domingo, 24 de septiembre de 2017

Juan Iturbide: obrero y caballero del arte

Juan Iturbide: caballero ante todo. Fuente: revista
Venezuela Gráfica, 1977. 
Si hubo un actor que hacía gala de elegancia y buen vestir en la televisión venezolana, ese fue Juan Iturbide, aunque su refinamiento a veces le hacía lucir algo afectado. Hoy casi olvidado por las nuevas generaciones, el otrora galán no dudó en afirmar un día: “Si acaso tengo alguna dosis de talento que me ha sido concedido por un Poder Superior a la condición humana, ese talento lo he supeditado por más de 25 años con todo corazón e intención, honestidad y profesionalismo, sin renunciar a esfuerzo ni sacrificio alguno, al servicio de ese gran y muy querido público para el cual trabajo”.

Reconocido por su versatilidad, además de por su educada voz forjada en el teatro y la radio, Juan Iturbide nació el 15 de septiembre de 1933 con el nombre de Juan Rodríguez Hernández. Hijo de María Teodolinda Hernández, nativa de Ciudad Bolívar;  y de Juan Rodríguez González, oriundo de San Fernando de Apure, su alumbramiento se dio por casualidad en la población de El Sombrero, estado Guárico, en uno de los viajes de regreso de la capital donde su padre tenía sus negocios.

A los dos años su familia se residenció definitivamente en Caracas, capital venezolana en la que permaneció sus primeros años de infancia, disfrutando de las travesuras propias de su edad, junto a su única hermana, Gladys.

Una sonrisa traviesa.
Fuente: revista Venezuela
Gráfica
, 1977.
Juan y su hermana Gladys.
Fuente: revista Venezuela
Gráfica, 1977.
Sus estudios primarios los cursó en la Escuela Experimental Venezuela. En esa época, quien fuera un niño travieso se convirtió en un ser tímido, más interesado por las actividades creativas y artísticas que en los estudios formales. A tal punto llegó su retraimiento que un día ganó un premio por la escenografía de una obra teatral en la escuela y no se atrevió a presentarse para recibirlo.

Al llegar la adolescencia, Juan se había transformado en un joven apuesto que estudiaba bachillerato en el liceo Andrés Bello. Un día le presentaron a una compañera por teléfono y luego de una conversación muy afable, esta le confió: “Qué bonita voz tienes, ¿eres locutor?”. Según él, ese fue el disparador para que unido a sus inquietudes artísticas infantiles, viajara a Nueva York, Estados Unidos, a explorar opciones de formación en esa área.

Juan en su época de adolescente. Fuente: revista
Venezuela Gráfica, 1977.
Allí lavó platos en restaurantes para mantenerse y asistió como oyente a la National Dramatic Arts School, en la que aseguró que había aprendido mucho, a pesar de no dominar el inglés. En la Gran Manzana residió casi dos años y de regreso a Venezuela, se inscribió en el grupo de teatro del Ateneo de Caracas, donde se convirtió en discípulo de Horacio Peterson y Juana Sujo, con quienes hizo su papel como debutante en la obra María Lionza, de Ida Gramcko.

En un estudio radial.
Fuente: revista
Venezuela Gráfica, 1977.
Aquella llamada telefónica que despertó sus ansias de desarrollar una carrera artística, le llevó además a incursionar en la radiodifusión. En este medio laboró en Radio Cultura y junto a Raúl Amundaray, Franklin Vallenilla y Argenis López fue fortaleciendo sus habilidades histriónicas y de locución.

Juan vislumbró las amplias posibilidades que tenía para desarrollar su carrera en paralelo, tanto en radio como en televisión. Su esfuerzo rindió frutos. En la primera trabajó con Ana Mercedes Escámez y Graciela López, pioneras en la actuación radial. También protagonizó con Carmen Julia Álvarez obras clásicas versionadas para las ondas hertzianas, tales como Cumbres Borrascosas y Ana Karenina. Asimismo dirigió el seriado Tamakún, con Armando Palacios como Alí Yabor.


Rebeca Iturbide
Sus primeros pasos en la pequeña pantalla los dio en Televisa, en un espacio dramático. Es en ese momento cuando adopta el nombre artístico de Juan Iturbide, en homenaje a la actriz de la Época de Oro del cine mexicano Rebeca Iturbide, por quien profesaba gran admiración.

