lunes, 6 de abril de 2015

La señora Brabin

"Tengo el rostro de una vampiresa, pero el corazón de una feminista." 

Theda Bara

Theda Bara en una conferencia de prensa a su
regreso de Europa en 1939. Fuente: New York
Public Library of the Performing Arts.
Según sus vecinos, la sexagenaria señora Brabin era una mujer encantadora. Nada que ver con una devoradora de hombres, esa de lánguida sensualidad y viciosos gestos que encarnaba en la pantalla grande a principios del siglo XX.

Un vecino anónimo la recuerda como una señora con el pelo canoso y una palidez extraña en su piel:

"Solíamos hablar sobre la cerca, ella una mujer plena, con una expresión dulce y un corazón bondadoso. Si pasabas a su casa, la encontrarías trabajando en su pequeño pero impecable jardín. Dedicaba dos horas todos los días para hornear galletas y las guardaba en un envase de cerámica para mantenerlas frescas. Los niños que regresaban de la escuela acostumbraban acortar su camino pasando a través de su jardín y, si seguían la ruta y no pisoteaban nada, recibían una galleta y una cálida sonrisa, cada uno. Ellos nunca supieron quién era, pero nosotros, dos adultos, nos reíamos acerca del símbolo que ella era en el cine mudo. Era probablemente la mujer más amable que he conocido y casi tan malévola como un petirrojo o un conejo dócil ... Todo lo que puedo pensar  acerca de Theda Bara es que era enormemente amable y simpática con los niños de ese rincón de Los Ángeles, una especie de ángel con galletas frescas y las flores más bonitas de cualquier jardín de los alrededores" (1).

Theda Bara como Cleopatra. Fuente: Dollhousebettie.com
Hacía años que se encontraba alejada del cine, medio en el cual debutó en 1915, con casi treinta años, luego de más de una década trabajando en obras teatrales locales con poca repercusión en su carrera profesional como artista de entretenimiento. Su nombre real era Theodosia Goodman y nació en Cincinnati, Ohio, Estados Unidos de Norteamérica, el 29 de julio de 1885. Era hija de Bernard Goodman y Pauline Luise Francoise deCoppet.

Theodosia Goodman, 1886. Fuente:
Motion Picture Classic Magazine 
Su padre, nacido en Polonia en 1853, se había trasladado a Nueva York en 1871. Se asentó en Cincinnati en 1882 y allí encontró trabajo como cortador de telas, además de convertirse en ciudadano norteamericano. Su madre, Pauline, nació en Suiza en 1861 y aun siendo niña su padre francés, Francois Baranger, y su madre alemana, Regine deCoppet, migraron a Norteamérica. En 1878 trabajaba como vendedora, pero ya en 1880 era copropietaria de una fábrica de pelucas llamada Dunkelmeyer & de Coppet.

Bernard y Pauline se casaron en 1882. Tres años después nació su primera hija, a la que apodaban Theda o Teddy. Dos hermanos vendrían después: Marque y Esther, apodada Lori.

Theda crecería en Avondale, un suburbio de Cincinnati, en una infancia feliz en medio de una familia judía. Era una una voraz lectora y desde joven disfrutaba además del teatro y de la declamación. Poseía una innata timidez, algo que nunca perdió.

Fuente: AP
Aunque no era usual en la época, ingresó en la Universidad de Cincinnati en 1903, donde permaneció dos años. En 1905 abandonó sus estudios y partió a Nueva York, en contra de la opinión de su padre, quien ya desde 1899 se había convertido en un próspero sastre. Bajo el nombre artístico de Thedosia DeCoppet, actuó en varias obras teatrales y musicales entre 1905 y 1914.

Su figura de reloj de arena, incluso en los inicios del siglo XX, era ya pasada de moda, pues empezaban a imponerse líneas corporales más estilizadas, lejos de la figura de matrona tan en boga en la época victoriana. Theda amaba comer y su imagen aparentaba ser mayor a su verdadera edad.

A finales de 1914, la incipiente actriz casi llegaba a los 30 años y su carrera no terminaba a despegar, relegada a roles sin importancia. Fue entonces cuando conoció al director Frank Powell, quien le preguntó si quería entrar al cine. Su primera incursión debutó en la pantalla  la hizo en un papel de extra en una multitud en The Stain (La mancha), algo que posteriormente ella negaría durante muchos años: "Comencé como estrella y permanecí siempre como tal", diría.

