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María Teresa Acosta. Fuente: diario El Universal |
Inició sus estudios en el
canto lírico a principios de 1930, con la profesora María de Irazábal, en la
Escuela Superior de Música de Santa Capilla, junto a futuros grandes
intérpretes como Fedora Alemán, Eduardo Lanz y Tito Coral. A mediados de esa
década debutó en la radio, con la Broadcasting
Caracas Radio Caracas 750, en la comedia La familia Buchipluma, original de Carlos Fernández, en la cual
encarnaba a Ramona, la novia de Pancho Tiznado y del Baúl, interpretado por
Félix Cardona Moreno.
Casada muy joven, María
Teresa debió enfrentar el divorcio en esa época, lo cual representó para ella
una ruptura más allá de lo sentimental. Eran tiempos en que una separación
marital era mal vista por la conservadora sociedad capitalina, situación que la
hizo blanco de murmuraciones:
«No
resultaba fácil la vida para una mujer divorciada en Caracas. Se nos decretaba
un aislamiento forzoso, por tantos prejuicios existentes. Y no se crea, no sólo
por el machismo, que siempre existió y ha existido toda la vida entre
nosotros…, sino por las propias mujeres resignadas al sometimiento y a su destino
más abnegado, cuyo objetivo mayor no va más allá de ser una buena esposa y
madre». (1)
Era un destino al cual no
estaba dispuesta a someterse, a pesar de que tenía un hijo de apenas dos años,
fruto de su matrimonio:
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Diario El País, 8 de octubre de 1947 |
Al no encontrar el entorno apropiado
para emprender una nueva vida en Venezuela, María Teresa Acosta decidió emigrar hacia
Estados Unidos de Norteamérica. Acompañada de su pequeño hijo, se trasladó en
abril de 1937 a Baltimore, ciudad en la que residían unos familiares suyos. Sin
embargo, los prejuicios y la incomprensión de su misma gente la hicieron
sentirse otra vez prisionera de una casa, razón por la que se mudó a Nueva York
y empezó a desarrollar su carrera como cantante.
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Diario El Heraldo. Fuente: hemerotecamusica venezolana.blogspot.com |
Durante su permanencia en
Estados Unidos, María Teresa Acosta incursionó en el doblaje a nuestro idioma
de películas hollywoodenses. Así, fue la voz de famosas actrices, como Rita
Hayworth en el film Sangre y Arena (Ruben
Mamoulian, 1940) y Greer Garson, esta con carácter de exclusividad, en las
películas La señora Minnniver (William Wyler, 1942), Random Harvest (Mervin LeRoy, 1942), Madame Curie (Mervin LeRoy, 1943) y Aventura (Víctor Flemming, 1945). Luego, al cesar el conflicto
bélico, la situación laboral en este campo cambió, por lo que debió ampliar su
registro artístico hacia el canto, algo que ya venía haciendo paralelamente.
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Cantante radial. Revista Élite No. 1214, 08/01/1949. Fuente: lbarragan.blogspot.com |
Sus intervenciones en la
escena venezolana las alternaba con trabajos musicales en el exterior, al
presentarse con éxito en locales como El
Chateau Madrid y El Chico, en
Nueva York; y al realizar giras a Cuba, México y Canadá, en las que interpretaba
boleros de autores cubanos de renombre.
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Fuente: diario El Universal |
Nuevamente establecida en
nuestro país, María Teresa Acosta incursionó en la animación en la recordada La craneoteca de los genios, programa de
concursos de gran popularidad en la década de los 60. En teleteatros, intervino en La visita de la anciana dama, junto a
Luis Salazar; y en La rosa tatuada,
de Tennesse Williams, con Edmundo Valdemar y una jovencísima Doris Wells, que
interpretaba a su hija.
Luego vendrían sus trabajos
más conocidos en telenovelas como la exitosa Historia de tres hermanas, junto a Doris Wells, Eva Blanco y Eva
Moreno; La Usurpadora, con su
inolvidable rol de Mamma Gina, junto a Raul Amundaray y Marina Baura; Cristina, Abandonada y Valentina.
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Mamma Gina. Fuente: diario El Universal |
En teatro se hizo presente con las obras Los fantasmas no deben quedarse en casa,
de Pedro Berroeta; y El puntal y el
pueblo, de Víctor Manuel Rivas.
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Fuente: diario El Universal, 01/0671990 |
En 1979, asumió el rol de la
negra Juana Bautista en la miniserie Sangre
Azul, junto a Pierina España, José Luis Rodríguez, Jean Carlos Simancas y
Carmen Julia Álvarez.
La década de los 80 le
depararía un nuevo personaje relevante, otra vez de la mano de José Ignacio
Cabrujas: el de Dionisia Bello, una de las mujeres claves en la vida del
dictador Juan Vicente Gómez, en las miniseries Gómez I y Gómez II, dirigidas
por César Bolívar. Nuevamente demostraba su maestría, en un elenco de pesos
pesados, que incluía figuras como Doris Wells, Miguelángel Landa, Rosita
Vásquez, Gladys Cáceres y un Rafael
Briceño en estado de gracia como el dictador, en su primera parte; la segunda
parte mantenía varios de los personajes e incorporaba a Marina Baura y a
Gustavo Rodríguez en una relación casi sadomasoquista.
No desdeñó participar en el
cine venezolano de los 70 y se le vio en las cintas La quema de Judas (1974) y Sagrado
y Obsceno (1975), ambas de Román Chalbauld; así como en Carpión milagrero, con la que debutó el
realizador Michel Katz, en 1980.
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María Teresa Acosta, junto a Amílcar Rivero, en Juanito y Él. Fuente: Internet. |
Ambas producciones tuvieron
gran éxito y aunque sus participaciones fueron breves, se convirtieron en
desencadenantes de la acción en las dos tramas. Fueron transmitidas a través de
Radio Caracas Televisión, canal en el cual había comenzado a laborar a mediados
de los años 50 y el que nunca abandonó.
En el siguiente video, se
presenta una escena onírica de antología de Rubí
Rebelde, plena de excesos, como se acostumbraba en las novelas de la época.
Yajaira Orta había tenido que abandonar las grabaciones por problemas de salud
y la actriz Dalila Colombo asumía el papel de Lucrecia:
En 1990 se había comentado la
intervención de la veterana actriz en De
mujeres, pero su delicado estado de salud hizo imposible volverla a ver en
la pequeña pantalla. Meses más tarde, exactamente el 31 de mayo, a las 10 de la
mañana, María Teresa Acosta se despedía para siempre de los escenarios y pasaba
a ser recordada como una de las integrantes de ese privilegiado grupo de
pioneros que hicieron posible la televisión venezolana. Tenía 76 años.
(1) Tirado,
Ricardo (2004). Amores Públicos. Fundación
para la Cultura Urbana, Caracas.p. 153
(2) Ibid.
p. 154