lunes, 27 de julio de 2015

Alejandra Pinedo, toda dulzura y encanto

Foto: Abel Legrand. Fuente: revista Venezuela
Farándula, año 1979.
Luego de un encuentro íntimo con su pareja, la estudiante universitaria Delia se encuentra sola en su apartamento. Un ruido extraño la inquieta (¿o tal vez sea un mal presentimiento?),  por lo que decide levantarse a inspeccionar el lugar. Mientras su novio, Andrés Barazarte, se encuentra en vías de concretar una acción guerrillera, Delia es sorprendida por una ráfaga de disparos mortal. El dramatismo se acentúa al mostrar su cuerpo ensangrentado cayendo en cámara lenta, a la par que Andrés llega al lugar convenido solo para descubrir que ha sido descubierto y se encuentra sitiado. Inicia entonces el clímax de una de las películas más representativas de los años 70, País Portátil, que conduce a la inolvidable secuencia final.

La trama recreaba la épica historia de la familia Barazarte según la novela homónima de Adriano González León, ganadora del premio Biblioteca Breve Seix Barral en 1968. La cinta fue dirigida por Antonio Llerandi e Iván Feo, quien además se reservó el rol protagonista. El elenco reunía a actores de trayectoria como María Luisa Lamata, Héctor Duvauchelle, Eliseo Perera, Nardy Fernández, Silvia Santelices y una jovencita que desde su ingreso al mundo del espectáculo había llamado la atención: Alejandra Pinedo.

País Portátil: una épica personal y una mirada a la historia de nuestro país.

Foto: Abel Legrand. Fuente: revista Venezuela
Farándula, año 1979
En aquellos años, ella encarnaba la dulzura —por lo menos, así me lo parecía—, con aquellos brillantes ojos oscuros y su voz suave. Su verdadero nombre era Alejandra Pinedo Díaz y nació el 19 de abril de 1953.  A pesar de ser hija de la actriz Cristina Fontana, a quien acompañaba desde niña a los estudios de grabación, en una entrevista publicada en 1978 (1) confesaba que el medio televisivo no le atraía mucho “hasta que un buen día me interesó y me inscribí en la academia de Paul Antillano para estudiar arte dramático”.

Sus primeros pasos en la pequeña pantalla local los dio en la telenovela Simplemente María, uno de los grandes éxitos de la Corporación Venezolana de Televisión (CVTV) en 1970. Luego pasó a Radio Caracas Televisión, donde le ofrecieron roles secundarios, en producciones dramáticas como Bárbara (1971), La Doña (1972) y uno destacado en Sacrificio de mujer (1972), donde también participaba su madre. El próximo paso en su ascendente carrera fue cambiarse a Venevisión; allí le aguardaban nuevas oportunidades de crecimiento actoral.

Alejandra en su personaje de Mi hermana gemela.
El año 1975 le deparó varios roles importantes para su consolidación profesional: interpretó a Candy, bella jovencita de sociedad amiga de la hermana del protagonista, en Una muchacha llamada Milagros. Después, hizo de enfermera en Mi hermana gemela; y en Mariana de la noche era Caridad “Chachi” Montenegro, una chica conflictiva, algo histérica, celosa de su hermana (Lupita Ferrer). Los elogios a sus actuaciones no se hicieron esperar.

A Alejandra muchos amigos le habían recomendado dedicarse al canto, al descubrir la agradable tesitura de su voz cuando años atrás grabara una pista junto a Toco Gómez, con algunas composiciones de Arnoldo Nali. Por ello, en 1976 decidió tomarse más en serio esta vertiente de su profesión.

Fuente: El Nacional.
En esa ocasión, el diario El Nacional (2) anunciaba que iniciaría estudios de vocalización con una profesora alemana que le había recomendado la cantante Patty Ross. Pinedo afirmó que destinaría sus vacaciones hasta octubre de ese año para dedicarse a aprender las primeras técnicas del canto. Luego reduciría el número de horas de su formación musical para continuar sus estudios universitarios. La idea era ampliar su círculo profesional, con el canto como complemento de la actuación.

Alejandra y Eduardo
Serrano: Pareja en Marianela.
Ese año Alejandra pudo protagonizar la miniserie Marianela, inspirada en la novela de Benito Perez Galdós, con Eduardo Serrano como coprotagonista. En el elenco figuraban Herminia Martínez, Francisco Ferrari, Olga Castillo, Martín Lantigua, Mary Soliani y Orlando Urdaneta. La acogida a la nueva pareja fue buena, por lo cual al año siguiente, Venevisión intentó proyectarla a nivel estelar.

Alejandra y Humberto García en Una muchacha llamada Milagros
Sin embargo, antes le asignaron el rol de Jenny Arocha en La Zulianita (1977). Su personaje era la hermana de José Bardina, quien se enamoraba de Marta María (Lupita Ferrer), la provinciana que se desempeñaba como servicio doméstico en la mansión Arocha, y a la cual él seducía. El resultado: un embarazo indeseado. El hermano de la zulianita, interpretado por Orlando Urdaneta, buscaría venganza al seducir a Jenny. En una escena memorable, Bardina los sorprende en la cama, y les reclama:

¡Pero ustedes tienen que casarse!

A lo que Orlando le contesta, con esa desfachatez zuliana que solo un maracucho podría remedar: "¡Estáis fresco, Erpidio!".

