miércoles, 1 de febrero de 2012
La noche cuando murió Lila...en la web
- Murió Lila Morillo - me comentó mi hija esa noche del 1º de diciembre de 2011, con una expresión evidente de su comprensión acerca del anuncio que me hacía.
- ¿Quién lo dice? - le pregunté, todavía incrédulo por la inesperada noticia.
- Lo puso su hija en el twitter - explicó y me mostró la pantalla de la computadora en la que aparecía el mensaje
Todavía capcioso —no era para menos, en un país en el que a cada momento anuncian la falsa defunción de un personaje público—, busqué mi laptop y me dediqué a investigar. La noticia aparecía como confirmada en la versión electrónica del diario aragüeño El Periodiquito. Incluso Wikipedia llegó a colocar, en una actualización de su página dedicada a la artista, datos sobre su muerte y hasta las causas de ésta: «Lila Morillo: (Maracaibo 14 de agosto de 1940 - 1 de diciembre de 2011), fue una cantante y actriz venezolana…. Muere el 1 de diciembre de 2011 en su natal Maracaibo a causa de una intervención quirúrgica de carácter estético, a causa de una mala respuesta a los anestésicos». ¡Plop! Numerosas entradas en diversas páginas daban cuenta de la perplejidad de los usuarios: ¿Se murió o no se murió? ¿Es cierto lo de Lila?
Lo confieso públicamente: nunca he sido fanático de esta actriz y cantante marabina, pero estoy claramente advertido de que, para muchos, ella es una referencia de zulianidad. De allí que era fácilmente comprensible el alboroto que se había armado. Habría que haber vivido en una burbuja de cristal para no haber oído de las andanzas de Lila en los años 70 y 80.
Para mí, la imagen de Lila tiene varias caras: por una parte, la asocio con la música rockolera, hecho que descubrí fortuitamente cuando a principios de la década de los 70, al revisar la lista de canciones de uno de esas antológicas máquinas de pinchar discos en un bar de pueblo en Margarita, comprobé que gran parte eran de éxitos de Lila Morillo, tales como El Cocotero, Tres meses de vida, Fuego lento, Mi corazonada, Fichas blancas, Propiedad privada, Tronco seco, Perdone usted y Anillo de promoción. Era la reina absoluta, junto a Nohemí Berlati, Los Terrícolas, Julio Jaramillo y otros nombres que hoy se encuentran injustamente olvidados.
Después está la Lila despechada, esa que reclamaba por la Jaula de Oro en la que había sido colocada —asumía uno que por su esposo José Luis Rodríguez, El Puma, para la época triunfando en Latinoamérica, mientras su pareja languidecía asfixiada en su lujosa residencia en Miami, un lugar que le era extraño y donde ni siquiera dominaba el idioma, según confesara ella misma en alguna entrevista—. Eran los años gloriosos de Sábado Sensacional, junto a Amador Bendayán y el Gordo Peña, quienes conscientes del atractivo de su figura exclusiva, la anunciaban casi cada fin de semana, ya acompañada de sus hermanos, ya sola entonando baladas o rancheras y —¡cómo no!, su éxito imperdible, El Cocotero. Finalizando los 80, Lila incorporaría otro tema emblemático a su repertorio: El Moñongo.
Está también su discreta faceta como actriz, liderando en los 70 con María Mercé, la Chinita, y otras apariciones no tan felices, incluyendo una en la novela Viva la Pepa (2001). Hay que sumar también su conversión cristiana, su ya legendario antagonismo con otra grande de la canción —Mirla Castellanos— y su anunciada biografía, esa que siempre tiene escondida como un as bajo la manga, pero que nunca ve luz editorial.
Todas estas ideas pasaban por mi cabeza. La recordaba en la última edición aniversaria de la revista dominical Todo en Domingo: Lila, vestida de Lila, con sus vestidos pomposos, reinando en la sala de su hogar en Caracas, con sus muebles de estilo, mientras una pareja rococó de enamorados en cerámica asomaban por detrás de su figura, cómodamente instalados en la mesa auxiliar. Lila que cuenta una vez más su vida azarosa, sus limitaciones económicas, el amor de su familia, su larga cadena de cirugías y enfermedades… Lila más Lila que nunca, a sus 71 años muy bien llevados, todavía atractiva, todavía Lila.
Sin embargo, las imágenes más recurrentes provenían de una de las mejores sesiones fotográficas que figura artística haya realizado en nuestro país. A mediados de los 80, la revista Ronda publicó un especial con Lila en una piscina. Ella misma comentaba que la idea había provenido luego de ver unas fotografías de Natalie Wood, vestida con una malla color carne, aparentando un desnudo acuático. Por supuesto, al inicio del reportaje, las gráficas mostraban a la zuliana inmersa hasta el pecho en el agua, con su peinado lleno de laca y el maquillaje intacto. Pero a medida que avanzaba la sesión, Lila fue perdiendo el pudor y se zambullía feliz en el agua, mientras mostraba, sugerente, sus atributos. La imagen sería portada de varias revistas, incluida Cosmopolitan.
Ahora, que su muerte era anunciada a través de la red, no dejaba de pensar que Lila no merecía un final como ese: apenas unas líneas en el twitter de su hija, en medio de especulaciones y rumores. Para este luctuoso momento, me la suponía en una mediática aparición pública, todos consternados por su inminente deceso, pero siguiendo de cerca de las incidencias del acontecimiento…
A las dos horas, la noticia se desinflaba. Desde Miami, Liliana Morillo desmentía la muerte; anunciaba que su progenitora estaba bien de salud y se encontraba con ella y con Lilibeth en Estados Unidos. Explicaba que la cuenta de su hermana había sido hackeada para dar a conocer esta información falsa. Anita Morillo también aclararía la situación a través de un contacto telefónico con el diario Últimas Noticias. La propia Lila tuvo que hacer una declaración en vivo a través del programa Buenas Noches, de Globovisión: “Yo les doy las gracias por la preocupación, por el amor que me tienen, demostrado en este momento... Con el amor de un pueblo no se juega; quienes quisieron hacerme un daño lograron que en verdad fuera una victoria".
Una victoria que nadie puso en duda. Quizá la mejor frase de la noche correspondió a Eneida Morillo, otra de las hermanas de la intérprete, quien en comunicación telefónica con el canal de noticias Globovisión anunció: «Aún queda mucho Moñongo y Cocotero también».
Pocos minutos después, Wikipedia corregía su página. Sin embargo, todavía hoy, El Periodiquito mantiene la nota con el rumor que revolucionó a Venezuela y que se convirtió en trending topic en la red social Twitter.
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