Luego de un pequeño papel en Televisa, fue llamado por Radio Caracas Televisión para una prueba de pantalla, la cual aprobó sin problemas. Contratado para ese canal, intervino en producciones dramáticas que al principio resaltaron sus dotes de galán. Poco a poco le fueron otorgando papeles de mayor responsabilidad hasta alcanzar los roles estelares. También logró la posibilidad de fungir como animador.

Teñido de rubio, junto a Amalia Pérez Díaz en Las mujeres
también perdieron la guerra
. Fuente: revista Venezuela Gráfica, 1977.
Bajo las órdenes de José Antonio Ferrara, en Televisa, actuó en las obras Dios se lo pague; Arsénico y encaje, junto a Daniel Farías; Todos eran mis hijos, con Eva Moreno y Paul Antillano; y Las mujeres también perdieron la guerra, de Curzio Malaparte, en la cual debió cambiar el color natural de su cabello a rubio para interpretar a un soldado alemán. “Tenía mucho complejo por teñir mi pelo, lo que me ponía muy nervioso ante la cámara, pero poco a poco fui entrando en el papel y tuve buenas críticas”, comentó en una entrevista para la revista Venezuela Gráfica en 1977.

A la par de su trabajo en los canales comerciales, Juan se desempeñó como actor en producciones de calidad en la Televisora Nacional canal 5. Tal fue el caso de su participación en Otelo, de William Shakespeare, protagonizado por Fernando Gómez. También intervino en el espacio La Novela Venezolana, en el que actuó en La casa de los Ábila, de José Rafael Pocaterra; y Cumboto, de Ramón Díaz Sánchez, “donde me pintaron de negro y me quemaron el cuero cabelludo rizándome el pelo muchas veces para interpretar al personaje Natividad”, recordaba el actor.

Fiesta, con Alfrado Sadel, Adilia Castillo y Pedro
Vargas. Fuente: revista Venezuela Gráfica, 1977.
Las posibilidades se ampliaban para Juan y se convirtió en el animador del programa Fiesta, en Venevisión, en el cual tuvo como invitados especiales a estrellas de la talla de Olga Guillot, Pedro Vargas, Libertad Lamarque, Berta Dupuy, además de importantes cantantes venezolanos como Adilia Castillo y Alfredo Sadel.

Una iniciativa excepcional desarrollada en canal 5 fue lo que se llamó Teatro de Extras, según la idea del periodista Oswaldo Hernández para proporcionar una oportunidad a aquellos talentos desconocidos que quisieran ingresar a la TV. El objetivo era hacer una escuela de actores y presentarlos en televisión. Para concretarlo, consiguieron el permiso de Televisora Nacional y Juan se dirigió a las pocas escuelas de teatro existentes para comenzar a formar un grupo de alumnos, creando los repartos de acuerdo al tipo de cada uno de los actores y de los personajes.

Teatro de extras, una experiencia extraordinaria. Fuente: revista
Venezuela Gráfica, 1977.
“En ese grupo recuerdo haber visto a Alexander Milic, Levy Rossell, Leyda Torrealba, Juan Manuel Laguardia, Carlos Subero, Ibrahim Guerra y otros que no alcanzo a recordar”, comentaba Juan en 1977. “Debido a este programa me dediqué a adaptar y a escribir libretos, además de dirigir artísticamente el espectáculo, mientras que Oswaldo me asesoraba. Tengo recuerdos positivos de aquellas obras que se hacían de memoria, con solo una semana previa al reparto de libretos y ensayos. Por esto me cabe la satisfacción de decir que nunca tuvimos que cortar una grabación o repetir un videotape.

Teatro de extras se transmitió durante dos años y aunque no podían pagarle un sueldo a los noveles actores, él estipulaba del suyo una cifra mensual para quien más destacara en su trabajo, porque “la ambición de estos jóvenes era la de ingresar como actores estables en la televisión, cosa que hasta entonces habían considerado un imposible”.