Fuente: foro Telenovelas del ayer.
Luego de La Zulianita, Alejandra estaba lista para la protagonización en horario estelar: junto a Mary Soliani y Eduardo Serrano conforma el trío amoroso de Laura y Virginia. En este dramático, ella interpretaba a Virginia Ferrari, una muchacha humilde, resignada a su destino, quien laboraba en una fábrica y estaba enamorada del hijo del patrón, encarnado por Serrano.

A pesar de las expectativas creadas, la telenovela no dio los resultados esperados de audiencia, aun cuando Delia Fiallo fue llamada para reforzar el equipo de escritores, a fin de darle un giro a la trama. Como parte de las estrategias promocionales, Alejandra  visitó Maracaibo para la elección de la Novia del Lago, donde fue recibida de forma entusiasta por el público asistente.

Un trío para recordar.
Laura y Virginia siempre es comentada como un gran fracaso televisivo, pero sorprende cómo a más de 30 años de estrenada, aun hay televidentes que la recuerden y expresen su cariño a los actores que la protagonizaron.

En esta época, la actriz comenzó a estudiar Derecho, pero tuvo que dejarlo debido a lo absorbente de su trabajo. A pesar de la aparente experiencia insatisfactoria anterior, Venevisión volvió a darle un papel protagónico en 1977. Esta vez fue Flor de durazno, inspirada en la obra homónima del escritor argentino Hugo Wast, quien había tomado lugares y personajes de la zona de San Esteban y Dolores, en Córdoba, para realizar una de sus novelas románticas más famosas, publicada a principios del siglo XX. La adaptación correspondió a Manuel García Piñera, quien trasladó la acción al estado Mérida para aprovechar los paisajes naturales de la zona andina. Francisco “Paquito” Gutiérrez estuvo a cargo de la dirección. El tema musical original era de Luis Cruz, con arreglo del maestro Raúl Fortunato.

Alejandra, Humberto García y León José
en el drama provinciano Flor de durazno.
Fuente: diario Panorama.
El mensaje de Flor de durazno apuntaba el rescate de los verdaderos valores humanos. Enfrentaba la lucha entre las mentalidades y formas de vida del campo y la ciudad. Nuevamente los protagonistas lo conformaban un trío: Alejandra era Trina; Humberto García, Miguel; y León José, Ramón. Las transmisiones se iniciaron a las siete de la noche, pero debido a la poca audiencia, la novela fue mudada a las tres de la tarde y cortada a menos de 60 capítulos. No obstante, lo peor estaba por venir.

Al terminar este dramático, los ejecutivos de producción del canal quisieron ubicarla en el elenco de Rafaela para interpretar el rol de una drogadicta, sin darle el crédito de “Actriz invitada”, una condición que ella exigía debido a que había protagonizado con anterioridad. No llegaron a un arreglo y Alejandra decidió demandar a la empresa.

Fuente: Página de Facebook Nuestras
Novelas Borincanas 1954 - 2006.
 
En estas circunstancias, Producciones Orinoco —filial de RCTV para las ventas de sus producciones en el exterior— le ofreció un contrato que le permitiría consolidar su internacionalización. Se trataba de participar en una telenovela en Puerto Rico bajo coproducción entre RCTV y canal 2 Telemundo, lo cual requería su permanencia en la isla boricua durante tres meses y medio. Cristina Bazán — tal era el nombre del dramático— prometía tener una buena proyección, pues sería protagonizada por José Luis Rodríguez y una de las estrellas de la isla, Johanna Rosaly. El contrato le permitía seguir perteneciendo legalmente al elenco artístico de Venevisión hasta tanto no concluyera la demanda que aún estaba pendiente (3).

En mayo de 1978, Alejandra se encontraba en trámites de viajar a Puerto Rico cuando algunos diarios comenzaron a especular que había firmado un contrato de exclusividad con RCTV, lo cual ella desmintió rotundamente, pues todavía cursaba la demanda legal contra Venevisión y mientras duraban esos juicios, no podía tomar ninguna decisión de cambio de estación televisiva.

La intención era cumplir, entonces, con el compromiso de la telenovela, pero además quedarse una buena temporada y escuchar propuestas para hacer teatro. Sin embargo, el viaje no se presentó fácil, ya que surgieron inconvenientes con su visa de trabajo y debió superar la congestión existente en el aeropuerto de Maiquetía (4).

Alejandra, Johanna Rosaly y Gilda Haddok.
Finalmente, Alejandra llegó a la isla el 7 de mayo de 1978 y lo que pensó que serían tres meses de permanencia se alargó más de lo previsto, debido al megaéxito alcanzado por Cristina Bazán. De repente, Johanna Rosaly y José Luis Rodríguez saltaron a la fama internacional televisiva en América Latina y España. “Voy a perder la cabeza por tu amor” se convirtió en uno de los hits musicales del año y José Luis comenzó a desarrollar rápidamente una carrera como cantante y actor en todo el continente.

El argumento de Cristina Bazán era la típica historia de la Cenicienta, donde una pobre y buena chica (Cristina) sufre los maltratos de su madrastra Rosaura (la actriz puertorriqueña Esther Sandoval) y sus hermanas Ámbar Alsina (Gilda Haddock) y Teresa “Tere” Alsina (Alejandra Pinedo). Finalmente, encuentra el amor de Rodolfo Alcántara, hombre “guapo” y rico interpretado por El Puma. Otros personajes de esta novela incluían a Alba Nydia Díaz (Taina) y Luis Daniel Rivera (Miguel Ángel).

