martes, 27 de agosto de 2013

Una abuela llamada Rebeca González

Rebeca González junto a su nieta Abigail.
Foto cortesía de la actriz.
Por estos días se encuentra muy atareada quien alguna vez fuera conocida como Una muchacha llamada Milagros y que hoy se declara feliz como una abuela llamada Rebeca González. La melena negra y frondosa que enmarcaba su rostro juvenil ha dado paso a una cabellera corta, teñida de “rubio cobrizo”, según sus propias palabras. Siempre a la expectativa del llamado de algún productor televisivo o un director de cine que, hasta la fecha, no se ha concretado.

«¡Vivo una etapa de mi vida sumamente feliz!», confiesa. «Mi nieta Abigail ha llegado para complementarme como persona. Suhail es mi hija única y verla realizada como madre es una experiencia indescriptible, que solo aquel que la ha vivido puede saber lo que se siente.

Estoy compartiendo con mi hija en este momento, entre pañales y biberones; y descubriendo el mundo en los ojitos de ese bebé. Sí... ¡Soy una abuela llamada Rebeca!»

Aún conserva su encanto. Foto cortesía de la actriz.
La recordada actriz, protagonista de exitosas producciones dramáticas en la década de los 70, se encuentra alejada de la televisión desde hace varios años, si bien no por decisión propia, como ella misma aclara. Su verdadero nombre es Isabel Rebeca González Casanova y nació en Caracas el 31 de agosto de 1952.
Su padre, técnico en pesas y medidas, trabajó durante largo tiempo en la industria petrolera venezolana, además de desarrollar algunos negocios propios dedicados al comercio, mientras su madre se dedicó a atender el hogar. Fueron ellos quienes la apoyaron cuando desde muy temprana edad manifestó su talento artístico. Es la mayor de tres hermanos, seguida por Beethoven, quien es ingeniero Eléctrico; y la menor, Manderley, ingeniera en Computación.

Es conocido que ingresó al mundo del espectáculo a la edad de tres años, recitando en El Café de la Tarde, en Televisa, junto al periodista español Joaquín Soler Serrano y luego, en el programa Lo de hoy, junto a Renny Ottolina. ¿Marcó de alguna manera su vida el hecho de no haber tenido una infancia como todos los niños de su edad?

No, para nada. Siempre me sentí feliz estando en un estudio de televisión.

¿Qué beneficio trae haber sido estrella infantil en Venezuela?

Indudablemente que el reconocimiento de varias generaciones y la gran oportunidad de haber sido ejemplo para la juventud de mi país.

Una adolescente llamada Rebeca.
En el año 1957, ella fue calificada por las revistas Élite y Life como la “Shirley Temple venezolana”, debido a sus resaltantes dotes para el canto y la actuación. Fue Renny Ottolina quien sugirió que fuese conocida artísticamente como Rebeca. Posteriormente, cuando ella contaba con 12 años de edad, el recordado animador le regalaría, además, su primer anillo de brillantes por su destacada interpretación en El Diario de Ana Frank.

Su transición a la adolescencia se dio en la pantalla de televisión ¿Cómo asumió esos cambios tan difíciles para cualquier joven y que, en su caso, estaba experimentando ante un público cada vez más exigente?

Debido a la edad que tenía, no me di cuenta de la fama que había obtenido ni del caudal de público para el cual trabajaba. Mi adolescencia transcurrió en las tablas de un teatro, haciendo lo que me gustaba hacer. Tomé siempre mi trabajo con gran responsabilidad y profesionalismo y, por ende, no tuve tiempo para dejarme absorber por los conflictos naturales de esa etapa. Mi foco fue siempre mi carrera.

Promoción de la serie Rover y Akela,
junto a Orlando Urdaneta.
¿Qué recuerdos guarda de las grabaciones de Las aventuras de Rover y Akela, categorizada por RCTV como una “novela de aventuras” ambientada en el mundo de los Boys Scouts?

Tengo los más hermosos recuerdos... Había una gran camaradería y compañerismo entre todos los que trabajábamos para ese proyecto. Era arduo pero, sin duda, fue aliviado por el excelente humor, tanto de Orlando Urdaneta como de Guillermo González.

Afortunadamente, ni la distancia ha podido arruinar esa bonita amistad surgida desde entonces, tanto con Orlando, quien no se encuentra en el país, como con Guillermito. ¡Facebook contribuye a acortar distancias!

Pocas de las llamadas estrellas infantiles de su época han permanecido en la pantalla chica, pues se alejaron de la televisión en lo que pudo ser la plenitud y la madurez de sus carreras…

No me alejé ni me alejaré nunca. Siempre espero ser llamada por algún canal o un productor de TV, aquí en Venezuela o en algún otro país.

Rebeca junto a José Poveda y Giove
Campuzano en Ana Isabel, una niña
decente.
Fuente: Foro Recordar es Vivir.
Usted se inició en la televisión sin preparación previa, apoyada únicamente por su talento innato. ¿Quiénes marcaron su formación en la actuación?

El fallecido Gilberto Pinto, Luis Márquez Páez, Carlos Franchi, Griscar Holguín y, obviamente, el arduo trabajo de Renny Ottolina y de mis padres.

¿Ha cursado estudios formales de actuación?

Sí, en la escuela Juana Sujo.

Su primera protagonización fue junto a Jorge Félix y Amelia Román en La rival (1972). ¿Qué edad tenía y cómo asumió una responsabilidad tan importante?

Tenía unos 20 años y no fue difícil para mí compenetrarme con ese personaje. Trabajar con Jorge Félix y Amelia Román fue toda una escuela. Fue en esa novela donde di mi primer beso en televisión. La experiencia fue muy agradable, por cuanto Jorge Félix, además de ser un Primer Actor, fue todo un caballero. Nunca estuve nerviosa, pues entendía que era parte del personaje; sin embargo, Jorge cuidó cada aspecto de las escenas.

José Bardina, galán en tres de sus
telenovelas: Peregrina, Una muchacha
llamada Milagros
y La otra.
En Peregrina (1973), Delia Fiallo le brinda la oportunidad de hacer pareja romántica con José Bardina, uno de los galanes más cotizados del momento. La trama estaba ambientada en el mundo de los gitanos y del circo, con José Luis Silva como su enamorado celoso.  ¿Qué recuerdos le trae esa historia?

