lunes, 2 de enero de 2012

110 años de Marlene Dietrich

Lo aseguró Lili Darvas, una actriz alemana de la pre-guerra: "Tenía la única condición esencial para ser estrella: ser magnífica sin hacer nada". Y lo dijo cuando aún Marlene no alcanzaba el estrellato.

En esa época, era una atractiva berlinesa, algo gorda, de nariz respingada, que enturbiaba la mirada "como hacen las vacas cuando paren", según palabras de Emil Jannings, su coprotagonista en El Ángel Azul (1929), quien ciertamente se sintió celoso de la actriz y del personaje que le quitaba la atención de la audiencia.

Esa misma mirada, de aladas cejas y pesados párpados, hipnotizaron primero a Joseph von Sternberg, su mentor y director de la cinta, y luego al público de todo el mundo. Según la novela y el guion original, la estrella de la película no era ella sino Jannings, pues el personaje principal no era Lola sino el profesor Rath, en torno al que gira toda la historia. Sin embargo, la confección del personaje por parte de von Sternberg, hizo que ella ganara mayor atención. Según él, Jannings interpretó su papel de manera excelente, pero también “supo antes que nadie, antes que yo mismo, que aunque su nombre tuviera que aparecer en letras más grandes que todos los demás, el público, el auténtico juez, no se dejaría impresionar por ello”.



Nacida para el amor

María Magdalena von Losh —tal era su verdadero nombre— nació en Berlín el 27 de diciembre de 1901, aunque el año de su nacimiento siempre ha sido puesto en duda. El diccionario de personalidades Who’s Who (Quién es quien) afirma, en su versión inglesa, que Marlene Dietrich nació en 1904 y la actriz siempre defendió esta teoría, mostrando como prueba su pasaporte. La versión francesa sostiene que nació en 1902, lo mismo que la enciclopedia Larousse, pero una partida de nacimiento hallada en 1956 en los archivos de Berlín, su ciudad natal, indica que fue en 1901, cuando vino al mundo. De allí que el pasado 27 de diciembre la diva estaría cumpliendo su 110 aniversario.

Encarnó vampiresas, prostitutas, esposas infieles, en películas clásicas como El Ángel Azul, Marruecos, El Expreso de Shanghai, Ángel y Deseo; pero además a mujeres emprendedoras y vitales como la Frenchy, en Arizona o a la orgullosa prusiana en el Juicio de Nüremberg.


Logró desprenderse de la imagen decadente y distante que von Sternberg había hecho de ella y resurgió animando a los jóvenes soldados en el frente de batalla durante la Segunda Guerra Mundial, cuando además condenó al nazismo y tuvo que enfrentar el repudio de sus propios connacionales.

Marlene representó un espíritu libre, capaz de vivir a plenitud en derroche de dinero y lujos, pero también en vivencias que la alzaron por encima de sus contemporáneas.

"No me tomo muy en serio, ni a mis películas ni a mí, de modo que ustedes tampoco deben hacerlo", expresó alguna vez. Sin embargo, sus últimos años de vida antes de su retiro definitivo de los escenarios, los pasó recorriendo medio mundo con sus canciones, convertida en una leyenda, algo que siempre detestó.

Su última aparición en la gran pantalla no es Just a gigoló (David Hemmings, 1974), como muchos creen, si no en un documental realizado por Maximilliam Schell en 1984, titulado simplemente Marlene, en el cual se escucha su voz, pero al que se negó a mostrar su imagen, tal vez para mantener inalterable el personaje que ella misma ayudó a forjar.



El miércoles 6 de mayo de 1992 murió a los 90 años, "acostada en su diván, rodeada de las fotos de sus amigos, en un bello día de primavera", según reseñó la prensa de la época. Tal vez rememorando sus lejanos días de gloria y de aquella depravada Lola-Lola que la llevó a la fama.

























Marlene, en 1960, en una imagen tomada por Liselotte Strelow.

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