Fuente: El Nacional.
Para Alejandra Pinedo, la buena acogida de su personaje por el público boricua vino a sumarse a la buena imagen de la cual ya gozaba gracias a las telenovelas exitosas que allá se habían transmitido. Tere Alsina era una joven muy amargada porque su madre prefería a su otra hija, Ámbar. Esto la hacía envidiosa, pero luego cambiaba su carácter al enamorarse de un joven mecánico, interpretado por Tito Bonilla.

Cristina Bazán es una telenovela que no ha envejecido bien. Vista hoy en día, luce acartonada y sus actores, sobreactuados. Sin embargo, Alejandra aparentemente supo llevar su personaje con naturalidad, tal como puede apreciarse en esta pequeña escena:


Durante su permanencia inicial de cuatro meses, Alejandra supo adaptarse al ambiente de la isla borinqueña. A Edith Guzmán le confesaría, en una entrevista exclusiva para El Nacional (5) que se encontraba muy bien: “Sinceramente no deseo irme por ahora a Venezuela, lo único que añoro es mi familia, mi gente, pero por lo demás, estoy como en mi propia casa. Además, para la profesión de uno es beneficioso un cambio. Aquí la gente es encantadora, cariñosa y muy espontánea”.
Fuente: El Nacional.

En esa ocasión manifestó que le gustaba interpretar papeles que tuvieran fuerza: “He hecho muchos que me han gustado, como el de Impaciencia del corazón, Carta de una desconocida, Marianela y el de “Chachi”, en Mariana de la noche. También el que hice en El amo, cuando comencé”.

En Puerto Rico, Alejandra se dedicaba a las grabaciones de la telenovela desde las 9:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde. Solo los fines de semana se permitía recorrer la isla y atender invitaciones de amigos. Allí constató que el mercado laboral estaba muy limitado para los actores, pero los cantantes de renombre como Chucho Avellanet, Nydia Caro y Charitín Goyco tenían sus propios shows de variedades.

Sus esfuerzos rindieron frutos: en enero de 1979 los cronistas de espectáculo portorriqueños le otorgaron el premio Aguaybaná, el principal galardón anual instituido en la isla para los artistas de televisión, en el renglón de dama joven, por su participación en Cristina Bazán. Para la misma Alejandra resultó una sorpresa, pues a su juicio el rol de Tere Alsina no encajaba dentro de la línea de actuación de dama joven, pero igual se mostró agradecida por este reconocimiento.

Alejandra y José Luis fueron los primeros actores que Radio Caracas envió a Puerto Rico cuando abrió la coproducción con ese país; al terminar ellos sus compromisos, se iniciaron los preparativos para La otra mujer. Correspondió a Luis Abreu y a Marisela Berti la oportunidad de actuar en ese dramático.

Marisela —quien considera a Alejandra Pinedo como un verdadero ángel, muy espiritual; una compañera insigne, así como una actriz disciplinada y de gran talento— recuerda que en esa ocasión esta le dijo: “Qué bueno que vas a Puerto Rico. Esa isla tiene algo, una energía especial que te da paz y mucha felicidad”.  Marisela comentaría luego: “No hubo un solo día de los nueve años que viví allá —recuerda que hice la novela y después me casé con Chucho— que no recordara sus palabras y le diera la razón. En esa isla fui muy feliz y hasta el sol de hoy la siento mi segunda patria.”

Fuente: diario El Nacional.
En 1979, luego de cumplidos sus compromisos laborales en Puerto Rico, Pinedo retornó a Venezuela. Regresaba en un buen momento de su carrera como una de las figuras jóvenes de la actuación más prometedoras.

Se estrenaron ese año dos películas en las cuales tenía participación: la ya comentada País Portátil; y Juan Topocho, de César Bolívar —“un completo y absoluto fracaso en la taquilla”, en palabras de su propio director—.

También cambió de canal y firmó contrato con Venezolana de Televisión. En una entrevista ofrecida a la periodista Sylvia Vergara para la revista Venezuela Farándula, diría: “Estoy muy entusiasmada porque me hablaron de muchos planes muy lindos que el Canal piensa llevar a cabo, y en los cuales me incluye”. A la pregunta de si había sido positiva o negativa su salida de Venevisión, contestó muy sinceramente: 

Fuente: diario Panorama.
“Fue una experiencia muy positiva, salí del estancamiento, viajé, descansé, me superé, hice cine, trabajé en el extranjero, me amplié por decirlo así, estudié, aprendí, hice un balance de lo que hacía, sabía y tenía, pensé…y ahora me siento más capacitada, más segura, con más cancha, más experiencia y por supuesto, mucho más madura como actriz. Puedo decir que estoy renovada, así que me alegro (de) que hayan ocurrido las cosas tal como ocurrieron. No me hundí, sino que me sirvió para subir. Porque por último, cosa extraña, he trabajado menos y he ganado más.”

Alejandra Pinedo: la eterna
sonrisa.
En VTV, las oportunidades de hacer buenos trabajos se presentaron promisorias. Varios papeles en teleteatros y telenovelas cortas le esperarían, tales como Orgullo y Prejuicio, inspirada en la obra de Jane Austen, con Leopoldo Regnault como coprotagonista; Eugenia Grandet, de Honoré de Balzac; Fortunata y Jacinta, de Benito Pérez Galdós, junto a Bárbara Teyde. El 2 de julio de 1979 (6) se presentaba a las 10 de la noche, en el espacio Teatro de los lunes, la obra El Zoo de Cristal, según el drama de Tenesse Williams, en una adaptación a cargo de Manuel del Río con Alejandra como protagonista. La dirección artística y la puesta en escena estuvieron a cargo de Armando Gota, con dirección general de Jorge Lamas. Le correspondió al periodista y crítico teatral Edgar Moreno-Uribe disertar sobre la pieza antes de su transmisión.

