel llegó
esta tarde
. Fuente: Rafael Cabrera, página de Facebook.
En febrero de ese año encarnó también otro de sus roles de importancia: el brujo Bocú en la miniserie La Balandra Isabel llegó esta tarde, según libretos de Salvador Garmendia, protagonizada por Marina Baura y Miguel Ángel Landa. Si bien la versión televisiva no alcanzó el reconocimiento que la película de 1950, Cabrera pudo personificar con solvencia este papel que en el cine había hecho famoso a Tomás Henríquez.


El traicionero Mogollón (Cabrera) junto a Rolando
Barral en Resurrección (1977). Fuente: Rafael
Cabrera
, página de Facebook.
Sus actuaciones a partir de allí fueron continuas en el medio televisivo: en Resurrección (1977), su personaje  "Mogollón" era un presidiario a quien sus compañeros del penal lo ahorcaron cuando descubrieron que era soplón; en Mabel Valdez (1977) hizo de un esbirro de la Seguridad Nacional que había matado al padre del protagonista, Raúl Amundaray; en La Piel de Zapa (1978) era el padre de Paulita (Mayra Alejandra) y hacía pareja con Nancy Soto. Otras telenovelas en las que actuó ese año fueron El Angel Rebelde y Sonia, donde era el padre de Pierina España, la protagonista.

En el siguiente video de un capítulo de El Ángel Rebelde aparece Rafael Cabrera en el minuto 3 de la grabación.



Regresó al teatro, una de sus pasiones, con la comedia La muchacha sin retorno (1979), presentada en el teatro Santa Sofía (El Cafetal, Caracas) junto a Elisa Ramírez, María Hinojosa, Hermelinda Alvarado y María García.

Miguel Alcántara, Cecilia Villarreal, Raúl Amundaray,
Yolanda Muñoz y Rafael Cabrera en Mabel Maldez.
Fuente: Rafael Cabrera, página de Facebook.
En 1980 hizo del padre de Grecia Colmenares en Drama de amor en el bloque 6, la versión de Romeo y Julieta realizada por Pilar Romero. Entre sus últimos papeles figuró el de un comisario en la novela Acusada (1983), segunda parte de Marisela, interpretada por Tatiana Capote y Franklin Virgüez. Alejado de la televisión en no muy buenos términos, Cabrera se dedicó de lleno nuevamente a la locución comercial.

En su vida personal, el actor se casó dos veces. De su primer matrimonio en 1949 con Lesbia Arteaga procreó cinco hijos: Jennie, Bertha, Rafael Guillermo, Néstor (fallecido) y Anarelys del Valle. Divorciado, se casó nuevamente en 1974 con Florencia Alfonzo, con quien tuvo a Jorge, Alix y Francis. Además, concibió dos hijos fuera de estas uniones: Carolina Boscán y Aníbal.

Un apasionado de la lectura
y la música.
Cabrera se caracterizaba por ser un hombre serio, de carácter fuerte pero no violento. Según su hija Bertha era reservado, un poco arisco con las personas y hasta retraído. Sus amigos eran contados y no le agradaban los juegos pesados. «A mí no me gustaba verlo en televisión pues un día lo iban a matar en una telenovela y me angustié mucho. Por eso prefería no hacerlo», expresa.

Su hija menciona entre sus aficiones la lectura, la música, la navegación, el boliche y el automovilismo: «Era muy apasionado del mar y fue propietario de varias lanchas. También corrió en varias competencias automovilísticas junto a su amigo Pancho Pepe Cróquer, pero después de que él murió ya no quiso seguir en eso».

Fanny (Marisela Berti) y Alfredo Montalvo (Cabrera)
en La señora de Cárdenas. Fuente: Rafael Cabrera,
página de Facebook.
Hacía pocos años que se había alejado de las cámaras de televisión cuando sufrió un accidente cerebrovascular en 1985. La presencia de dos coágulos requirió que fuese operado a corazón abierto, intervención quirúrgica de la cual salió bastante bien. Sin embargo, la enfermedad le dejó secuelas: durante un año debió someterse a rehabilitación física y, además, perdió el habla, la cual logró recuperar pero quedó impedido para realizar las locuciones por las cuales era conocido. En esa época se separó de su segunda esposa y por decisión propia decidió internarse en un geriátrico; luego se trasladó a otro establecimiento en Caricuao, gracias al apoyo de sus compañeros del sindicato de radio. Fue una época dura que dio lugar a muchas especulaciones por parte de la prensa y de allegados, pero su hija asegura que en ningún momento ellos le dieron la espalda.