La recuerdo como una de mis más exitosas telenovelas, recorriendo muchísimos países. Fue la primera vez que trabajé con animales en el ambiente de un circo real. Estar rodeada de leones, serpientes, elefantes… Sin duda, fue algo maravilloso. De hecho, el oso frontino que aparecía en la novela era mi mascota en la vida real. Su nombre era Johny y era notablemente más grande y alto que yo. Esta fue la experiencia más increíble e interesante que he vivido.

Peregrina fue vendida a 70 países y, pese a que se hicieron nuevas versiones, como La muchacha del circo, con Catherine Fullop; y Kassandra, con Coraima Torres, aun su interpretación es recordada. ¿Cómo influyó esta telenovela en su proyección internacional como actriz?

Tan cierto es lo que dices que aun hoy, 40 años más tarde, hay quienes en la calle me llaman Peregrina (no la Muchacha del Circo). Al ser la primera versión de esta estupenda novela de Delia, fue única en su estilo y por ello, la gente la acogió como lo hizo. El ambiente circense y los estupendos actores que compartieron el escenario conmigo hicieron que, sin duda, se quedara en el corazón de la gente de por vida.  

Una escena de Una muchacha llamada Milagros.
Fuente: foro Recordar es Vivir.
Luego, protagonizó nuevamente con Bardina Una muchacha llamada Milagros (1974). Otra historia de Delia Fiallo, pero esta vez se desarrollaba en el mundo de la juventud descarriada de la época. Su personaje mantenía un trauma por haber sido violada por el que interpretaba José Bardina. La novela se manejaba en dos tiempos: esa primera parte y luego, cuando usted huye al campo, donde encuentra a El Puma, José Luis Rodríguez. Vista en forma resumida, es una historia retorcida y bastante compleja. ¿Qué opinión tiene de esta telenovela que protagonizó a los 22 años?

Rebeca junto a El Puma, José Luis Rodríguez.
Fuente: foro Recordar es Vivir.
Tal y como lo mencionas, en esta historia Delia plasmó realidades que no se habían tocado en televisión en aquella época. Es justamente eso y la compañía que tuve de excelentes actores, como José Bardina y José Luis Rodríguez, los ingredientes que le dieron a esta telenovela el éxito rotundo. La increíble química entre mis compañeros y yo era fácilmente transmitida a la pantalla y la gente la acogió como su favorita.

Delia tuvo que hacer algunas adaptaciones al guion, que también fueron bienvenidas por el público, cuando yo quedé embarazada en la vida real. Así fue como esa Muchacha llamada Milagros quedó embarazada y mis nueve meses de gestación fueron los de ella. Mi hija nació en la novela y compartió conmigo el resto de la historia.

Su trayectoria actoral en esa época incluye La Otra (1974) y Mamá (1975), junto a estrellas como Bardina, Claudia Islas y Libertad Lamarque. Luego, se produjo una pausa en su trabajo televisivo. ¿Qué pasó?

Dama provocativa en Toda la noche, todas las noches.
Fuente: foro Recordar es Vivir.
El receso se debió a que estuve dedicada a actividades laborales distintas que requerían mi atención.

Rebeca se refiere a su responsabilidad como gerente de la Compañía Profesional de Teatro  Escena de Venezuela, en la que además se desempeñó como Primera Actriz en las obras Toda la noche, todas las noches y Mi amiga la gorda, entre otras.

Se ha comentado que usted debió retirarse de la televisión por un incidente legal contra Venevisión, el cual la dejó marcada para siempre. Sus posteriores incursiones sindicales también habrían podido afectarla... 

Sí, la juventud unida a la inexperiencia y algunos consejos inapropiados me llevaron  a tomar acción legal en contra de esa empresa. Hoy por hoy, veo las cosas desde un punto de vista diferente.

Algunos añaden que su vinculación con el partido Acción Democrática, especialmente durante el periodo de gobierno de Carlos Andrés Pérez; y su relación con políticos de esta tendencia política, ha contribuido a que todavía se le siga pasando factura —Rebeca fue coordinadora a nivel nacional de la Unidad de Cultura de la Juventud de Acción Democrática en 1978—. ¿Qué puede comentarnos al respecto?

¿Una Rebeca sexy ? ¡Claro que sí!
Portada de la revista Páginas,
3 de agosto de 1974.
Ser fiel a tus convicciones no debe representar un problema en el orden laboral o personal. Si bien es cierto que he apoyado a esa organización política, también lo  es que los artistas nos debemos a nuestro público, independientemente de cuáles sean sus tendencias políticas, raciales o religiosas, pero no por esto dejamos de tener nuestras preocupaciones o criterios individuales. El hecho de ser artistas nos dota de una sensibilidad especial y las causas nobles, como la delincuencia, la educación, la familia y el progreso de nuestra patria, siempre es y será importante para nosotros. Me niego a creer que alguien pueda querer “pasarme factura” por ser fiel a mis ideales y desear la prosperidad de mi país. Si así fuese, sería un precio justo a pagar por no dejar comprar mi conciencia.

¿Es cierto que el expresidente Carlos Andrés Pérez fue uno de los varios padrinos de su única hija?

El presidente Pérez, junto a su esposa, son los padrinos firmantes en el bautismo de mi hija, pero junto a ellos otras 17 personas la apadrinaron, debido a los grandes nexos de amistad que nos unían.

Casi Marilyn Monroe, Rebeca en 1977
junto a Manuel Escolano.
Regresó a la televisión, específicamente RCTV, en la miniserie La Comadre (1979), junto a Doris Wells y Cecilia Villarreal. Luego, en ese canal, haría personajes de primera actriz joven en los dramáticos: De su misma sangre (1982), Cara a Cara (1982), Días de Infamia (1983) y en la serie infantil Inki, Cometa Radiante (1983).

Después de ese periodo, vuelve a desaparecer de la pantalla televisiva. ¿Qué ocurrió?

Me tomé unas merecidas vacaciones, dedicándome a mi familia y a algunos negocios personales.

El Hombre de Hierro, junto a Javier Vidal.
Usted retornó a través de la pantalla de VTV en 1985 con El Hombre de Hierro, junto a Javier Vidal, Fina Rojas y Rodolfo Drago. Era una miniserie muy bien realizada, pero que no logró el impacto de audiencia que se merecía. ¿Qué pasó con esta producción?

Para haber sido transmitida por VTV, tuvo un éxito inigualable al alcanzar 18 puntos de rating, pues si hubiese sido transmitida por RCTV o Venevisión, hubiese traspasado fronteras. Un elenco de primera, excelente guion, vestuario e inigualable dirección hicieron de esta novela un clásico no valorado como lo merecía, debido a que el medio que lo trasmitía no tenía la aceptación del público de la cual los otros canales gozaban.