Galán actor. Fuente: revista
Venezuela Gráfica, 1977.
Cuando se creó la Corporación Venezolana de Televisión (CVTV) canal 8, en 1964, Juan se incorporó al elenco pionero de esa planta. En sus inicios, animó el Show de Aldemaro Romero, junto a Carmen Victoria Pérez. También se desempeñó como actor regular junto a Josefina Rovira. En Pasiones Humanas, fue secundado por el actor argentino Luis Sandrini, quien no dudó en ceder el crédito principal a Iturbide, a pesar de su negativa, argumentándole que para él era mucho más importante el trabajo que ambos iban a hacer que la colocación de créditos.

Al respecto, Juan señaló en una entrevista (Venezuela Gráfica, 31/07/1977): “Por eso es que, precisamente, no me ha preocupado mucho eso del cartel. Yo solo aspiro que mi público acepte lo que he hecho año tras año, y ha sabido premiar con su admiración y su cariño mi trabajo. Tal vez todo esto se deba a que quiero mucho a la gente sin distingo de tipo o clase y, sin apasionamientos ideológicos de ningún tipo. Cuando debo desempeñar un papel, estoy consciente de mi responsabilidad ante la masa y me doy por entero, sin reserva de ninguna clase”.

Juan y Mario Moreno.
Fuente: Crónicas de Tánatos.
El actor tuvo ocasión de estar al lado de los grandes, como Luis Sandrini y Cantinflas, a quien acompañó cuando vino por primera vez a Caracas para la inauguración del canal 8. También conoció en su juventud a Vivien Leigh, la legendaria Scarlet O´hara de Lo que el viento se llevó, actriz a quien admiraba mucho.

En el rodaje de Dies Irae (1965).
 Fuente: revista Venezuela Gráfica, 1977.
En el cine participó en la cinta Días de ira (Dies Irae, 1965), dirigida por José Martín. Allí intervinieron Sonia Glen, Amalia Pérez Díaz, Enrique Benshimol, Carmen Antillano, Ninón Racca, Hermelinda Alvarado, Aurora Mendoza, Betty Ruth, Olga Castillo, Ivonne Attas, Isabel Padilla y José Luis Silva. De este film comentó: “a pesar de la poca promoción que tuvo en el país, fue considerada por la crítica europea como la “Viridiana” venezolana. Su éxito en Europa le valió varios premios cinematográficos a esta cinta”.

En las telenovelas tuvo papeles destacados en El Amo (1971, CVTV), donde fuera contrafigura de Manolo Coego; Enamorada (CVTV), en el que hizo de villano, un rol por el que se destacó en varias oportunidades; El secreto de Adrián, que protagonizó junto a Cecilia Villarreal (CVTV); pero su rol de Ramiro “Papito” en Raquel (RCTV, 1973) le granjeó gran popularidad.

Cecilia Villarreal y Juan, pareja estelar.
Fuente: revista Venezuela Gráfica, 1977.
En esa época, Juan residía en La California Norte y se encontraba aún actuando en dicha telenovela cuando en la madrugada del 24 de noviembre de 1974 tuvo un grave accidente automovilístico, en el cual estuvo a punto de perder la vida.

De acuerdo con las noticias de prensa, el actor se desplazaba en un carro placas LO-41-36 a la altura de lo que se conoce como El Ciempiés, en la autopista del Este; allí perdió el dominio del vehículo y se estrelló contra una valla. Según el diario El Nacional, él se había quedado dormido sobre el volante de su auto.

El Papito al borde de la muerte.
Fuente: diario Panorama.
Iturbide iba acompañado por un joven de 22 años de edad, quien resultó con una lesión en la región frontal que requirió tres puntos de sutura. Sin embargo, el actor de 41 años llevó la peor parte, al sufrir la fractura de cinco costillas del lado izquierdo, contusiones y fuertes traumatismos generalizados. Atendido en primera instancia en el Hospital Pérez Carreño, dado su delicado estado de salud fue trasladado al Hospital Militar, donde fue operado de emergencia.

“Gracias al cuerpo médico de esa institución, que me atendió durante mis cinco meses de reclusión, logré salvar la vida. Recuerdo que el día de la intervención quirúrgica a la que me sometieron, cuando me desperté de la anestesia me llevé la impresión más grande de mi vida, porque me vi rodeado  de una cantidad de personas que intentaban entrar en mi habitación desde el pasillo del hospital. Ya se había corrido la voz, entre los internos y el personal de guardia que el “Papito” había sufrido un terrible accidente y la gente corrió, tratando de ver al personaje, que cada noche observaba por televisión”, recordaba tres años después.