Porte y voz de galán. Fuente: Rafael
Cabrera
, página de Facebook.
Cabrera fue un hombre respetado en el medio radial. En una entrevista realizada para la revista ¡Claro! (junio 2012, No. 280), el reconocido locutor Jesús Leandro lo mencionaba como una de las voces de la locución venezolana, junto a Alfredo Mena, Rafael Enrique Mena, Walter Parra, Rubén Darío Villasmil y Ofelinda García. Cuando la enfermedad le impidió seguir laborando, Jaime Suárez, otro de los grandes de la narración y la locución venezolanas, asumió las marcas a las cuales Cabrera hacía comerciales y donó el dinero ganado por esos trabajos para su tratamiento y recuperación, en virtud de la estima y admiración que sentía por él.

A principios de 1993 Rafael Cabrera sufrió un nuevo ACV del cual no logró recuperarse. Falleció el 31 de enero de ese año en la ciudad de Caracas, a los 64 años de edad.

En su personaje de Bocú. Fuente: Rafael Cabrera,
 página de Facebook.
Como anécdota curiosa, me gustaría compartir un episodio paranormal vivido por el actor en 1986 y que me fue referido por sus familiares. El 4 de diciembre de ese año había falleció su madre; en esas fechas su segunda esposa le había pedido el divorcio y él aun no se recuperaba del todo de su ACV. Agobiado, Rafael decidió ir a casa de su tía el 27 de diciembre. Como viajaba solo, colocó la foto de su difunta madre en el tablero del vehículo y le pidió fervorosamente a ella que le cuidara durante el trayecto. Llegado a su destino sin inconvenientes, fue recibido por sus familiares y unos obreros que se encontraban realizando un trabajo en la vivienda.

Respetado actor y locutor. Fuente: Rafael Cabrera,
página de Facebook.
Al día siguiente, estos trabajadores le preguntaron a su tía cómo habían amanecido Rafael y la dama que se había bajado cuando arribaron la noche anterior. La tía les aseveró que él había llegado solo. Ante la insistencia de las personas en que habían visto bajar a una señora mayor del vehículo, ella les mostró una fotografía de la madre de Rafael Cabrera. Para sorpresa de todos, aseguraron que efectivamente era ella. Este asombroso incidente fue recogido luego por el productor Rafael Silva, quien lo compartió con sus radioescuchas en uno de los episodios de su conocido espacio Nuestro Insólito Universo.

Para conocer más acerca de la trayectoria profesional de Rafael Cabrera, pueden visitar la página de Facebook creada por su nieto, el periodista Nelson Muñoz, a quien agradecemos su apoyo, al igual que a su madre Bertha Cabrera, para la realización  de este perfil.
_________________________________________________________________

(1) Fuente: Panorama cinematográfico a través de las Juntas Directivas del Sindicato Profesional de Trabajadores de Radio-Teatro-Cine-Televisión y Afines del Distrito Federal y el estado Miranda (1943-1980). Tesis de Grado de David Arcila para optar al título de Licenciado en Artes Mención Cine (Noviembre de 2010).

miércoles, 13 de abril de 2016

La muerte visita de noche

La mañana del sábado 23 de abril de 1994, una noticia corrió veloz de boca en boca entre los vecinos de Ciudad Ojeda: «¡Mataron a Roberto Luti!». Sí, el cantante romántico de los 70. El inmigrante italiano que había llegado desde muy niño junto a su familia a la capital del municipio Lagunillas en el estado Zulia. El compañero eterno de Doménica, con quien inmortalizara la versión en español del clásico de Sharif Dean, “¿Tú me amas?”, había muerto.

Roberto Luis Luti Corrieri tenía entonces 55 años y residía en la casa número 8 de la calle Las Palmas, en el sector La Playa de Ciudad Ojeda. Los datos preliminares señalaban que había sido asesinado en su hogar por un sujeto desconocido y que fue agredido con un arma blanca cerca de la medianoche del fatídico viernes 22 de abril de 1994.

Diario Panorama, 24 de abril de 1994, página 4-10.
Las lesiones fueron recibidas una en el brazo izquierdo, la cual le produjo la fractura de los huesos cúbito y radio; la otra en la cabeza, con exposición abierta y pérdida de masa encefálica. Fue esta la que le produjo la muerte casi instantánea. Debido a la violencia con que había sido atacado, se presumía que el homicida estaba bajo los efectos de la droga o del alcohol.

La noticia era difícil de asimilar, por cuanto se consideraba a la víctima como una persona pacífica, generosa y muy colaboradora con quienes le rodeaban. Le frecuentaban tanto familiares y amigos como conocidos ligados al mundo artístico, quienes le pedían consejos o asesoría acerca de alguna canción. Entonces, ¿quién podría haber cometido tal atrocidad?