Theda en A fool there was. Fuente: Pixgood.com
Sin embargo, su verdadero debut lo haría como protagonista de la cinta A fool there was, basada en una obra teatral escandalosa para la época y la cual fue filmada para los estudios de William Fox. El rol que le habían asignado, una mujer que disfrutaba jugar con los hombres para luego dejarlos, cambiaría los estereotipos que hasta entonces se manejaban en los códigos cinematográficos, cuyo lenguaje se encontraba en pleno desarrollo. Así, a la figura de niña inocente de Mary Pickford y otras actrices del momento, se opuso el personaje de la vampiresa, mujer viciosa y despiadada, que usaba a los hombres para sus innobles propósitos usando para ello sus encantos femeninos.

Para el papel protagonista fueron consideradas otras actrices populares, como Valeska Suratt y Madeline Traverse. No obstante, Powell presentó a Theda a Fox y luego de considerarla como una elección adecuada, fue contratada por cinco años con un salario de 100 dólares a la semana.

En A Fool There was. Fuente: Prettycleverfilms.com
Una de las urgentes decisiones a tomar era cuál sería su nombre artístico: ya en el teatro ella había empleado Theodosia De Coppet, Theodosia De Cappet y Theodosia de Coppett. Pero, a sugerencia de  William Fox, se acordó acortar el apellido materno Baranger a Bara y fueron revisados todos los apodos infantiles (Theo, Teddy y Theda). Este último fue el que la actriz prefirió y así nació Theda Bara. Leyendas posteriores sugerirían que este nombre era un anagrama de Muerte Árabe (Death Arab), pero solo forma parte de la larga cadena de falsas informaciones que rodearon la vida de la naciente estrella.

Theda recordaría años después la "terrible experiencia" de su primera escena para la película que la convertiría en mito: "Tuve que usar un maquillaje en la calle y me sentí como un alma perdida". Para la época, ni el rojo ni el blanco se mostraban bien en los filmes, así que los actores debían usar una base amarilla y lápiz labial color marrón para que fueran correctamente registrados en las películas. No es de extrañar el malestar de Theda al tener que presentarse en público con un maquillaje amarillo, ojos sombreados de negro y labios pintados de color marrón, lo cual la hacía parecer más un zombie que una mujer deseable.

Exótica vampiresa llegada del oriente.
Fuente: https://www.pinterest.com/plantlady13/
Como parte de la estrategia de promoción, los periodistas Al Selig y John Goldfrab, del The New York World, organizaron una campaña publicitaria repleta de fábulas que llegaron a considerarse ciertas y durante muchos años formaron parte de la historia del cine.

Fue así como, en una rueda de prensa realizada en enero de 1915, justo antes de la presentación de A fool there was, se informó que Theda había nacido a las sombras de las pirámides, hija única de la actriz francesa Theda de Lyse y del escultor italiano Giuseppe Bara. El amor había surgido durante un viaje de la actriz a Egipto, donde habría encontrado a Bara perdido en las arenas del desierto. Theda Bara había sido producto de ese amor y se crió en una amplia tienda no lejos de la Esfinge, entrenada por su madre en el arte de la pantomima y por su padre en la pintura. Luego, se mudaría a París, donde habría desarrollado una carrera teatral. Allí había sido descubierta por el director Frank Powell y ambos escaparon del horror de la guerra en 1914, rumbo hacia Norteamérica. La leyenda de la vampiresa había nacido.

En el siguiente video, podemos apreciar algunas escenas de la película que hizo famosa a Theda:


En ese encuentro con periodistas y empleando un acento gutural, una Theda envuelta en velos y capas diría: "Esta vampiresa que interpreto posee una sola cualidad buena o decente, su valor. Algunas noches cuando ella enfrente la vejez y su espejo le muestre sus arrugas, ella se matará a sí misma. Gas o veneno, pienso yo. Pero nada que pudiera desfigurarla". Después de la conferencia de prensa, la supuesta princesa árabe rompió sus velos y capas, corrió a la ventana, la abrió y suspiró en perfecto acento americano: "Denme aire".