Capítulo de Raquel (12/11/1974), en el cual se ve a Juan Iturbide interpretando a Ramiro "El Papito" poco antes del accidente. Fuente:canal Youtube Nostalgia TV

Aún no totalmente recuperado, regresó a los estudios de televisión y siguió haciendo su papel en la telenovela. Durante una escena violenta que debía hacer junto a Oscar Martínez, cayó sobre un decorado que tuvo que sostener durante el transcurso de la acción para que no le cayera encima toda la escenografía. “Como consecuencia de esta situación, tuve que regresar al hospital y ser operado sin anestesia, teniendo que soportar un drenaje de tres días, sin poder comer ni dormir, porque una de las costillas, aún no soldadas, me había perforado la pleura”.

Lila Morillo y Juan Iturbide
en Cuartos separados. Fuente:
revista Venezuela Gráfica, 1977.
En su vida personal, Juan era una persona educada y afable, pero también muy reservado. Actrices como Rebeca González, Marisela Berti y Mirna Rodríguez valoraban sus especiales condiciones humanas. Sin embargo, él reconocía ser implacable consigo mismo: “Como actor nunca podré sentirme realizado, ya que el actor nunca termina de aprender y cada vez que veo uno de mis trabajos, gracias a la maravilla del Video-Tape, pienso que puedo hacerlo mejor. Jamás me perdono nada a mí mismo. Soy mi peor crítico, pero tengo la conciencia de saber que siempre que puedo trabajar para mi público, que sin saberlo admiro y respeto, le entregaré lo mejor que mi capacidad, mi sinceridad y mi honestidad puedan brindar. Considero que soy un actor porque cada papel que se me impone, sea de protagonista, de segunda o de tercera, con o sin cartel, trataré de hacerlo bien”.

Fuente: revista Venezuela Gráfica, 1977.
Públicamente, nunca se le conoció pareja —femenina o masculina—. En una entrevista de finales de los 70, Juan reconoció que el gran amor de su vida era su madre: “Actualmente tengo una novia que ocupa todos mis pensamientos y capacidad afectiva, ya que es ahora en su enfermedad, cuando más me necesita. Ella es una tierna viejecita, mi madre”.

Su relación con los medios periodísticos no estuvo exenta de tensiones. En un Remitido dirigido a la opinión pública con fecha 18 de junio de 1979 y difundido a través del diario El Nacional (21/06/1979, sección D, p.9), Iturbide se vio obligado a hacer una aclaratoria pública debido a un supuesto hecho que comprometía su prestigio personal y profesional. En él hacía mención de un reportaje publicado la semana anterior en una revista, en el cual se aseveraba que él había cometido un acto bochornoso en la Ciudad Vacacional de Los Caracas. Según la historia referenciada por el actor, supuestamente había sido sacado a punta de pistola de un baño de un establecimiento comercial por funcionarios de la Guardia Nacional, en compañía de otra persona en estado de embriaguez. Se señalaba además que el actor había regresado e insultado a dos personas sentadas en una de las mesas del sitio.

Fuente: diario El Nacional, 1979.
Su respuesta fue contundente: “Jamás me he considerado verdaderamente importante, ni me he dado tampoco demasiada importancia; no me he sentido nunca dominado por sentimientos ególatras ni vanidosos que suelen adjudicarse al grupo de trabajadores de la escena, ya que creo ser un obrero del arte […] He sido condecorado por el Estado con la Orden Andrés Bello por intermedio de uno de sus primeros magistrados, lo cual colmó mi más íntima satisfacción y rebasó los límites de mi modestia. Releyendo cada frase y cada palabra del artículo en cuestión publicado en dicha revista la semana pasada, se palpa la virulencia y un ensañamiento tan pustulento, producto de un odio o motivos que considero de carácter inconfesables que, sinceramente, a pesar de los méritos que yo pueda tener, no me creo con la altura suficiente para merecerlo”.

