Los maravillosos urbanistas de la Gobernación del Zulia decidieron que, para mejorar la Plaza Bolívar en Cabimas, había que demolerla por completo, con árboles centenarios y edificios derribados. Que no quedara piedra sobre piedra. Según ellos, para construir hay que destruir, sin importar la memoria de quienes crecimos viendo esa plaza, que ni tan vieja era, pues había sido remodelada por enésima vez en la década de los años 80.
Peor fue la actitud del sector revolucionario mesmo de nuestra ciudad: prefirieron paralizar la obra y mantener a Cabimas con el dudoso honor de ser la única ciudad de Venezuela que tiene como plaza un corral de chivos. Hay razones que ni la misma Razón entiende.
Nada más oportuno, entonces, que compartir un poema del escritor venezolano Rafael Arráiz Lucca:
Al fin termino por entender
que yo amo esta ciudad hasta la rabia:
es tierra y abono para la nostalgia.
benditos constructores que no dejan ni una casa,
amadísimos urbanistas paisajistas
que siempre cambian los bancos de las plazas
(nada conserva su nombre
y lo agradezco de todo corazón)
que nada se acerque a la eternidad,
que la ciudad que yo conozco
no la conozcan mis hijos,
que nunca rodemos por la misma calle,
que la nostalgia se construya todas las quincenas.
Qué éxito estimado amigo, usted debería ser arquitecto de obras. Es una verdadera reseña de investigación.
ResponderEliminarGracias, Alexis. Más que arquitecto de obras, lo que debería es estar motivando a la gente para que dejemos de ser tan pasivos y actuemos ante las arbitrariedades que nos afectan como personas y como ciudadanos.
ResponderEliminarUn abrazo
Esta nota revela una absoluta incomprensión del problema de la paralización de los trabajos, del significado de nuestra plaza y de la batalla por la dignidad del movimiento Unidos por la Dignidad de Cabimas.
ResponderEliminarJavier, ciertamente confieso públicamente mi absoluta y total incomprensión en torno a la lógica que se aplica en este tipo de actuaciones gubernamentales, principalmente porque parte de la base de que van a mejorar el espacio público, pero sin consultar a nadie, ignorando el sentir de los ciudadanos. Y hago constar que no estoy a favor de quienes destruyeron la plaza, cosa que siempre me pareció una arbitrariedad; pero es injustificable de igual manera que a más de un año desde cuando se hizo el anuncio de la reactivación de los trabajos de la plaza, ya bajo la óptica de un nuevo proyecto arquitectónico (elaborado según entiendo por el arquitecto Enrique Colina, alguien a quien estimo como persona y profesional), aún no tengamos un espacio decente donde acudir los cabimeros.
ResponderEliminarOjalá tengamos oportunidad de compartir algún día para conversar sobre este tema y otros más referidos a Cabimas, porque conozco tu trabajo investigativo acerca de nuestra ciudad.
Lo que acá digo lo hago con total responsabilidad como cabimero que soy, a quien le duele esta ciudad, que vive aquí porque así lo decidí, a pesar de que he podido estar en muchas otras partes; y quien tiene profundas raíces personales, culturales, profesionales, en esta tierra.