Amado Torres, un testigo de excepción.
Fuente: Panorama, 01/06/1994,  pág. 2-2
Para el momento de su asesinato, Luti vivía acompañado por el cantante Amado Torres. Este fue detenido por los efectivos de la entonces Policía Técnica Judicial (PTJ) en su sede en Lagunillas, para que rindiera declaración sobre los hechos.

Según su testimonio, aproximadamente a las 10:30 pm Luti fue visitado por una persona con quien mantuvo una larga conversación por espacio de una hora. A las 11:30 pm y por motivos que se desconocen, surgió una acalorada discusión y el visitante hirió de manera mortal al cantante. Se descartó el móvil del robo, pues aún cuando existían objetos de valor, solo se llevaron un reproductor de VHS.

Era claro que Luti conocía a quien más tarde se convirtió en su verdugo, pues él mismo le abrió la puerta y le permitió entrar a su hogar. Amado Torres, el único testigo del homicidio, declaró que al escuchar la discusión, los gritos y la pelea, se encerró en un closet de la casa, por lo que el asesino no pudo hallarlo.

Para las nuevas generaciones, Luti es un total desconocido. No obstante, durante la década de 1970 popularizó temas románticos como Me quiero casar contigo, Celoso, Lo mucho que te quiero, Brindo por tu cumpleaños y su gran éxito junto a Doménica Di Salvo, la versión en español de "¿Tú me amas?".

La hermosa tierra de la Toscana (Italia) vio nacer el 8 de octubre de 1938 al segundo hijo de Paolo Amadeo Luti y de Lina Corrieri. Cuando Roberto era aún muy pequeño, sus padres se radicaron en Venezuela, específicamente en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, donde la explotación petrolera abría nuevas oportunidades de desarrollo a un pequeño poblado que luego se convertiría en la capital del municipio Lagunillas: Ciudad Ojeda. Allí la familia poseía un restaurante: Da Vasco, de especialidad italiana.

Su interés por la música y el canto lo manifestó desde su infancia, así que ya adolescente orientó sus esfuerzos hacia ese rumbo, no exento de sinsabores.

Fuente: Panorama, 07/09/1966.
El 7 de septiembre de 1966, un maltrecho Roberto Luti asomaba su golpeado rostro desde la página de Sucesos del diario zuliano Panorama. El día anterior, a eso de las diez de la noche, el joven vocalista viajaba a Bachaquero, municipio Valmore Rodríguez, para ir a una fiesta familiar en casa de su hermano. Un camión platanero se dirigía en vía contraria  y ambos vehículos se encontraron en el cruce de la carretera Z. La colisión produjo daños de consideración en las unidades de transporte; Luti y el ayudante del camión resultaron heridos, aunque las lesiones no afectaron su incipiente carrera musical.

Su despegue profesional empezó cuando la casa discográfica Discomoda, de César Roldán, grabó su primer sencillo. Allí iniciaría una trayectoria ascendente que llegó a su tope a mediados de la década del 70. Luti logró proyectarse en Latinoamérica, donde sus canciones le procuraron amplia popularidad en países como México, Colombia, Perú, Chile, Argentina, República Dominicana y Costa Rica, entre otros. Fue justo en el año 1970 cuando participó en el IV Festival de la Canción Latina en Miami, con la Canción de la Esperanza, del zuliano Rafael Hidalgo.



A principios de 1971, Panorama (14/02/1971, p. 29) refería el rotundo éxito del cual disfrutaba Luti en México. El redactor de la nota periodística mencionaba que parecían increíbles los logros por él alcanzados y cómo en nuestra patria no había podido colocarse entre las grandes estrellas nacionales por falta de apoyo. Celoso se convirtió en tierras aztecas en un verdadero hit. La prórroga de sus contratos lo mantenía tan ocupado que le impedían regresar a Venezuela. Tal era su renombre en México que, años después y a pesar de su retiro, se mantenía como el único artista suramericano con un club de fans activo en ese país.

A finales de los 70, los éxitos de Luti mermaron y empezó a distanciarse del mundo artístico. Estaba dedicado de lleno a la actividad comercial, al frente del restaurante Da Vasco. Había creado además su propio sello disquero, Gaviota; y se había dedicado a promocionar la carrera de jóvenes talentos, uno de ellos el prometedor Héctor Reglero, a quien sugirió cambiara su nombre por uno menos sonoro pero más atractivo: Ricardo Montaner.


En enero de 1981, tras cinco años alejado de las actividades artísticas, reapareció en un espectáculo. En esa época anunciaba que venía con un nuevo estilo a interpretar canciones de la autora zuliana María Pantin, de cuyo libro de poemas seleccionó varios títulos incluidos en el larga duración que preparaba con su sello fonográfico. El LP saldría en mayo de ese año y se incluirían también composiciones de Carlos Romero. Además, cantaría algunos temas con su mejor pareja musical, Doménica. Sin embargo, nunca su carrera volvería a alcanzar el éxito pasado.