Sin embargo, a pesar de ser todas buenas producciones televisivas, hechas con mucha dignidad y por excelentes profesionales, el respaldo del público no fue masivo y la imagen de la actriz empezó a desvanecerse para dejar paso a otras “damitas jóvenes” del canal, como Amanda Gutiérrez, Elluz Peraza, Blanquita Faillace y Altagracia Sarmiento.

María Escalona y Alejandra en Raíces. Fuente: diario Panorama, 1981.
El trabajo de Alejandra Pinedo en el canal del Estado continuó, aunque de manera cada vez más espaciada. Por ejemplo, el 15 de septiembre de 1981, a las 10:30 de la noche, se estrenó en el espacio Primera Fila el clásico del teatro inglés Raíces, del dramaturgo británico Arnold Wesker, según adaptación de Manuel del Río. Alejandra encabezaba el elenco, integrado además por María Escalona, Alberto Arvelo, Eliseo Perera, Yolanda Muñoz y Arturo Maitín. La dirección correspondió a Rafael Quiroga. Según reseñas de algunos medios, ese mismo año participa en la telenovela Catatumbo, con Elluz Peraza y Luis Abreu.

En 1982 protagonizó Pequeña María, donde hacía el rol de una invidente. La serie buscaba lanzar a la fama a uno de los descubrimientos artísticos de Luis Gerardo Tovar: la agrupación juvenil Unicornio, que en ese momento empezaba a despuntar como una de los más populares de inicios de la década, en competencia con Menudo y Los Chamos.

En el siguiente video podemos oir la interpretación de la canción que daba nombre a la serie:


En octubre de ese año Alejandra representó a nuestro país como cantante en el Festival Internacional de Puerto Rico, celebrado en el Centro de Bellas Artes de San Juan, con una canción seleccionada por el director musical de la planta, Carlos Moreán. También se presentó el grupo Unicornio como invitado especial (7). Sin embargo, el gran éxito lo alcanzarían estos jóvenes al alzarse con la victoria en el Festival de la OTI celebrado en Lima, Perú, interpretando Puedes contar conmigo, creada por Tovar y Carlos Moreán. La canción se convirtió en un éxito radial no sólo en Venezuela y Latinoamérica, sino también en otras partes del mundo.

Fuente: diario El Nacional.
Pese a toda una trayectoria labrada a punta de méritos profesionales, a fines de los años 80 la estrella de Alejandra Pinedo se encontraba en baja. En 1989, el diario Panorama señalaba que la actriz estaba en la lista de los artistas que cobraban sin trabajar en el Canal de Estado, junto a Alberto Álvarez, Martín Pacheco y Los Melódicos. Por supuesto, no era algo de lo cual ellos fuesen responsables, pues correspondía a los ejecutivos del canal asignarles trabajo acorde con sus capacidades.

Culminado su contrato, su nombre se desvaneció por completo del medio artístico nacional. Por esos años la actriz se casó con Fernando Marín, un actor español; y se trasladó a Madrid. Comentarios en la red señalan que supuestamente ejercía el periodismo, pero una fuente más fidedigna —uno de sus sobrinos— aclaró que actualmente enseña Yoga.

De manera insospechada, el recuerdo de Alejandra Pinedo todavía permanece vigente en muchos de quienes disfrutaron de su trabajo durante la década de los 70 y 80. Su nombre es mencionado con frecuencia en los abundantes espacios de memorabilia que se encuentran en Internet dedicados a exaltar a los artistas y las telenovelas de esos años.  Por ejemplo, el forista salvadoreño Geovanny Fuentes, en la página de Facebook  Nuestras Novelas Borincanas 1954-2006, dejaba el 29 de noviembre de 2014 un emotivo mensaje en un post donde se había colocado una imagen suya de la época de Cristina Bazán. El texto habla por sí solo:

 “Estimada Alejandra Pinedo, si lees esto, tus fans te pedimos que nos permitas saber un poquitico de ti, ya que te buscamos y nadie nos puede dar información de ti. Pero esperamos que donde quiera te encuentres, Dios te tenga con mucha salud y amor. Bendiciones”.

Tal como si fuese un Mensaje a García, confiamos en que la solicitud encuentre una respuesta positiva. Después de todo, no hay que olvidar que la televisión siempre ha sido una especie de caja mágica, donde cualquier cosa puede suceder.


Fuentes consultadas:
(1) “Alejandra Pinedo triunfa en Telemundo de Puerto Rico”. Entrevista de Edith Guzmán, diario El Nacional, 21/09/1978, pág. C-28.
(2) “Alejandra Pinedo también en el canto”, diario El Nacional, 07/08/1976, pág. B-16.
(3) “Alejandra Pinedo no ha firmado con el 2”, diario El Nacional, 09/05/1978, pág. B-19.
(4) “Alejandra Pinedo pasará temporada en Puerto Rico”, diario El Nacional, 05/06/1978, pág. B-23.
(5) El Nacional, 21/09/1978, pág. C-28.
(6) Diario El Nacional, 01/07/1979, pág. B-28
(7) Diario El Nacional, 23/09/1982.

domingo, 12 de julio de 2015

Alla Nazimova: de Rusia con amor

“Deseo poder quemar cada pulgada de mis películas. 

