sábado, 12 de mayo de 2018

Altagracia Sarmiento: Sueños rotos en la Gran Manzana

Altagracia Sarmiento. Fuente: Salvador Santorsola
Su belleza era innegable, pero ciertamente no del tipo común en la década de los 80. De esa época la recuerdo, con unos enormes ojos aterciopelados y esa voz dulce, algo ronca, de perfecta modulación. Para aquel momento, Altagracia Sarmiento se había convertido en una de las prometedoras damitas jóvenes de Venezolana de Televisión, con una buena proyección dentro de los espacios dramáticos de esa planta transmisora. Sin embargo, se encontraba muy lejos del alto perfil de sus “rivales” de entonces, estrellas como Elluz Peraza, Amanda Gutiérrez o Blanca Faillace,  junto a otras destacadas actrices como Rebeca González y Alejandra Pinedo, quienes reinaban en el canal del Estado, el cual se convirtió en su hogar profesional durante dos décadas.

Elvira Altagracia Sarmiento Solórzano nació en Altagracia de Orituco, estado Guárico, el 11 de octubre de 1952. Era hija de Jorge Sarmiento y Lilia Solórzano, ambos de origen ecuatoriano. Su hermano Jorge, nacido en 1954, posteriormente se convertiría en  arquitecto; y  Daniel, nacido en 1963, es músico y baterista de la reconocida banda de rock nacional Desorden Público.

Altagracia y Carlos Mata, en Catatumbo
 (1978). Fuente: Fan Club Italia de  Carlos
Mata,
grupo en Facebook.
Pese a lo que muchos imaginan, su carrera en el mundo del espectáculo no se inició a través de la actuación, sino como integrante del grupo infantil Los Hermanos Sarmiento, que irrumpió en la escena musical local con moderado éxito en 1965. Su debut en la televisión se produjo en 1968 y es en la pequeña pantalla y la radio donde Altagracia desarrolló una amplia carrera artística, que abarcó tres décadas.

Fuente: Diario Últimas Noticias  (1980)
En Venezolana de Televisión, donde ingresó desde los tiempos en que era la Corporación Venezolana de Televisión (CVTV), trabajó durante 21 años en carácter de actriz, animadora y productora. Allí participó en diversas producciones dramáticas, entre ellas Un día de octubre (1978), con Elio Rubens; Catatumbo (1978), emparejada junto a Carlos Mata; Ídolos rotos (1979), junto a Daniel Alvarado; y Tirano Banderas, miniserie basada en la obra de Valle Inclán, junto al gran actor Orángel Delfín.

En la década de los 80, Altagracia logró diversificar su imagen profesional como animadora, locutora y actriz. En esta última faceta intervino en dos producciones destacadas del canal: encarnó a Soledad, una de las hijas de la protagonista (Ana Castell) en la telenovela de 60 capítulos El mundo de Berta (1980),  escrita por Salvador Garmendia; y también tuvo una participación especial en El Hombre de Hierro (1980), protagonizada por Rebeca González y Javier Vidal.

Cuando Guillermito González emigró de RCTV hacia Venezolana de Televisión, Altagracia se incorporó a varios proyectos que adelantó el destacado animador. A partir de 1986 integró al jurado del segmento ¿Cuánto vale el Show? en El Show de Fantástico. En el video se aprecia su participación junto a Carlos Almenar Otero y Denny Rodríguez “La Malandra Elizabeth” durante uno de los programas grabados en 1987:

                                                                   Fuente: canal YouTube Aov1 Interactive

Ese mismo año, Guillermito retomó su faceta de actor y desarrolló el concepto de miniserie infantil con la producción Crecer con papá: allí interpretó a un padre viudo que debe vivir muchas peripecias enriquecedoras  junto a su hija, Rossana Termini. Altagracia formaría parte del elenco de esta recordada producción del antiguo canal del Estado.

En el video, una promoción del programa Crecer con papá, en 1987:

Fuente: canal YouTube Alexi I. Parra Cardozo

En esa ajetreada década para ella, condujo el espacio radial Imagen de radio junto Amaury José Díaz; y en el cine asumió un rol secundario en la película Con el corazón en la mano, de Mauricio Wallerstein, protagonizada por María Conchita Alonso y Daniel Alvarado, en 1988.

Como era evidente, Altagracia era una profesional del espectáculo de alta versatilidad y rendimiento. Se había formado para ello de manera concienzuda. Dentro del área artística, estudió teatro, canto, dicción, ballet, danza, arte dramático, animación y locución. Sin embargo, esa hermosa joven de dulce voz también había abierto sus horizontes hacia otros campos: era licenciada en Estudios Políticos e Internacionales egresada de la Universidad Central de Venezuela, así como perfectamente bilingüe español/inglés. Dominaba además el italiano y un poco de francés.

Todo este bagaje cultural le permitió ampliar su desempeño profesional en el área de espacios de entretenimiento, ya como  animadora de espectáculos realizados por el Sindicato de la Radio y Televisión, ya como conductora de la Lotería de Caracas o de musicales del canal 8 junto con la productora Rosalía Romero. También tuvo oportunidad de moderar programas de variedades, como Venezuela y punto.

Altagracia junto a Daniel Alvarado en una
de las producciones dramáticas de VTV
En su vida personal, estuvo casada con Teófilo Domingo Rodríguez y su matrimonio se disolvió sin dejar descendencia.

Pese a su destacada trayectoria, en 1995 su larga relación laboral con VTV tuvo un fin inesperado, al ser despedida por los directivos de la planta. Lejos de amilanarse, decidió partir a Estados Unidos donde se residenció para emprender una nueva vida. Sin embargo, como muchas veces sucede en la vida real en los momentos de altas expectativas personales, el destino le hizo una mala jugada. El miércoles 1 de marzo de 1995, en horas de la tarde, Altagracia murió en un aparatoso accidente automovilístico ocurrido en Nueva York, del cual no se tuvo mayores detalles. Tenía 42 años y un montón de proyectos por emprender.

Altagracia, un adiós inesperado
Se esperaba que el cadáver llegara entre viernes y sábado de esa semana a Venezuela, pero los trámites se complicaron, a fin de cumplir con los requisitos para su traslado. Una semana luego del fatal accidente, sus restos aún no habían recibido cristiana sepultura.

El lunes 6 de marzo su cuerpo arribó al país en el vuelo 903 de American Airlines en horas de la noche. Fue trasladado a la Funeraria Vallés, en Caracas, y el sepelio ocurrió a las 3:00 de la tarde del martes 7 de marzo de 1995, en el cementerio de La Guairita. Su deceso fue altamente lamentado por sus compañeros de gremio y sobre todo por su público que aún hoy la recuerda con afecto.

Fuentes consultadas:
Diario Panorama, 07/03/1995, p.3-8
Diario Panorama, 03/03/1995, p.3-8

3 comentarios:

  1. La recuerdo siempre como esa mujer tan hermosa que fue y su peculiar sonrisa, que brille para ella la luz perpetua, amén.

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  2. La recuerdo con mucho cariño. Ella estuvo en mi casa en Puerto Ayacucho, Amazonas, no recuerdo la fecha pero andaba en campaña por la 2da.presidencia del Dr. Caldera. Dios la tenga a su lado.

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