Una televisora de Puerto Rico la contrató para protagonizar la novela La Mentira, a principios de los 80, junto al galán boricua Luis Daniel Rivera. ¿Cómo fue esa experiencia?

Rebeca posó para las revistas boricuas durante las grabaciones
de la novela La Mentira. Fuente: revista Venezuela Farándula.
Indescriptible. La aceptación del puertorriqueño para conmigo fue increíble. El compañerismo, la compenetración y el profesionalismo, tanto de actores como de técnicos y de todo aquel que trabajo en ese proyecto, situaron a esta novela en un lugar especial de mi corazón.

A pesar de que estaba contratada por VTV, sus apariciones en producciones dramáticas eran muy pocas durante los años 80 y 90. ¿A qué se debía esa situación?

Yo siempre estuve a la orden de los ejecutivos y de la producción del canal. Habría que preguntarle a ellos las razones por las cuales no hicieron más uso de mi figura durante aquel tiempo.

Su regreso a la TV como Rosa Roncayolo.
Fuente: El Universo del Espectáculo.
Su primera villana la interpretó en la telenovela Muñeca de Trapo (1999), totalmente alejada de la imagen dulce y cándida a la que nos tenía acostumbrado. ¿Cuál fue la receptividad del público?

Esa experiencia fue estupenda. Aun ese personaje es recordado por público y actores. Los personajes de villanos nos permiten desarrollar distintos matices y nos enriquecen, actoralmente hablando.

Su último papel en televisión fue el de Rosa Roncayolo en ¡Que el cielo me explique! (2010), producida por RCTV y la cual, debido al cierre de esta planta, fue transmitida años después por Televen. Otra vez una villana manipuladora. ¿Cómo sintió la respuesta del público con su regreso a la pequeña pantalla?

¡Mis admiradores son los mejores! No importa el tiempo que transcurra entre una producción y otra, siempre están pendientes de mi trabajo y me apoyan. Los comentarios que recibí y aun recibo de quienes siguieron la novela son halagadores. Ese personaje, con su actitud agresiva y dominante, caló en el corazón de los espectadores debido, también, a su pintoresco humor.

La producción argentino venezolana Papalepe, protagonizada por Agustín Irusta y dirigida por Antonio Grazziani, le permitió incursionar en el cine a los cinco años de edad. Más recientemente, actuó en El Caracazo, de Román Chalbaud. ¿Por qué ha sido tan escasa su participación en el cine nacional?
¿Rebeca religiosa? Sí, en Agonía de Amor.
Fuente: foro Recordar es Vivir.

Yo siempre me he hecho esa pregunta...

¿Cuál ha sido su experiencia teatral?

Es difícil para mí contestarle, porque toda mi vida hice teatro y hasta me es difícil recordar el número de obras que hasta la fecha he realizado. Amo el teatro y soy de las que opina que debería ser más apreciado en nuestro país.

En ocasiones he leído declaraciones suyas bastante fuertes, lo cual me hace pensar que es usted una persona de mucho carácter. ¿Es cierta mi apreciación?

Hay opiniones... Yo simplemente trato de expresar mi criterio y jamás ha sido ni será mi intención herir susceptibilidades, pero en algunos casos hay a quienes no les gusta escuchar verdades.

A pesar de no estar continuamente en la televisión,
Rebeca aun es recordada por sus seguidores.
¿Le ha traído problemas en el medio en el cual se desenvuelve ser de esa manera: directa, sin cortapisas?

No, la verdad es que no. Quienes me conocen me aceptan, me quieren y me respetan de la forma que soy.

En 2008 dio unas declaraciones bastante amargas. Le confesó al periodista Jesús Bustindui que se daba dos meses de plazo para irse del país. Tales habrían sido sus palabras: "Esto es inaguantable para mí. Me hace falta la televisión porque siempre fui una triunfadora, y hoy no soy llamada por ningún canal. Como que no hago falta, pero la gente me pregunta... No sé quién tiene la razón, si los ejecutivos de TV que no me llaman, o tantas personas que me buscan en la calle. A mí la gente me compara con Doris Wells y Marina Baura, cosa que me enaltece y me hace sentir orgullosa". ¿Qué ocurrió para que cambiara de opinión y se quedara?

En efecto, estuve a punto de salir del país, pero el amor que le tengo y las ganas de que las cosas mejoren, ver una Venezuela próspera y libre me hace pensar que tenemos que seguir luchando. Trabajar por lograr lo que queremos. Si nos vamos los que amamos el país, ¿en manos de quién lo dejamos?

Dos grandes de la televisión venezolana: Eva Blanco y Rebeca.
Fuente: foro Recordar es Vivir.
En la misma entrevista dijo: “Me hace falta ser lo que era: una figura completa en cine y TV. Yo me preparé para ser lo que he sido, lo que soy...me siento minimizada ante la no llamada de los canales. Esto es inaguantable, la mentira, la hipocresía, escuchar lo mismo y, al día siguiente, lo contrario.” ¿Cómo se siente ahora?

Sigo abierta a cualquier proyecto que me presenten. Sin embargo, en este momento, estoy dedicada a la formación de las nuevas generaciones de actores y locutores. Mi labor como docente la desempeño en la academia El Universo del Espectáculo, de Alberto Cimino, quien también es mi manager y un entrañable amigo. Mis alumnos demandan mi plena atención y retribuyen con creces el tiempo que dedico a su enseñanza. Para mí, sin duda, el talento y la preparación es imprescindible en este medio y aprecio el empeño que veo en las nuevas generaciones, quienes no se confían solo en sus atributos físicos. Por el contrario, desean prepararse y mejorar cada día más.

Rebeca en La Otra.
Fuente: foro Recordar es Vivir.
 En otra entrevista ofrecida por la actriz Marina Baura, ella opinó al serle mencionado su nombre: “No se le ha dado el valor que merece¿Piensa usted igual?

Mis respetos a la opinión de la señora Marina Baura, pero gracias a Dios, siempre me he sentido valorada, porque la mayor satisfacción de un artista es el reconocimiento de su público y yo lo tengo en cada esquina. Cada persona que se me aproxima y me manifiesta su admiración, cada comentario al recordar alguna de mis telenovelas o personajes, alimentan mi espíritu y mi vocación artística.

Siempre ha insistido en que usted no se ha retirado de la actuación, que fueron otros los que la retiraron. ¿Todavía piensa en defender su presencia en la televisión?
Publicidad para un champú de la época.
El retrato fue hecho por Galeandro.