Fuente: revista Venezuela Gráfica, 1977.
Señalaba que había acudido al Destacamento No. 56 de la Guardia Nacional en Los Caracas a verificar si había algún registro de los hechos que mencionaba la publicación, pero el comandante de dicha instalación, luego de interrogar a los funcionarios, constató la total falsedad de dichas acusaciones. Igual concurrió a la Fuente de Soda Los Frailes, de cuyo dueño obtuvo una carta en la cual se le absolvía de participación alguna en hechos bochornosos como a los que se aludían. Concluía el actor el Remitido haciendo un llamado al presidente del Colegio Nacional de Periodistas y a su Tribunal Disciplinario, así como al público en general, para que consideraran los hechos expuestos y juzgaran en concordancia.

Dos años antes, en la sección Vida de Estrellas, publicado por la revista Venezuela Gráfica (31/07/1977), Juan recordaba una anécdota peculiar con un representante de la prensa: “Un periodista me preguntó porqué no había recibido premios. Le contesté que no sabía, pero, tenía el consuelo de que ni Charles Chaplin ni Greta Garbo habían recibido reconocimientos siendo figuras importantes en el mundo del cine”. Al periodista le pareció pedante su respuesta y terminó allí mismo la entrevista. “Yo la verdad es que me quedé sorprendido por su actitud, ya que solo intentaba hacer un chiste de la situación”. Tal vez esas circunstancias tan peculiares expliquen la razón por la que su presencia en los medios informativos de la época fuese tan escasa.

Rosario Prieto, Juan Iturbide y Rebeca González, en la telenovela Stella. Fuente: página de Facebook Televisión y Cine
en retrospectiva
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Juan y Rebeca en Stella. Fuente: página de Facebook Televisión
y Cine en retrospectiva
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Después de su segunda etapa en RCTV, Juan volvió a Venezolana de Televisión, la antigua CVTV que ahora se había convertido en televisora del Estado. Se incorporó a importantes dramáticos de la planta de finales de los 70 y durante los años 80, entre ellos Ana Isabel, una niña decente y Stella (1977), junto a Rebeca González; Documento Leonardo Ruíz Pineda (unitario, 1985), protagonizado por Orángel Delfín; Las Marquesitas, en el cual hizo pareja protagónica con María Cristina Lozada, Belén Díaz y Rodolfo Drago. Sus roles cada vez se alejaban del protagonista para convertirse en un actor de carácter.

Juan en su madurez. Fuente: Andrei
Shkarin.
Hubo un tiempo en que poco se supo de él. Años más tarde, reapareció en lo que sería su última actuación en televisión: Bellísima (Venevisión, 1992), donde interpretó a Federico Linares, padre de Víctor Cámara. Se veía ciertamente avejentado, pero mantenía su dicción impecable y su elegancia característica, aquella apostura que tantos suspiros arrancara en su juventud.

Juan Iturbide falleció a principios de la década de los 90; algunos ubican la fecha en 1992 y otros en 1994, pero esta aún no ha podido ser confirmada.

Fuentes consultadas:

Gravemente lesionado Juan Iturbide. Diario Panorama, 25/11/1974, última página

Lesionado en un choque el actor de TV Juan Iturbide. Diario El Nacional, 25/11/1974, sección D, pág. 20.

Remitido de Juan Iturbide a la opinión pública. Diario El Nacional, 21/06/1979, sección D, pág.9.

Gutiérrez, Julio. “Juan Iturbide: de niño tímido a primer actor”. Revista Venezuela Farándula No. XXX, 31/07/1977. Sección Vida de Estrellas. 

Especial agradecimiento a la periodista Zaida Campos y al archivo del Grupo Últimas Noticias por el apoyo brindado. También a Andrei Shkarin, del grupo de Facebook Televisión y Cine en Retrospectiva por los datos aportados.


1 comentario:

  1. Pobrecito. En los 70, cuando yo hacía chistes sobre telenovelas deplorables (quiero decir, más deplorables aún que las habituales), entre los actores que las poblaban estaba él (y Giove Campuzano, Altagracia Sarmiento, Belén Díaz y varios etcéteras que hoy ya no recuerdo). Es ahora cuando veo que, con pésima televisión y todo, era una bonita época.

    De hecho, la televisión nacional actual es mucho peor. Solo se salva (en serio) ValeTV.

    Juan Bravo

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