Una casa es una caja cuadrada de bloques y cemento, que se nutre del alma de quienes en ella habitan para poder llamarse hogar. Se viste con sillas y mesas, a veces hasta con flores y plantas; ríe y llora con sus residentes para confundirlos con su vestimenta. Sin embargo, basta que sus habitantes se alejen de ella, con muebles y plantas, con llantos y risas, para que el eco de la voz estalle en sus paredes desnudas y devele su secreto de alma vacía.
José Gregorio Marcano, junio de 2006
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