No hay necesidad de defender nada, porque es un hecho que nadie puede refutar que Rebeca González sigue viva y en el corazón del público. 59 años de carrera y comentarios de admiración y simpatía lo ratifican día a día. Estoy a la disposición de los productores para seguir dando mi corazón en lo que hago y estaré siempre agradecida a los que creen en mí.

¿Qué es importante para usted? ¿A qué le da valor?

Sin duda, la familia es lo más importante en mi vida. Los principios, la honestidad, las convicciones y la dignidad son invaluables para mí.

¿Qué le enfurece? 

La indisciplina y la deslealtad a tus principios, aunque ya en esta etapa de mi vida nada me hace pelear.

¿Tiene usted amigos dentro del medio artístico? ¿Mantiene relación con sus ex compañeros de trabajo?

Acompañada por el actor Rodolfo Drago.
¡Por supuesto! Amigos entrañables, de los que no necesariamente se tiene que estar pegado día a día, pero que están presentes en mi vida en buenos y malos momentos, tanto como yo lo estoy en la de ellos.

¿A quiénes de sus galanes recuerda con mayor cariño?

Realmente cada uno de ellos ocupa un lugar especial en mi corazón y al mencionarlos incurro en el temor de olvidar a alguien a quien también aprecio, pero te puedo decir que José Bardina, José Luis Rodríguez, Guillermo González, Orlando Urdaneta, Elio Rubens, Javier Vidal, Rodolfo Drago, Raúl Amundaray, Humberto García, Rolando Barral, Luis Daniel Rivera, dejaron huella imborrable en mi trayectoria profesional y personal.

Usted tiene una página en Facebook. ¿Cómo es la relación con sus seguidores?

¡Maravillosa, cada día me sorprenden con fotos y comentarios sobre trabajos míos que ni siquiera yo recordaba que existían!
Siempre vigente, siempre Rebeca.
Foto: cortesía de la actriz.

¿Tiene planes en estos momentos en la actuación? ¿Hay alguna propuesta en el aire?

No.

¿Cómo ve la televisión en este momento en nuestro país?

¿Cuál televisión?

¿Cree que se pueda retomar el liderazgo que una vez tuvo nuestro país en cuanto a la producción de telenovelas? ¿Qué hace falta? ¿Con qué contamos?

Contamos con el talento, pero lamentablemente NO con los medios de comunicación que puedan realizar las producciones. No obstante, sí creo que volveremos a ser lo que éramos en cuanto a dramáticos.

domingo, 4 de agosto de 2013

Sopa de gemelos

En 1971, la historia de dos hermanas gemelas que intercambiaban sus vidas copó la atención de los televidentes venezolanos. Se trataba de La Usurpadora, original de Inés Rodena y protagonizada por Marina Baura y Raúl Amundaray.

Marina Baura por partida doble: Alicia Estévez y Rosalba Bracho.
Una de las hermanas, Alicia Estévez, era amable y generosa, pero humilde, con una madre moribunda. La otra, Rosalba Bracho, era madrastra de dos niños y estaba casada por interés con un exitoso hombre de negocios a quien ella escondía su ambición, su hipocresía y su maldad para manipularlo a su antojo, usando su belleza. Al conocerse por casualidad, pues ninguna sabía la existencia de la otra, Rosalba obligaba a Alicia a tomar su lugar, sin contar con que la buena le robaría algo más que su identidad. Se inauguraba así en nuestro país una larga tradición de actores y actrices en roles dobles que ha brindado más de una sorpresa a los espectadores.

Tres lustros más tardes, la trama volvería a repetirse exitosamente en La Intrusa (1986), en la cual Mariela Alcalá era la encargada de dar vida a las dos hermanas, esta vez llamadas Estrella y Virginia. Su primer encuentro puede verse en el siguiente video:



El otro yo de Raúl: Horacio.
Fuente: Internet
La década de los 70 colocó a muchos actores y actrices reconocidos en ese doble reto interpretativo. Algunos fueron recursos para alargar dramas que llegaban a lo inverosímil, como Sacrificio de mujer (1972), protagonizada por Doris Wells y en el cual Raúl Amundaray hizo de los gemelos Arturo y Horacio, este último... ¡rubio y de ojos verdes! Por su parte, Cecilia Villarreal hizo el doble papel de Laura y Lina en Raquel (1973-75).

José Bardina también experimentó la doble
identidad en la ficción. Fuente: revista
Venezuela Gráfica.
Peregrina (1973) se convirtió en el debut protagónico de la talentosa Rebeca González como la gitana Gisela, convirtiéndose en un gran éxito de audiencia. Rebeca hacía primero de su madre y luego a la hija, mientras que José Bardina asumía el rol de los gemelos Juan Luis y Rolando Pallares. El primero, caracterizado por una ambición desmedida, se casaba con Gisela y era asesinado. Muchos la creían a ella su asesina, incluido Juan Carlos, quien tomó la identidad de su hermano muerto y se casó con Gisela para llevar a cabo su venganza. El papel sería recreado nuevamente una década más tarde por Oswaldo Ríos, en el exitoso remake de la historia original de Delia Fiallo que realizó RCTV en 1992 con el nombre Kassandra. Allí Ríos interpretaba a Ignacio, el hermano asesinado; y a Luis David Contreras. Una jovencísima Coraima Torres se estrenaba como protagonista en este drama.

Ada Riera como Angélica de Montemar.
También en ese mismo año 1973, Ada Riera asumía nuevamente La Loba, continuación de La Mujer Prohibida. Solo que esta vez aparecía por partida doble: como Virginia y como Angélica de Montemar, una peligrosa contrabandista perseguida por la policía, quien se hacía pasar por la primera para ocultarse y casarse con Marcos Villena (Martín Lantigua). Ada lucía ojos claros para diferenciar a Angélica de Virginia.
el rol de Virginia Galván en la muy recordada novela

Marina Baura volvería a ejercer doble papel en Valentina (1975-1976). En esta producción, la protagonista Valentina Montiel moría sorpresivamente en la mitad de la novela y es entonces cuando aparecía el desfachatado personaje de Sonia Gámez, desconocida hasta el momento, para vengarse de quienes hicieron sufrir a su hermana, incluido el protagonista masculino.

