domingo, 28 de agosto de 2016

Memoria sentimental de un imaginario viaje por el mundo

Juego Memoria del Mundo, con las imágenes del album de barajitas
cuyo nombre no recuerdo. Fotografía: José Marcano
La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados.

Jean Paul

Misionera yugoslava nacionalizada india(1910-1997)


Mis primeros conocimientos acerca de nuestro planeta no provinieron de un Atlas Universal o de una enciclopedia, sino de un álbum de barajitas cuyo nombre no recuerdo. Era el año 1972 y yo cursaba primer grado.

De las pequeñas emociones que guardo de mi niñez, una de las más duraderas ha sido la expectativa que me generaba la adquisición en el abastos El Águila de mi provisión de sobrecitos para llenar el álbum. Cada uno, contentivo de cinco barajitas, costaba un medio (0,25 Bs.), lo cual representaba la mitad de mi asignación para la merienda escolar. Gustoso la sacrificaba con tal de comprar religiosamente, cada día, el empaque tan esperado.

Estructurado por secciones según regiones geográficas ―América del Norte, Centroamérica, Surámerica, Europa, Asia, África, Oceanía―, el álbum iniciaba cada apartado con un mapa ilustrado a página completa, seguido por banderas de los países y luego ilustraciones de costumbres, plantas, animales o aspectos curiosos de cada continente. En el espacio que debía ocupar la barajita, se leía la explicación correspondiente a la imagen.

Imágenes de nuestro mundo: Europa. Juego Memoria del Mundo.
En este viaje imaginario que transitaba como un descubrimiento cotidiano ―yo, que a mis siete años no había salido nunca de mi Cabimas natal― supe de la venta de quesos en el mercado popular de Holanda; la llamada al ordeño de las vacas mediante una trompeta en Suiza; los encierros de toros en Pamplona (España) y los espectáculos taurinos en dicho país; así como la práctica de la corrida de la sortija, con reminiscencias medievales en Europa.

Imágenes de nuestro mundo: África. Juego Memoria del Mundo.
La sección de África me sorprendía con Petra, la ciudad tallada sobre la roca en Jordania; los vendedores de agua en Marruecos, ataviados con sombreros de campanitas; la majestuosidad del monte Kilimanjaro en contraposición con las extensas llanuras en Kenia; las vicisitudes de las tribus nómadas Tuareg en el desierto del Sahara; la curiosa tribu Ndebele en Suráfrica, que decoraba con vibrantes pinturas geométricas sus viviendas; los pigmeos de la tribu Baka en Camerún y los esbeltos Masai,  asentados entre Kenia y Tanzania.

La sección de Asia mostraba las maravillas del Monte Everest, localizado en la frontera entre China y Nepal; el Monte Fuji, el Buda gigante y los luchadores de sumo en Japón; las danzas tradicionales y el particular boxeo con pies y manos en Tailandia; la caza del tigre de Bengala y los encantadores de cobra en India; las gigantescas trompetas de los monjes tibetanos; y las mujeres jirafas en Birmania.
Imágenes de nuestro mundo: Asia Juego Memoria del Mundo.
Imágenes de nuestro mundo: Asia. Juego Memoria del Mundo.
Imágenes de nuestro mundo: América
del Norte y Centroamérica. Juego 
Memoria del Mundo.

En América del Norte y Centroamérica se mostraban la danza de la serpiente de los indígenas Hopi y la danza del Búfalo por aborígenes norteamericanos; el volcán Izalco, en El Salvador, llamado Faro del Pacífico o Faro de Centroamérica; los Toritos llenos de luces de bengala en Cuernavaca, México; y la dura vida de los esquimales.

Imágenes de nuestro mundo: Suramérica.
Juego 
Memoria del Mundo.
En América del Sur destacaban, entre muchas otras imágenes extraordinarias, la imponente cordillera de los Andes; la ciudad de Machu Picchu, en Perú; el Salto Ángel, en Venezuela; los nenúfares gigantes en la amazonia brasileña; la caza del ñandú con boleadoras en la Patagonia argentina; los Moais en la Isla de Pascua (Chile); y el Carnaval de Oruro, en Bolivia, con la lucha entre el arcángel Miguel y el diablo.

Oceanía se mostraba misterioso y virgen, con indígenas maoríes cocinando en géiseres en Nueva Zelanda; cazadores de tiburones en Samoa; bailes sobre piedras incandescentes; pintores y tallistas de máscaras en Nueva Guinea; y aborígenes australianos corriendo en busca de la lluvia por las sabanas desérticas.
Imágenes de nuestro mundo: Oceanía.
Juego 
Memoria del Mundo.

La sorpresa de una barajita premiada me alegró un día: era la del Cuco, ave conocida por parasitar nidos ajenos, dejando a sus polluelos para que los alimenten los adultos de otras especies. ¿Qué gané? Felicidad, imagino, y alguna baratija que ahora no recuerdo.

Este álbum, casi lleno, lo guardé celosamente en mi casa paterna durante décadas, hasta julio de 2003, cuando un súbito ataque de comején me obligó, para mi pesar, a desecharlo.

Hace cinco años me reencontré con estas imágenes en un juego ―precisamente llamado Memoria del Mundo―, ese que en más de una ocasión compartí con mi hermana menor durante las "divertidas vacaciones" de nuestra infancia. La nostalgia afloró en mi mente al notarlo en los anaqueles de una vieja juquetería en Ciudad Ojeda y desde entonces me acompaña como testigo silencioso, durante las sesiones de trabajo en mi cuarto de estudio. De vez en cuando los Hopi, los Tuareg y los Masai se entremezclan con europeos y asiáticos, en súbitos arrebatos de pueril entretenimiento.

1 comentario:

  1. Yo siempre sufrí porque mistares nunca me dejaron tener un álbum de esos. Alguna vez tuve uno que otro álbum (pues muchas veces los distribuían gratis: el negocio era el contenido), pero nunca las barajitas. Pero me conformaba mirando las que compraban os otros niños, viendo lo que traía cada sobre y, por supuesto, los álbumes. En el mundo de las niñas, seria como la única que no tenía una Barbie.

    Juan Bravo

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