Me avergüenzo de ellas.”  

Alla Nazimova, 1929
Alla en la foto original para la portada de la revista
Motion Picture de julio, 1918. Fuente:
 allanazimova.com
Es otoño de 2014 en Columbus, una pequeña ciudad de Georgia, en los Estados Unidos de Norteamérica. Llevado por la curiosidad, el joven estudiante universitario Jack Raines  hace un inesperado hallazgo: guardados en un baúl dentro de un antiguo edificio de almacenamiento, ubicado detrás de los terrenos de la casa de su abuela, están varias prendas de vestir de quien fuera una de las actrices más celebradas e influyentes del Hollywood de principios del siglo XX: Alla Nazimova. Otros cuatro maleteros también pertenecientes a la famosa intérprete estaban vacíos.

Entre los artículos encontrados por Raines figuraba una peluca con perlas de utilería que usó Nazimova en Salomé, película independiente objeto de culto que ella protagonizó, escribió y dirigió en 1922. No era precisamente un hallazgo arqueológico extraordinario —hasta el mismo Raines reconoció que ni siquiera sabía quién era Nazimova—, pero a juicio de Martin Turnbull, co-fundador de la Alla Nazimova Society,  "la peluca es un producto invaluable de la era del cine mudo. Su descubrimiento 90 años después del estreno de la película es un hallazgo importante para los historiadores de cine y aficionados de la época dorada de Hollywood en todo el mundo."

La peluca usada por Nazimova en Salomé, antes y ahora.
Fuente: allanazimova.com
Para el no lector no avezado, Alla Nazimova no deja de ser más que un nombre exótico de una diva prácticamente desconocida hoy en día. De hecho, si en algún momento se trae a colación es para referirse a ella como un ícono cultural del cine silente ligado a casi todas las lesbianas prominentes del Hollywood de la época y a íconos gay
que van desde Oscar Wilde y Rodolfo Valentino hasta Montgomery Clift. Sin embargo, su trayectoria profesional y personal es fascinante, a pesar de concentrarse actualmente en las facetas más oscuras  de su sexualidad.

Ahora, cuando este 13 de julio se cumplen 70 años de su desaparición física, es una buena oportunidad para recordar un poco de su vida y obra.

Según reportan sus biógrafos, Alla Nazimova nació el 22 de mayo de 1879 en el seno de una familia judía en Yalta, Crimea, actualmente perteneciente a Ucrania pero que entonces formaba parte de  Rusia. Su verdadero nombre era Mariam Edez Adelaida Leventon.

Un hermoso rostro para una actriz legendaria. Fuente:
salomenazimova.wordpress.com
Al separarse sus padres, su infancia transcurrió en hogares temporales y de parientes. Desde niña mostró una gran aptitud para la música. A los siete años comenzó clases de violín y a los 17 de interpretación, a pesar de las objeciones de su padre.

Ingresó en el Teatro de Arte de Moscú, donde se unió a la compañía de Konstantin Stanislavsky, de la cual fue alumna. Fue allí donde adoptó el nombre de Alla Nazimova, surgido de la combinación de Adelaida con Nadezhda Nazimova, la heroína de la novela rusa Niños de las calles, a quien ella admiraba.

Fuente: allanazimova.com
Para 1903, el talento interpretativo de Alla era reconocido en Moscú y San Petesburgo. Junto a su novio Pavel Orlenev, hizo una gira por Europa que incluyó Londres y Berlín. En 1905, acompañada por Orlenev, se mudó a Nueva York y fundó un teatro ruso en el Lower East Side. No obstante, el emprendimiento resultó un fracaso y Orlenev regresó a Rusia mientras que ella se quedaba en Nueva York para probar suerte en otros espacios teatrales.

El productor Henry Miller la contrató y le permitió hacer su debut en Broadway en 1906 con gran éxito de crítica y público. Su popularidad creció rápidamente y se convirtió en una estrella del circuito teatral neoyorquino durante varios años, interpretando personajes en obras de Henrik Ibsen y Anton Chéjov como Hedda Gabbler y Casa de Muñecas, entre otras. Su fama era tal que la Organización Shubert nombró en 1910 a su nuevo teatro en el West 39th Street en su honor.

A pesar de sus tendencias lesbianas, Alla se había casado en 1899 con Sergei Golovin, un compañero actor, en un matrimonio de apariencia y del que nunca legalmente se divorció. En 1905 conoció a Charles Bryant, otro actor también homosexual que se convirtió en un supuesto segundo “marido” y con quien estaría unida en los próximos 20 años.

Fuente: memento mori stock.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, en 1915, asumió el papel protagónico de la obra antibélica War brides presentada en el circuito de vodevil. Su interpretación llamó la atención del productor cinematográfico Lewis J. Selznick —ucraniano, como ella—, quien le ofreció 30.000 dólares y un bono de 1.000 dólares por cada día de rodaje ajustado al calendario programado. El éxito obtenido con la versión de cine le abrió camino para consolidarla como una rutilante nueva estrella de la gran pantalla.

