El pasado 16 de enero se cumplieron 70 años de la trágica desaparición de una de las actrices mejores dotadas para la comedia en el cine norteamericano: Carole Lombard (Jane Alice Peters, 6 de octubre de 1908).
Al momento de su fallecimiento, regresaba a California de su estado natal, donde había viajado a dar apoyo para la venta de Bonos de Guerra, cuando el avión en el que se trasladaba cayó en las afueras de Las Vegas (Nevada). Todos sus ocupantes murieron, incluyendo a Carole, su madre, su apoderado y otras 20 personas.
La actriz de 33 años había filmado el año anterior una de sus mejores y más conocidas películas, Ser o no ser (To be or not to be), bajo la dirección del extraordinario Ernst Lubistch. Estrenada un mes después de su deceso, en plena Segunda Guerra Mundial, la cinta tendría gran éxito de crítica y público, que lamentablemente no tuvo oportunidad de disfrutar.
Para la época, Carole Lombard se encontraba en uno de los mejores momentos de su carrera, en la cual destacaban títulos como La Reina de Nueva York (Nothing´s sacred, de William Wellman, 1937) y Al servicio de las damas (My man Godfrey, dirigida por Gregory La Cava en 1936), la cual le había valido una nominación al Oscar. En el momento de su desaparición, era la esposa de Clark Gable, con quien formaba una de las parejas más atractivas de Hollywood.
La noticia cayó como una bomba. El presidente Franklyn D. Roosevelt la declaró como la primera mujer que cayó en la Segunda Guerra Mundial, y recibió de manera póstuma la Medalla de la Libertad.
Lombard se destacó por sus grandes dotes para la comedia y por su belleza física, además de su particular desenfado en el hablar, según referían sus allegados. El aniversario de su inesperada muerte, siete décadas después, tal vez no despierte el interés de otras estrellas como Marilyn Monroe, quien en 2012 cumple 50 años de su muerte, pero su figura aún es recordada por los cinéfilos.
El 6 de noviembre de 2011 se cumplieron también dos décadas de la muerte de Gene Tierney, otra de las bellezas de Hollywood en la década de los 40. La actriz se había retirado del cine a principios de 1960, luego de haber pasado varias depresiones y problemas de salud.
Se le recuerda particularmente por su protagonización en Laura(1944), de Otto Preminger, cinta prácticamente de culto en la que mostraba su espléndida belleza. También fueron destacadas sus intervenciones en las películas Amanecer (Sundown, 1941), El embrujo de Shanghai (The Shanghai Gesture, 1941), El hijo de la furia (Son of the Fury, 1942), El cielo puede esperar (Heaven can wait, 1943), Que el cielo la juzgue (Leave her to heaven, 1945), Al filo de la navaja (The razor´s edge, 1946) y El fantasma y la señora Muir (The ghost and Mrs. Muir, 1947).
La tragedia empañó en varias oportunidades su vida: su hija Daria, fruto de su matrimonio con Oleg Cassini, tenía retraso mental, era sorda y ciega, resultado del contagio de rubeola que sufrió Gene de una admiradora en un acto. Divorciada de Cassini, su relación con Ali Khan fue tormentosa hasta la ruptura definitiva, lo cual le ocasionó depresiones que afectaron su carrera fílmica.
En 1960 se casó nuevamente con el magnate del petróleo, W. Howard Lee, de quien enviudó en 1981. Sus apariciones posteriores se hicieron muy esporádicas, especialmente en la televisión, donde sería invitada en los programas de Merv Griffin, Johnny Carson y Dinah Shore. Falleció de enfisema a los 70 años.
La tercera de nuestras bellezas clásicas es María Montez, Reina del Technicolor, como se le conoció en la década de los cuarenta y principios de los años 50.
Esta bella actriz de origen dominicano murió el 7 de septiembre de 1951 a los 39 años de edad, aparentemente debido a un ataque al corazón y encontrada ahogada en el baño de su residencia en Suresnes, Francia.
Como el 6 de junio se cumplirán 100 años de su nacimiento, preferimos guardar para esa fecha una semblanza de esta eterna beldad, dueña y señora de paraísos de ensoñación orientales en la pantalla grande.
No hay comentarios:
Publicar un comentario