En su papel de Kathleen Mavourneen.
Fuente: www.pinterest.com/plantlady13/
La película resultó un descomunal éxito y el personaje de vampiresa lo repetiría Theda en varias películas siguientes. Encarnó a legendarias seductoras como la Dama de las Camelias (1917), Madame Du Barry (1917), Cleopatra (1917) y Salomé (1918), pero en su interés en diversificar sus interpretaciones, también interpretó a una poca creíble Julieta (en Romeo y Julieta, 1916, según la obra de Shakespeare), a la patriotera Cigarrete, en Bajo dos banderas (1916); y a una heroína de una canción irlandesa (Kathleen Mavourneen, 1919). Sin embargo, estas actuaciones no fueron bien recibidas por el público, quienes esperaban seguir viendo a Theda en su rol de vampiresa.

En el siguiente video se puede apreciar los fotogramas sobrevivientes de Cleopatra y una entrevista a la actriz:


En una entrevista para la revista Vanity Fair (2) en 1919, confesaba:

"Me doy cuenta de que encarnar a una vampiresa es un trabajo honesto y tengo un sincero respeto por ella como tal. Sé que las caracterizaciones de vampiresa me permitieron mi inicio en el cine, y estoy debidamente agradecida. Pero el problema es que se ha ido demasiado lejos. Ya en mi primera aparición en la pantalla, en A Fool There Was, estaba clasificada como una vampiresa; desde entonces fui condenada para siempre a desempeñar estos papeles. Había llegado al punto en que, en lo que a mí respecto, no había otros personajes en las películas.

Theda atrapada en su rol vampiresco.
Fuente: www.pinterest.com/plantlady13/
La maldición del vampiro pesaba sobre mí...Esa "vampiresa" y "Theda Bara" habían llegado a ser sinónimos en el léxico brillante de los espectadores de cine. Todo lo que yo toqué fue a partir de entonces con la marca del vampiro. No importan las heroínas que retraté en la pantalla, se daba por sentado que, solo porque yo las interpretaba, eran una de esas mujeres. Nadie había pensado en Carmen o Cleopatra como vampiresas; pero tan pronto como las interpreté, arruinaron su reputación. Incluso Julieta no estaba a salvo de la lengua de los chismes cuando interpreté ese papel.

De hecho, tan identificados me tenían con los roles de vampiresa en la pantalla que la gente pensaba que era así en mi vida privada. A juzgar por las cartas que he recibido, la idea popular de mi vida en el hogar era, de hecho, de lo más espeluznante. Generalmente me visualizaban pasando los domingos y días de fiesta enroscada en mi apartamento, o entreteniendo mi tiempo libre tendida voluptuosamente en una piel de tigre, mirando inescrutable a través del humo de mi cigarrillo, fuertemente perfumado. Incluso las tareas domésticas más comunes se suponía popularmente que para llevarlas a cabo sería de la forma más extrema de vampiros; estoy segura de que ellos imaginaban que me retorcía en la carnicería, mirando lánguidamente a los ojos del carnicero, y ronroneando palabras insidiosas en sus oídos mientras sopesaba las chuletas..."

Fotografía: Herman Mishkin
En ese artículo, Theda señalaba la decepción del público cuando la veía en persona: "Cuando iba a cualquier lugar donde pudiera ser reconocida —un teatro, una tienda o un hotel—, mi vestido conservador recibió muchas miradas decepcionantes. Esperaban que apareciera en una pequeña creación de moda, compuesta principalmente de una piel de leopardo, una daga, y dos o tres rosas rojas como la sangre. El público estaba realmente molesto porque no había cumplido con las leyendas que habían tejido sobre mí. Para mí, no hay nada tan curiosamente ingenuo como esta incapacidad del público cinematográfico para desvincular la personalidad en la pantalla de una estrella de su propia personalidad..."

Luego de reflexionar sobre su experiencia en la filmación de Kathleen Mavourneen, Theda finalizaba: "He aprendido, por amarga experiencia, la monotonía aburrida de una carrera de un solo rol. Me estoy esforzando para ampliar mi registro, para crear todo tipo de heroínas y así evitar identificarme con cualquier carácter definido. Voy a tratar de interpretar todo tipo de papeles en todo tipo de películas —aunque, en los próximos años de todos modos, me niego a admitir cualquier película de vampiresa en mi repertorio—".