En 1917, Nazimova logró un contrato por cinco años en la Metro, con un salario de 13.000 dólares a la semana, una suma astronómica si contamos con que la “Noviecita de América”, Mary Pickford, recibía 3.000 dólares semanales en su contrato con la misma productora. Este acuerdo le concedió el derecho de aprobar el director, el guión y el actor principal de sus películas. Precisamente, parte de su legado fue el convertirse en una de las primeras grandes estrellas cinematográficas en ejercer el control de su propia imagen como celebridad. De hecho, se asegura que en el camino de su carrera cinematográfica jugó un importante papel las hábiles y oportunas reinvenciones de su personaje público. Eran frecuentes sus apariciones ligándose con los espectadores de sus películas, pues ella mantuvo la creencia de la primacía de una aparición en vivo y su participación en las películas no era más que un avance sobre su actuación en el teatro.

Arriesgada Nazimova. Fuente: www.advocate.com
Revelación (1918), la primera película bajo el nuevo contrato, la hizo con su "marido" Charles Bryant y se convirtió en un nuevo éxito, al igual que su próxima película, Juguetes del destino. El próximo paso para Alla fue trasladarse a Los Ángeles para comenzar la producción de Ojo por ojo.

Aunque es difícil identificar el nivel de control y supervisión que Nazimova mantuvo en la producción de sus cintas, ya que muchos de sus aportes no figuran en los créditos oficiales de estas películas, algunos investigadores dan por hecho que ella intervino no solo en la dirección, la producción, los títulos y la edición, pues también recibió crédito de diseño de vestuario en la película Apocalipsis (1918), trabajó como guionista bajo el seudónimo de Peter M. Winters y se le reconoce su labor como directora de imagen para Charles Bryant.

La linterna roja. Fuente: pinterest.com/artmukhin
En 1918 Alla era toda una estrella cinematográfica. Acorde con su nuevo estatus, invirtió 65.000 dólares en una imponente casa estilo español en California, ubicada en el 8080 de Sunset Boulevard, que para esa época aún era un camino de tierra sin asfaltar.  Luego destinó una suma adicional de otros 65.000 dólares en la remodelación interna, la construcción de una piscina y el paisajismo de la propiedad desarrollada en una extensión de tres y medio acres, a la cual llamó pomposamente el Jardín de Alla. La mansión se convertiría rápidamente en un popular lugar de encuentro para la intelectualidad de Hollywood y de un público muy particular, constituido por lesbianas.

Su cinta La linterna roja (1919) fue bien recibida, pero las que le siguieron ese año y el siguiente tuvieron muy mala taquilla. Ya en la encuesta anual de popularidad que publicaba la influyente revista Photoplay, su imagen cayó de la cuarta posición a la 20.

Con Rodolfo Valentino en Camille.
Su última película para la Metro fue Camille (1921), que protagonizaría junto al gran galán de Hollywood, Rodolfo Valentino. La escenografía, de estilo vanguardista y ambiente contemporáneo, corrió a cargo de Natacha Rambova, amiga de Nazimova y futura esposa de Valentino. La producción no fue muy bien recibida ni por la crítica ni por el público, aunque constituyó un éxito moderado. Después de su lanzamiento Nazimova y la Metro se separaron.

En el siguiente video podemos apreciar unas escenas de Camille, con Rodolfo Valentino:


Salomé (1922). Fuente: allanazimova.com
Alla empezó entonces a producir sus películas a través de su compañía, la Nazimova Productions. Primero, estrenó Casa de muñecas (1922), basada en la obra de Ibsen en la que había cosechado grandes aplausos en su versión teatral; luego, presentó Salomé (1922), una adaptación exótica de la obra homónima de Oscar Wilde, nuevamente con Rambova como directora de arte. A pesar de lo impresionante de los decorados y del vestuario, la película se adelantó a su tiempo, tomando importantes riesgos estéticos al incorporar decorados Art Decó inspirados en las ilustraciones realizadas por el artista Aubrey Beardsley para una versión de la obra de Wilde publicada en 1894. Influenciada bajo una fuerte óptica gay, la película devino en un fiasco y afectó sensiblemente la fortuna de Nazimova, lo que la obligó a regresar al teatro, un medio en el cual reinaba cómodamente.

La belleza de Salomé puede apreciarse en algunas escenas mostradas en el siguiente video:


Sensual Salomé. Fuente:
allanazimova.com
Para esa época, Alla ya contaba con más de 40 años y era citada en un supuesto artículo suyo publicado en la revista The Pictoregoer el 22 de julio de 1922 titulado El culto de la belleza. Debemos recordar que en esos años los encargados de promoción publicitaria en Hollywood acostumbraban a distribuir entre los medios gacetillas periodísticas atribuidas a los artistas más famosos, pero que en realidad eran redactados por profesionales de los estudios. Sin embargo, demos por hecho que efectivamente una artista como Alla, tan hedonista pero de igual manera trabajadora, pudiera haber compartido algunas de estas afirmaciones:

“El privilegio de toda mujer es ser bella. Y es también la ocupación de toda mujer. Pero esa tarea no está confinada al espejo o a la evaluación de aquellos que la admiran únicamente por su apariencia. La belleza está más allá de la profundidad de la piel.

Para mí misma, he encontrado la más grande felicidad (y qué belleza es más grande que la felicidad) en estar constantemente activa en mente y cuerpo por al menos 16 horas en cada día. […] He tratado de llenar cada día en gran medida con trabajo duro, lleno de buena lectura, algo de escritura, una hora o dos de música, ejercicio al aire libre, la compañía de amigos que valgan la pena y dedico una pequeña parte a mis perros y otras mascotas. Y cuando hay niños alrededor, adoro su presencia y aprendo muchas lecciones de sus pequeños labios.”