Lupita con su hermana gemela y José Bardina.
La otra estrella de la época, Lupita Ferrer, no podía escapar a esta moda. En Mi hermana gemela (1975) encarnaba a las hermanas Marta y Mara, ambas de origen humilde. La primera era modesta, mientras que la ambición caracterizaba a su hermana. Sin embargo, la historia no caló en el público y aun con la ayuda de Delia Fiallo, experta en eso de las gemelas, quien vino como escritora emergente, no logró el éxito que se esperaba, quizá por no explotar algo muy común en estas tramas: nunca se dio la usurpación o grandes enfrentamientos entre las protagonistas, a pesar de que el galán José Bardina se acostaba con una confundiéndola con la otra y…¡la embarazaba!

¿Qué pasó con Jacqueline? (1981) fue una telenovela corta de apenas 48 capítulos, transmitidos por RCTV. Esta obra, original de Alicia Barrios y Gustavo Michelena, con libreto de Alicia Barrios y dirigida Cesar Bolívar, fue protagonizada por Raúl Amundaray y Doris Wells. Para la actriz significó un atractivo, tanto en lo personal como en lo interpretativo, asumir la historia de las gemelas huérfanas Ana y Jacqueline. Ana, que sufría una enfermedad del corazón, se hacía pasar constantemente por Jacqueline, hasta el punto de llegar a sustituirla en su matrimonio con el arquitecto Alejandro Ascanio (Amundaray). Jacqueline, cuyo rostro había quedado desfigurado en un accidente, reapareció con una nueva identidad, haciéndose llamar Melissa Vidal, sin que lograran descubrirla, ya que su rostro había sido reconstruido. Una peluca rubia, lentillas azules y algodones en las mejillas ayudaban a Doris a modificar su apariencia. Su objetivo era conquistar de nuevo a su esposo y desplazar a su hermana, quien había asumido definitivamente su personalidad.

Eran tiempos en que las nuevas técnicas de grabación en video permitían la aparición simultánea de la artista, efecto que puede apreciarse en el siguiente video:


Doris, en una entrevista publicada en El Nacional (27/03/1982), contaba su experiencia:

Ha sido sumamente complicado y acepté hacerlo porque vi que en verdad era algo diferente (…) ¿Qué pasó con Jacqueline? ofrecía otras posibilidades, como el uso del Chroma Key, efecto técnico que permite la grabación del doble papel simultáneamente. Yo no lo conocía, no lo había usado nunca (…) me costó un poco meterme en cada una de ellas, pero ahora ya las tengo muy bien definidas.
Yo he centrado la actuación más que todo en los ojos. Siempre he creído en esa frase de que los ojos reflejan el alma, por eso he tratado de darle una cierta neurosis a la mirada de Ana, contra la tranquila de Jacqueline…De una manera honesta y modesta puedo decirte que todo es un intento mío de búsqueda. Yo trato de que ella, Ana, que está consciente de su mirada, trate de imitar la mirada de Jacqueline, o sea, dos trabajos simultáneos: actuar como Ana y que Ana actúe como Jacqueline. Sí. Es necesario que al público se le dé algo menos fácil. Que piense y creo que Jacqueline presenta una trama que es interesante y le hace pensar. (1)

Amílcar Rivero. Fuente: Internet
Panchito y Arturo (1982) fue escrita por José Ignacio Cabrujas y era una versión libre de El Príncipe y el Mendigo, novela de Mark Twain. Otra vez aparecía el tema de las suplantaciones, esta vez recreado en nuestro país teniendo como protagonista al niño estrella Amílcar Rivero. Arturo, el niño rico, era hijo de Yajaira Orta y Humberto García. Panchito, el pobre, era criado por Virgilio Galindo, quien era el prometido de Irma Palmieri, con quien luego se casaba. Como curiosidad, los integrantes del grupo Menudo intervinieron en uno de los capítulos de esta serie. «Esa novela fue el pináculo de mi carrera infantil (...) Yo apenas tenía 12 años y recuerdo que incluso llegué a salir en vivo», comentaría Rivero años después en una entrevista.

Alma Mía (1988) fue una producción basada en la telenovela realizada en 1972, La madrastra. Acá el doble papel lo hacen dos actrices distintas: Nohely Arteaga (Alma Rosa) y Astrid Carolina (Alma Mía). La primera aparece al inicio de la trama, pero al salir del elenco por razones personales, Astrid debió asumir ambos roles: tanto el de la nana como el de su hermana malvada. El tema musical de presentación de la novela, a cargo de Yordano, mostraba a la dupla de protagonistas:


Nohely Arteaga en Las dos Dianas.
En esto de la protagonización doble, las palmas se las lleva Las dos Dianas (1992), de José Ignacio Cabrujas, inspirada en la novela del mismo nombre de Alejandro Dumas, padre. Esta vez Nohely Arteaga se resarcía de la omisión anterior y hacía de madre y de hija (Diana Burgos y Dianita), mientras que Carlos Mata también personificaba al padre Diego Morales y al hijo Gabriel Morales. La historia transcurre a lo largo de unos 20 años y es recordada como una de las mejores del género.

Dad Dáger como Manuela y Soledad en Trapos íntimos.
Dad Dáger es una veterana en esto de tener hermanas gemelas en la ficción: en Trapos íntimos (2002-2003) interpretaba a Manuela y a Soledad. Luego, en Camaleona (2007), Dad fue Claudia y Octavia Ferrari, dos polos opuestos. En una entrevista publicada en el diario EL Universal (30/03/2007), la actriz explicaba su técnica para diferenciar ambos personajes:

- Trato de marcar más a Octavia. Ella es una villana bien dibujada. Es la maldad extrema y tiene mucha desfachatez. Sabe lo que quiere y va por ello. Claudia siempre anda sufriendo, es racional, pero está muy desconectada de sus necesidades.

-¿Cuál es el mayor reto de este doble papel?, le preguntaba la periodista.

Lo más comprometedor y fascinante es grabarlas a las dos en la misma escena, que debe ser grabada al menos tres veces. Haces el trabajo con una cámara y cuando vas a trabajar con el otro personaje, te escuchas con la energía y la voz de la otra gemela. Para mí ha sido un ejercicio actoral muy valioso. Yo me siento afortunada de hacerlo.

-¿Hiciste un análisis con un psicólogo para construir a las gemelas?

- Tuve varias reuniones con Chely Escalona y conversamos acerca del comportamiento en las gemelas. Me dijo que la clave está en la dualidad y que yo debía buscar esa dualidad dentro de mí. Es algo que tenemos todos los actores, ya que incorporamos situaciones de vida que no nos pertenecen, sino que son de nuestros personajes.