Su última presentación pública en tierras zulianas fue el 19 de abril de 1994 en la tarima ubicada en la avenida Alonso de Ojeda, como parte del acto organizado para celebrar los 25 años de Radio Petrolera. El 20 de abril se presentó en Caja Seca, en el aniversario de Mundial Sur del Lago. Tres días más tarde, estaba muerto.

Retrato hablado publicado en el diario
Panorama el 27/04/1994. 
Lo sorprendente de este caso es que siempre hubo confianza en que sería fácilmente resuelto. Por lo menos, eso se percibía en las declaraciones emanadas desde los entes detectivescos. Dos días después de su muerte, Panorama (24/04/1994, p. 4-10) reseñaba el optimismo del jefe del Cuerpo Técnico de la Policía Judicial de Ciudad Ojeda, comisario Euro Oquendo, pues consideraba que había muy buenas pistas para hallar al culpable: Amado Torres había visto al criminal y existía un retrato hablado que permitiría su captura.

Según esta referencia el homicida, de unos 21 años de edad, medía aproximadamente 1,70 metros, poseía una contextura delgada, bigote escaso, pelo liso y piel blanca con algunas muestras de acné en la cara. Vestía como un trabajador petrolero, pues portaba casco de seguridad y un maletín, lo cual hacía presumir que prestaba servicios para una contratista petrolera de la zona.

Torres era un cantante apadrinado por Roberto Luti bajo el nombre artístico de Amado Milo. Residía con él desde hacía cuatro años y aseguró haber visto al criminal al menos en dos ocasiones previas en la vivienda que ambos compartían.  Dentro de los posibles motivos del asesinato se mencionó una deuda económica. No obstante, en el ambiente policial se pensaba que Amado no había dicho todo lo que sabía por temor a represalias, aunque él mismo aseguraba que el asesino no se había percatado de su presencia.

El adiós amargo a un gran cantante. Fuente: AngeloC.
Unos días después, cumplidos los trámites legales, el cadáver de Roberto fue trasladado a Italia para darle sepultura. Paradójicamente, en la medida en que avanzaban las investigaciones, el caso mostraba signos de estancamiento. Las pruebas halladas en el sitio del crimen fueron enviadas a Caracas, mientras  personas relacionadas con el cantante eran citadas para declarar. Entre ellos se encontraba Doménica De Salvo, quien aseguró que minutos antes de su muerte, Luti había conversado con ella y se preparaban para efectuar una gira por Valera, estado Trujillo.

Al circular el retrato hablado, vecinos y miembros de la comunidad especularon que el sujeto frecuentaba lugares públicos en Ciudad Ojeda e incluso se llegó a mencionar que laboraba en una ferretería de la zona. Entre los sospechosos surgió un cantante aficionado, imitador de Guillermo Dávila por su supuesto parecido con este afamado cantante de los 80. También se señaló a un arreglista que trabajaba con Luti y hasta se pensó que Amado Torres podía estar comprometido en el asesinato. Una comisión de la PTJ de Ciudad Ojeda se trasladó a Valera para localizar a un músico presuntamente implicado, pero resultó una pista falsa.

Panorama, 18/10/1970, pág. 23
Para el 7 de mayo de 1994, lo que en un principio parecía un caso fácil permanecía irresuelto. El comisario William Vento ordenó la revisión exhaustiva de la casa donde vivía Luti, con el propósito de recabar más evidencias. Más de 60 personas ligadas a la vida personal y musical del cantante desfilaron por la PTJ, pero ninguno aportó la clave necesaria para reconocer al asesino nocturno.

Un mes después, Amado Milo seguía detenido, aunque persistía en su versión inicial de que había visto en una oportunidad al asesino en la residencia que compartía con Luti en el barrio La Playa, pero este nunca se lo presentó y en la ocasión en que trató de preguntarle, le respondió con evasivas.

Según el testimonio de Amado, vio al sujeto entrar y sentarse en la sala con Roberto. Acostado en su cuarto, sintió golpes y gritos que le hicieron asomarse por una hendija de la puerta. La escena que vio fue espeluznante: Luti casi en el suelo suplicaba piedad mientras su verdugo le asestaba un machetazo en la cabeza.

Una comisión del grupo BAE se trasladó de Maracaibo a la Costa Oriental del Lago para investigar a profundidad este crimen. El jefe de la PTJ en la región vino personalmente a conducir las pesquisas, pero todo resultó infructuoso.

El 22 de abril de 1995, a un año de su muerte, el caso ya era considerado un “cangrejo”. No había ni un detenido, ni siquiera el nombre de un sospechoso. Hasta el día de hoy, el crimen sigue sin ser resuelto.