Foto promocional de Madame Mistery.
Fuente: the-she-devil.livejournal.com/
Lamentablemente, el público no aceptó su cambio de imagen. Y en 1921, cuando regresó al cine, luego de tres años fuera de las pantallas, su retorno fue nuevamente en el rol que la había hecho famosa. En una rueda de prensa (3), Theda se justificó: "Mi regreso a la pantalla será en el papel de vampiresa. La decisión de hacerlo no es el resultado de la consulta a mis propios deseos y opiniones. Tampoco a los de mis asesores profesionales. El asunto se resolvió en el más alto tribunal para el que un actor puede apelar —los patrones del teatro—".

En ese momento, Theda hacía una gira de treinta semanas que la había llevado hacia el oeste, hasta la ciudad de Kansas. Al mostrarse ante el público, le preguntó: "¿Quieren que vuelva como una vampiresa?" Luego, cuando el aplauso de la audiencia se extinguió, ella diría: "¿O será que les gustaría más como una buena chica?" El silencio del público le dejó claro que no era necesario seguir insistiendo en ello.

Theda Bara y Charles Brabin: más de 30 años de feliz unión.
Fuente: www.pinterest.com/plantlady13/
Su última aparición en el cine fue en una parodia del personaje que ella había interpretado durante tantos años: un cortometraje cómico titulado Madame Mistery (1926).

Los roles se invierten: Theda Bara y Charles
Brabin como un vampiro. Fuente: Times.
En 1921, Theda se había casado con el director Charles Brabin, quien le había dirigido en Kathleen Mavourneen. A pesar de algunos intentos de regresar a la escena teatral (con pobres resultados), se retiró definitivamente de la escena artística para complacer a su esposo y comenzó a disfrutar de un periodo de tranquilidad en su hogar, que compartía con frecuentes almuerzos y cenas con amigos, escapadas a los teatros y viajes, dentro y fuera del país, generalmente acompañada por su madre y su hermana. Pasaba temporadas tanto en su apartamento de Nueva York como en su hogar en California y se dedicaba fervientemente a la lectura.

En los 40's, la mujer que había encarnado la lujuria y la pasión sin control, declaraba a un reportero: "Nunca regresaré a las películas. No estoy interesada en un plan para volver a los escenarios en algunos de los roles que interpreté en el cine. Sólo vivo las 24 horas del día tratando de conseguir tanta felicidad de la vida como pueda. Y eso es una gran cantidad de felicidad. Nada me podría inducir a interrumpirla, mucho menos ponerla en peligro".

Con una amiga. Fuente: LATimes blogs.
En la primavera de 1954, Theda Bara empezó a padecer problemas digestivos. En junio de ese año, se sometió a una cirugía de cáncer de colon.  Sin embargo, a pesar de practicarse otras cirugías, no pudo combatir la enfermedad, que ya había invadido el hígado. Para principios de 1955, la salud de la actriz había decaído notablemente y el 7 de abril de ese año, falleció.

La vampiresa original, esa que las mujeres consideraban una amenaza para cualquier hombre, disfrutó de una vida tranquila, alejada de los escándalos. Aparentemente, su osadía no trascendía más allá de los estudios donde vestía ligera de ropas, dispuesta a doblegar a su próxima víctima. Fue el primer símbolo sexual creado por un arte apenas naciente, la cinematografía; y la primera estrella creada por la publicidad, pero en la vida real nunca tuvo problemas de abuso de drogas o alcoholismo y su único matrimonio resultó en una feliz unión conyugal que duró hasta su muerte.

De las 42 películas que filmó entre 1915 y 1926, apenas sobreviven completas tres: A fool there was, East Lynne y The Unchastened Woman. También una versión de un rollo de Madame Mistery y unos pocos fotogramas de Cleopatra. Lamentablemente, la versión completa de esta, así como de sus otros films, se han perdido o quemado irremediablemente.

Solo nos queda la imagen icónica de Theda Bara como la vampiresa que nunca fue: ojos profundos, excesivamente maquillados; y ese gesto, a veces lujurioso, que en el fondo no era más que una ilusión proyectada de los deseos de un público inocente, ese que aun creía en las imágenes del cine como algo real.

Fuente: Kennelco.com

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Fuentes consultadas:

(1) Golden, Eve /1996). Vamp. The raise and fall of Theda Bara. Emprise Publishing, Inc.

(2) Bara, Theda (1919). The Ex-Vampire turning to the right in the moving pictures. Vanity Fair, october, 19.

(3) Theda Bara’s Return to Screen Will Be As Vampire. Exhibitors Trade Review, September 16, 1922.  Fuente: Media History Digital Library.

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