Hilda Abrahamz en Abigaíl.
La lista de actores que han aceptado el reto del doble papel en una misma producción dramática es larga: Hilda Abrahamz encarnó a María Clara y a María Begoña Martínez en Abigaíl (1988-89). Amor Mío (1998) nos presentó a Astrid Gruber en doble tanda: como la perversa Verónica y la dulce Amada. Carlos Mata hizo de gemelos en La pasión de Teresa (1989); Flor Núñez se desdoblaba en la malvada Pastora Lara Portillo y en su inocente hermana Iris, a quien tenía encerrada con el rostro cubierto por una máscara, en El Desprecio (1991-1992), un papel bastante complejo y exigente que luego asumiría Fedra López en el remake realizado en el 2006. Elluz Peraza aparecía también en doble versión en La sombra de Piera (1989) y en la retorcida María, María (1989-1990), Alba Roversi debía realizar un doble papel, si bien no había nexo familiar entre ambas: la protagonista encarnaba a María Alcántara y, luego, a Julia Mendoza, quien después de un accidente era confundida con la primera y gracias a la cirugía plástica, tomaba el rostro de María. La tragedia se desataría cuando la verdadera María, que no había muerto, recobraba la memoria y regresaba.

En el circo que era Mundo de fieras (1991), original de Ligia Lezama, casi al final de la historia entraba el personaje de Viviana, gemela de Catherine Fullop, que hacía de Rosario/Charito. En la trama había además otros gemelos: el actor Diego Balaguer hizo el doble papel de Emilio y Clemente, el primer marido de la malvada Jocelyn (Rosalinda Serfatty), que regresaba para vengarse de ella. 

Simón Pestana representó a los hermanos Diego y Domingo en Carita Pintada (1999). Franklin Virgüez también hizo gemelos en los Amores de Anita Peña (1996) y en Hechizo de amor (2000), casi al final de la historia le inventaron una gemela a Ligia (Emma Rabbe). 

En Cosita Rica (2003), Marisa Román se impuso con sus gemelas Verónica Luján y María Suspiro Vargas para captar la atención de público y medios de comunicación por igual, lo cual convirtió en un triunfo personal y profesional. 

Una voluptuosa Norkis Batista en Estrámbótica
Anastasia
. Imagen promocional de RCTV.
Norkys Batista pasó a convertirse en la única venezolana que ha interpretado trillizas en Estrambótica Anastacia (2004), una experiencia que ya Lucero había logrado con éxito en la mexicana Lazos de amor. En esta historia original de Martin Hahn, la joyería de la familia Borosfky debía su éxito a la "Estrambótica Anastasia", cuya imagen era admirada por todos. Ella tenía dos hermanas: Alexandra, una dulce chica sorda; y Catalina, impulsiva y apasionada. Pero estas trillizas confundirían a todos cambiando sus identidades, en una trama de ambición y poder.

Más recientemente, Crisol Carabal logró un importante triunfo profesional en Aunque Mal Paguen (2007). Aunque no era la protagonista, la crítica de la época resaltó su interpretación como las hermanas gemelas Aguamiel, que era la mujer de la mala vida, cuyo amor por el cura del pueblo la redimía; y Amparo, que era cualquier cosa menos santa.

Lilibeth Morillo realizó los roles de Perla y Pura en Redención de Amor (2010); Bruno y Diego fueron los personajes secundarios interpretados por Yul Burkle en Natalia del Mar (2011-2012); y Taniusha Mollet, hija de Tatiana Capote, interpretó a Gina y a Marifé en Sacrificio de Mujer (2011-2012).

Paola y Paulina: Gaby Spanic en La Usurpadora.
De todos los casos referidos, quizá los más bizarros sean los de Gabriela Spanic y María Antonieta Duque, gemelas en la vida real cada una. Gaby interpretó el doble papel de Gilda Barreto y Raquel Sandoval, villana aparecida casi al final de la novela en Como tú ninguna (1995). Más tarde, cuando incursionó en la pantalla chica mexicana en una nueva versión de La usurpadora (1998) encarnaría a la dulce Paulina y a la villana Paola. Lo paradójico es que la actriz, luego de una relación muy cercana con su verdadera hermana Daniela, esta se agrió debido a graves problemas personales, por lo cual en estos momentos no tienen trato alguno.

María Antonieta Duque es la cabello oscuro;
Mariana, la rubia.

Por su parte, Duque, cuya hermana Mariana es dueña de una compañía de publicidad digital y vive en Margarita, realizó el doble papel de Tamara y Maricarmen en ¿Vieja, yo? (2008-2009). 

Otros casos de gemelas reales en la farándula venezolana son los de la actriz Mariaca Semprún y su hermana odontóloga María Alejandra; y de la fugaz actriz, actualmente retirada, Anastasia Mazzone y su hermana empresaria Ana María, radicada en París. 

Siempre se ha dicho que todos tenemos a alguien de similar parecido físico en algún lugar del mundo. Y usted, ¿ya encontró su gemelo?

Fuente citada:
(1) Castillo, Ocarina (2009). Doris Wells. Biblioteca Biográfica Venezolana. El Nacional y Fundación Bancaribe. Caracas, Venezuela.

viernes, 2 de agosto de 2013

Mahuampi Acosta, esa viejecita adorable...

Mahuampi Acosta. Fuente: revista Encuadre
No. 44-45, septiembre/diciembre 1993.
El viernes 15 de enero de 1993, a las 11:30 de la mañana aproximadamente, la veterana actriz Mahuampi Acosta se encontraba en el estudio de Amor de Papel, en Venevisión.  La telenovela aun no estaba en el aire y ella tenía asignado el personaje de La Chona dentro de la trama. En plena grabación, empezó a padecer mareos y le sobrevino un desmayo. Aparentemente había sufrido un ataque de hipotensión. De inmediato fue trasladada de emergencia por sus compañeros al servicio médico, pero poco después le sobrevino un paro respiratorio del cual no logró sobrevivir.

La noticia, reseñada en los periódicos nacionales, llenó de pesar a sus colegas del medio artístico y, no menos, al gran número de admiradores que esta destacada intérprete había ganado en más de 40 años de trayectoria. De tan lamentable hecho se cumplieron este año dos décadas.

Era un final como aspirarían los verdaderos maestros de la actuación: en el escenario, aun activos. Sin embargo, Mahuampi no era una mujer tan mayor. Contaba con 62 años al momento de su deceso, pues había nacido en 1930 en el estado Guárico. Su nombre fue sugerido por el escritor venezolano Rómulo Gallegos, amigo de sus padres, ya que ese sería el título de una nueva novela que este escribiría. En una entrevista (1) contaría que en quechua su nombre significaba «algo así como mi amor unirá a mis padres definitivamente o yo amaré a mi tierra eternamente».