Vista general del Jardín de Allah. Fuente: http://gardenofallah.com/
A mediados de la década de 1920, su situación financiera empeoró y la actriz accedió a permitir que su mansión se convirtiera en un hotel, rebautizado como El jardín de Alá Hotel & Villas. La reinauguración fue el 9 de enero de 1927 y aunque el hotel fue un éxito inmediato, Nazimova tuvo que declararse en bancarrota y se vio obligada a vender su parte, confinada como una inquilina en su antigua propiedad.

El impacto de su presencia cinematográfica ya era valorado por los cronistas de la época. E.R. Thompson, articulista de la revista Pictures and Picturegoer, publicó en 1925 una serie de artículos, en los cuales seleccionó a aquellos intérpretes cuyo trabajo, a su juicio, ofreció una permanente y esencial contribución al arte cinematográfico. Uno de estos artículos lo tituló “The art of Alla Nazimova” (enero, 1925), dedicado a la actriz y en el cual afirmaba:

 “Nazimova ha sido comparada con Pola Negri, con Norma Talmadge, con Theda Bara, y con todas las famosas estrellas sentimentales de su tiempo. Pero ella no se parece a ninguna. Ella es ella misma, solitaria.

Nazimova […] ha tallado para sí misma un nicho con Chaplin en la solitaria cima del arte cinematográfico. 

Como Chaplin, Nazimova es una mimo —esto es decir que es capaz de interpretar todas las emociones, grandes y pequeñas, con toda la capacidad natural que le ha sido dada— […] actúa con cada parte de su cuerpo.

Como Chaplin, su rostro es una máscara impenetrable, suficientemente móvil, pero sin revelar ni un pensamiento de la mujer, la única y vivaz mujer, detrás de la máscara.”


Alla, toda natural, toda una leyenda.
Fuente: allanazimova.com
Llegada la década de los 30 y con ella el cine sonoro, Alla estaba dedicada casi exclusivamente al teatro, donde sus interpretaciones seguían siendo alabadas. Ocasionalmente regresaba al cine para interpretar pequeños papeles secundarios como la señora Angustias Gallardo, la madre del torero interpretado por Tyrone Power en la segunda versión de Sangre y arena (1941);  Zofya Orvid, en la cinta En nuestro tiempo (1944); y Doña María, la marquesa, en El puente de San Luis Rey (1944).

Su último rol en la pantalla grande fue el de Zofía Koslowska en Desde que te fuiste (1944), producida por David O. Selznik, un drama de la Segunda Guerra Mundial protagonizado por Claudette Colbert, Jennifer Jones, Joseph Cotten, Robert Walker y Shirley Temple. Irónicamente, David era el segundo hijo de Lewis J Selznik, quien le ofreciera su primer protagónico en la gran pantalla.

Una imagen idílica tomada de Camille.
De las 18 películas mudas protagonizadas por Alla, sólo tres han sobrevivido hasta nuestros días y de ese trío, únicamente La linterna roja, realizada en 1919 para la Metro Pictures, precursora de la MGM, fue un éxito. Las otras dos sobrevivientes son Camille y Salomé.

Alla Nazimova murió el 13 de julio de 1945 a los 66 años en el Hospital del Buen Samaritano en Los Ángeles, California, luego de sufrir una trombosis coronaria. Sus cenizas fueron inhumadas en el cementerio Forest Lawm Memorial  Park Cemetary en Glendale, California. Cuenta con una estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood, en reconocimiento a su contribución al desarrollo de la industria del cine.

Retrato firmado en 1930 para John Hogan. Fuente:
allanazimova.com
Glesca Marshall, actriz y benefactora teatral, fue una de sus amantes más duraderas. Vivió con Nazimova desde 1929 hasta su fallecimiento, cuando se convirtió en su única heredera. Años más tarde, al mudarse a Georgia con su pareja Emily Woodruf, llevó consigo varios maleteros contentivos de propiedades de la actriz. Glesca murió en 1987 y Emily siete años después. Los baúles se mantuvieron en la propiedad cuando la casa fue comprada por la abuela de Jack Raines, ese joven curioso que los encontró casi 30 años después, y nunca fueron revisados hasta 2014. La curiosidad llevó a un afortunado hallazgo que permitió recuperar estas valiosas posesiones, las cuales fueron catalogadas por miembros de la Alla Nazimova Society, una institución constituida en 2013 para promover el legado de esta actriz.

El poder de la imagen de una figura como Alla Nazimova puede estar contenido, tal vez, en la apreciación que ofreciera E. R. Thompson en el artículo ya citado, publicado en 1925:

Fuente: allanazimova.com
“El atractivo de Nazimova nunca está dirigido al corazón, sino a nuestra mente. La admiramos, nos maravillamos con ella, la adoramos tal vez, pero nunca la amamos.  No podemos amar lo que no conocemos, y Nazimova es distante —un misterio.

[…] Ella es desconcertante, distante e impersonal. Se desliza entre nosotros, riendo y sacudiendo esa cabeza rebelde suya, y justo cuando pensamos que la verdadera Nazimova está a punto de mostrarse por fin, se encubre a sí misma en otro de sus brillantes estudios de carácter, se burla de nosotros, se ha ido. Al igual que el camaleón —tomando el color dramático de todas las partes que interpreta—; como una reina —inalcanzable—; como un niño de la calle, travieso, enloquecedor y que nunca será atrapado.

…Y debido a que no la conocemos, y sabemos que nunca la conoceremos, la encontramos fascinante e irresistible. Enviamos nuestros pensamientos tras ella, incluso cuando nuestros corazones son leales a Mary, a  Norma, a Lillian y a las estrellas que hemos amado y comprendido.