Alberto Marín y Mahuampi Acosta.
Fuente: revista Tele-indiscreta.
A los 23 días de nacida fue trasladada al norte del estado de México. «A los 12 años me enteré de que no era mexicana sino venezolana. Era una época donde no se tomaba mucho en cuenta a los niños y cuando me lo dijeron, me impacté», recordó.

Impulsada por su madre, ingresó al medio artístico y cada vez que venía a nuestro país de visita trabajaba en el Conjunto Lírico Infantil Caracas.

A los 17 años de edad regresó para radicarse en Venezuela. Su intención era ser médico o desarrollar una carrera relacionada con las ciencias, pero por complacer a su madre estudió Letras. «Ella siempre quiso que fuese actriz y me lo inculcó desde pequeña. Empecé con una señora de apellido Ritzie, creo; ella me despertó muchas ideas maravillosas, como el baile y el canto, junto a René de Pallás. Entonces, siempre combinaba mis estudios con la actividad artística», contó en esa entrevista.

De la mano de su madre fue llevada a participar en su primera película, Pobre hija mía (1942), dirigida por José Fernández para Cóndor Films. «Fue en ese momento que pensé que mi mamá como que tenía razón y me gustó. Entonces le dije: ‘Bueno, si tú quieres que definitivamente estudie eso, déjame estudiar en Los Ángeles —pero no como actriz—'. Yo quería ser técnico y en realidad eso es lo que soy. Sé todo lo relacionado con el cine de mi época: compaginar, pegar, copiar… ¡Todo! También estudié y trabajé la técnica del maquillaje y todo lo que aprende uno de arte en la Academia César’s…».(2)

Mahuampi laboró como script y maquilladora en las películas Sangre en la playa (1946), coproducción mexicana-venezolana dirigida por Antonio Bravo; y Al galope (1949), de Mario del Río y Miguel Isava. Amador Bendayán la llevó para que trabajase como maquilladora y actriz en una película argentina en la cual él participaba. Luego, ella trabajaría en tres películas venezolanas más y en cinco mexicanas.

Ana Teresa Guinand y Carlos Fernández, pioneros de la radio
venezolana, en la cual trabajó Mahuampi. Foto tomada
de la Colección Digital de Emilio Ortiz Guinand.


Sus inicios profesionales en la radio caraqueña datan del año 1944. Ya en la década de los 50, era protagonista femenina de radionovelas, junto a actrices como Gladys Hernández, Margot Antillano, Josefina Guinand y Rosita Vásquez. Radio Rumbos tuvo para su inauguración la novela ¡Dios se lo pague!, protagonizada por ella y Arturo de Córdova, historia que luego sería llevada al cine con Zully Moreno y el propio de Córdova.

En 1964, junto a Daniel Farías estelarizaba la radionovela La Gata en Radio Continente, historia original de Inés Rodena con adaptación de Carlos Romero.

De sus inicios en la televisión venezolana hay una simpática anécdota referida por la actriz a uno de los foristas de la página Recordar es vivir: Las telenovelas del ayer. Ocurrió en una de las pocas ocasiones en que Mahuampi encarnó a mujeres de la “mala vida”. Fue en la antigua Televisa, hoy Venevisión, donde ella protagonizaba un teleteatro en el que encarnaba a una prostituta hermosísima, llena de joyas; recordaba la actriz que hasta le pusieron anillos en los dedos de los pies.

En algún momento de la historia, ella se identificaba a sí misma como Meretriz. Lo cierto es que había una niñita que vio fascinada el teleteatro y, poco después, cuando algún adulto le preguntó qué quería ser cuando grande, la criatura contestó con una gran sonrisa: "¡Meretriz!". Así de convincente fue su personificación.

Mahuampi como Mama Rosa y Rafael Briceño en una escena
de la telenovela Estefanía. Fuente: diario El Nacional.
Para algunos espectadores, la figura de Mahuampi empezó realmente a ser conocida en la década de los 70, cuando participó en varias telenovelas realizadas por Radio Caracas Televisión, como Raquel (1973), Valentina (1975), Sabrina (1976), La hija de Juana Crespo y La señora de Cárdenas, ambas en 1977. Su gran oportunidad vendría con el rol de Mamá Rosa, en Estefanía (1979), novela que marcó época en nuestro país.

Muchos desconocían que ella misma había padecido las injusticias de la tiranía perezjimenista, experiencia que usó para darle mayor credibilidad a su personaje. Le confesaría a Aquilino José Mata (3): «Aunque esta novela refleja muy bien los años de la dictadura de Pérez Jiménez, creo que se ha quedado corta. Fueron muchas las privaciones que sufrimos en mi familia por el despotismo imperante entonces».

¿Fue usted víctima directa de esa dictadura?, le preguntó el periodista.

Por supuesto que sí. Bastantes navidades y fines de año que se nos amargaron por encontrarse familiares y amigos muy queridos tras las rejas de la Seguridad Nacional. Inclusive en una ocasión iba a la radio apresuradamente en mi vehículo. Recuerdo que tenía que hacer una novela con Alberto Galíndez. Sin darme cuenta, pasé una patrulla de la Seguridad Nacional y por ese simple hecho me llevaron a la cárcel de El Obispo, en donde estuve detenida 72 horas, sin que de nada valieran mis argumentos. A estas alturas puedo decir que fueron las 72 horas más amargas de mi vida.

Comentaba además la intérprete que Mamá Rosa era un personaje muy hermoso y pintoresco, quien aun a su edad conservaba ese espíritu de rebeldía que afloraba en los momentos en que estallaba emocionalmente, pero que se exponía constantemente porque se sentía relegada. Resaltaba además que, a su juicio, la relación más humana dentro de la trama era la que existía entre el personaje del mudo Eliodoro, interpretado por Charles Barry; y Mamá Rosa.

«Después del papel que hice en La señora de Cárdenas, nunca antes había vuelto a interpretar un personaje que en mi vida significara algo tan grato. Ojalá que el público reciba esa comunicación que a través de Mamá Rosa me he propuesto brindarle». Y efectivamente, el público respondió.

En la entrevista ofrecida al diario zuliano Panorama (4), refería su participación en una novela puertoriqueña llamada Diana prohibida, con Flor Núñez y Félix Loreto, de la cual no se encontraron registros. Esta producción le permitió viajar a Buenos Aires, Perú, Colombia y Ecuador. Recordaba además haber visitado Los Ángeles gracias a la novela Marielena; que había participado en la obra teatral Heidi, en el propio Frankfurt; y que había recorrido Madrid, El Cairo y Alejandría con las obras Yerma y Bodas de Sangre, de Federico García Lorca, con el grupo Rajatabla.

Mahuampi como Doña Delfina, junto a Carlos
Olivier, Mayra Alejandra y el niño que encarnó
al hijo de los protagonistas en Leonela. Fuente:
Forum Regno Novelas.
En los 80 vendría su consolidación como actriz de carácter, iniciada en 1983 con Bienvenida Esperanza. Ese mismo año asumiría otro de sus papeles más recordados: Doña Delfina, la abuela de Pedro Luis Guerra (Carlos Olivier), joven humilde y trabajador, quien luego de ser humillado por el novio de Leonela (Mayra Alejandra), se emborracha y abusa de ella. Mahuampi supo ganar presencia en el desarrollo de la trama, pues con su experiencia configuró un personaje dulce, altamente comprensivo, pero a la vez lleno de carácter. La novela resultó un suceso, debido a lo controversial del tema escrito por Delia Fiallo.

En Topacio (1984), nueva versión de Esmeralda protagonizada por Grecia Colmenares y Víctor Cámara, encarnaría a Eulalia, Lala, quien sería la responsable de cambiar a la hija ciega del orgulloso hacendado por el hijo del campesino. Le acompañaban en el reparto destacados actores como Cecilia Villarreal, Carlos Márquez, Amalia Pérez Díaz, Arturo Calderón, Alberto Marín y Chony Fuentes, con Jeanette Rodríguez y Pedro Lander en una historia amorosa paralela a los protagonistas.

En el siguiente enlace, podrán ver el capítulo final de Topacio, en el cual aparece Mahuampi:


Fue en esta novela donde aparentemente fue irrespetada por el director de la producción dramática, quien le habría levantado la voz y le hizo un gesto obsceno. Tal situación, según lo reseñara el periodista Víctor Suárez en su artículo Eso no se le hace a Lala (5), aparentemente habría hecho que Mahuampi hubiese manifestado «su voluntad de renunciar a la pasión de su vida»: dejar de ser actriz. En esa época su relación laboral con RCTV era a destajo. A pesar del desagradable incidente, la actriz continuó tanto en la novela como en el canal.

Doña Puri en Cristal. Fuente: Internet.
La seguidilla de abuelitas querendonas continuaría con Doña Puri, en ese éxito internacional que fue Cristal (1985), producción que llevó a la fama a Jeanette Rodríguez y a Carlos Mata, junto a Lupita Ferrer y Raúl Amundaray. En una entrevista radiada por Radio Nacional de Chile, en Viña del Mar en 1988, Lupita destacaba a Mahuampi como una de las mejores profesionales de la actuación de nuestro país, una actriz de carácter muy buena, de gran trayectoria.

Llama la atención que en esta época, Mahuampi encarnaba a viejecitas muy mayores, no acordes con su edad real, pues estaba en la mitad de sus 50 años. Al respecto, ella señaló: «En verdad me siento muy contenta con los papeles de madre —inclusive madres lloroncitas como Mimina en Pasionaria, que tiene unos sentimientos muy elevados—. Yo me considero hoy por hoy la madre venezolana o la segunda madre venezolana a quien todos decimos abuelita y estoy satisfecha de que me quieran de esa manera…».

Las villanas no eran su fuerte. Ella misma así lo confesó: «Una vez traté de hacer algo, pero en realidad creo que no gustó mucho. Era en una novela que interpretaba Eva Blanco que se llamaba La culpa de los otros, pero creo que no quedó del todo bien».

En los 80, la actriz interpretó pequeños roles secundarios en las cintas Adiós Miami, de Antonio Llerandi (1984); y Reinaldo Solar, dirigida por Rodolfo Restifo (1986).

La década de los 90 representaría un cambio de rumbo laboral: Mahuampi Acosta entró a laborar en Venevisión como la dulce Mimina de Pasionaria, protagonizada por Catherine Fullop y Fernando Carrillo. Seguiría Mundo de Fieras (1991), nuevamente con la Fullop y Jean Carlos Simancas, hasta llegar al que sería su último rol como nana de Mayra Alejandra en Amor de Papel, (1993), una historia juvenil que incluía entre sus protagonistas a Carlos Olivier, Elizabeth Morales y Juan Carlos Vivas en los papeles protagónicos.

Su muerte repentina hizo que fuese sustituida por Zoe Ducós y por respeto a la actriz, esta pasó a interpretar una hermana del personaje, aunque guardaría mucha similitud con el rol de Mahuampi.

Mahuampi también participó en la novela Alma mía, junto
a Nohely Arteaga.
Consultada acerca de su opinión sobre los dramáticos producidos en nuestro país, dijo: «Yo no diría que son culebrones, pero sí necesitaríamos una ‘pincelada’ de más de nuestra cultura, eso siempre lo extraña uno. Malas tampoco te diría, pienso que nuestras novelas siempre tienen un mensaje y una motivación (...) Creo que es cuestión de pulir más, cuidar más la música, el texto y los efectos; cuidar más el libro, entregar una sinopsis bien hecha para que uno leyese con tiempo y ver si a uno le conviene o no. Muchas personas, si no les gusta un determinado personaje, piensan que porqué aceptaste eso y veces no entienden que uno está contratado y pagado y que también es muy dueño de uno aceptar o no determinado personaje, pero yo estoy muy satisfecha. Muchas personas nos han conocido a través de nuestras novelas y se han premiado a muchos compañeros».

En la entrevista con Aquilino José Mata ya referida, Mahuampi consideraba a Estefanía como una buena tónica que se había adoptado para enfocar las telenovelas y creía que marcarían una etapa venezolana dentro de nuestra televisión. «Sin embargo, debo confesar que soy sumamente romántica y adoro las cosas enmarcadas dentro de esa tendencia. Algo de eso se hizo en Sangre Azul, una teleserie basada en un hecho histórico, pero llena de tonos románticos, como a mí me gusta». Algo que no debería sorprender a nadie, si se considera que la dulzura fue una de las características que siempre le identificó, tanto en los personajes que dignamente representó como en su vida personal.

Fuentes citadas:
(1) Diario Panorama, 26/11/1990, página 3-12.
(2) Ibidem.
(3) Diario El Nacional 21/08/1979, página B-20.
(4) Diario Panorama, 26/11/1990, página 3-12.
(5) Diario El Nacional, 07/04/1985, página D-4.