Ella ha creado una docena de memorables personajes para la pantalla, cada uno distinto e individualizado, viviendo en una docena de pequeños mundos diferentes, y parecidos en una sola cosa: que todos son —y ninguno de ellos realmente es— Nazimova.”


viernes, 3 de julio de 2015

Ahora también estamos en Versión Final

Los ganadores y miembros del jurado de la segunda edición del
concurso Versiona tu Blog, del diario Versión Final. (Fotografía:
Isabela Marcano)
Este blog nació como una legítima necesidad de compartir nostalgias. Surgió de un taller organizado en 2009 por la ONG Espacio Público, copatrocinado con el Colegio Nacional de Periodistas Seccional Costa Oriental del Lago, bajo la gestión de su secretario general para la época, el colega Ignacio Valbuena. Sin embargo, desde meses antes, había sido concebido en mi mente como un espacio virtual donde acumular recuerdos, esos que ningún medio se interesaría en publicar.

La verdad sea dicha: cuando surgió Mundo de Letras, no tenía aspiración alguna de que a alguien pudiera interesarle las cosas que quería contar. Era un recurso para recrear pasajes de mi vida a través de series de televisión, películas, actrices, obras de arte, álbumes de barajitas, postales… todo aquello que me llevara a lugares más felices que mi entorno inmediato. Nos ha tocado vivir tiempos oscuros, pero en medio de la crisis, la mente se activa y busca mecanismos de escape para sumar fuerzas que nos impulsen a seguir adelante.

Enlace de nuestro blog en la página www.versionfinal.com.ve
Mundo de letras salió tímidamente a esa autopista virtual que es Internet, con la esperanza de encontrar lectores. Para mi sorpresa, había muchas más personas que compartían mis nostalgias. Se fueron sumando seguidores y las visitas diarias crecieron. Uno de mis mayores triunfos lo constituyó alcanzar las primeras 50 mil visitas, luego las 100 mil. Hoy, cuando supera las 200 mil, recibo un regalo estimulante: el diario Versión Final nos premia con la inclusión durante un año en su página web, por haber obtenido el segundo lugar por votación del público en la segunda edición del concurso Versiona tu blog.

Este concurso en línea fue organizado por la gerencia de Innovación y Proyectos Editoriales de este rotativo, para blogueros mayores de 30 años. En él participaron 38 portales, de los cuales seis resultaron ganadores: tres por votación del público y tres escogidos por el jurado, que además otorgó una mención honorifica a otro blog por considerar “bien desarrollado” su contenido.


El público seleccionó en primer lugar a ‘Béisbol adentro’, de Adonis Marcano Domínguez (http://beisboladentro.blogspot.com), el cual  logró 32 mil 214 votos; ‘Mundo de Letras’ (http://mundoparnasiano.blogspot.com/), obtuvo 26 mil 221 puntos, en un honroso segundo lugar; y ‘Entérate Qué Pasa’, de Salvador Polanco Atencio (http://enteratequepasa.blogspot.com) recibió 24 mil 286 votaciones, para ocupar el tercer lugar.

Por su parte, el jurado, conformado por Jesús Urbina, profesor jubilado de la Universidad del Zulia (LUZ) y coordinador del concurso; Diana Fuenmayor, docente del Alma mater zuliana; David Padilla, periodista y bloguero; y Daniela Rincón, directora web de Versión Final, escogió como ganadores a los blogs ‘Domus Ecclessia’ (http://domusecclesia.wordpress.com), de Rixio Gerardo Portillo Ríos; ‘Geología venezolana’ ( http://geologiavenezolana.blogspot.com/), de Rafael A. Rodríguez Ch.; y ‘Crónicas de Miffi’ (http://cronicasdemiffi.blogspot.com/), por Miriam López.

Diana Fuenmayor entrega el premio al autor de este
blog. Fotografía: Isabela Marcano
La premiación se efectuó el pasado 1º de julio de 2015, con la presencia de Daniela Rincón, Isabel Morán, Ana Mendoza y Laura Peña, quienes ofrecieron un pequeño agasajo a los ganadores en representación del periódico y agradecieron la participación entusiasta de los competidores.

Es importante mencionar que Versión Final es un diario zuliano fundado en Maracaibo (Venezuela) el 8 de septiembre de 2008. Poco a poco ha ido posicionándose en el gusto popular, con un “periodismo plural, útil, de impacto social y de calidad”, tal como lo afirman sus editores. En él labora un plantel de jóvenes y talentosos profesionales; este año recibió el Premio Nacional de Periodismo por su excelente edición aniversario Los Rostros del Petróleo  y actualmente se encuentra inmerso en un proceso de rediseño de imagen para enfrentar con gran impulso las demandas informativas de la región occidental del país.

Para Mundo de Letras se abre una nueva ventana que le permitirá conectar con potenciales lectores. Nuestro reto es convencer a esa audiencia de que en este espacio virtual podrán encontrar un espacio de entretenimiento, donde el respeto a la información y a nuestro público es nuestro norte permanente.

Los invitamos a revisar nuestras entradas anteriores (estoy seguro de que se sorprenderán gratamente con muchos de nuestros escritos), a dejar sus comentarios y, si les parece, hacerse nuestros seguidores. El compromiso es a seguir ofreciéndoles material interesante de lectura, bajo el lema que siempre nos ha alentado: “No hay reglas. Limítate a seguir tu corazón”.